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Barcelona

ADN contra el olvido

Frente a la desidia de las autoridades, dos familiares de desaparecidos en la Guerra Civil impulsan en Catalunya un Banco de ADN para identificar los cuerpos todavía enterrados en cientos de fosas comunes. Se trata de recopilar muestras de los familiares más cercanos, para poder compararlas con las que se saquen, algún día, de los cuerpos enterrados en las fosas.

Los impulsores del Banco de ADN, Roger Heredia i Jornet, Marc Malagarriga y Eduard Martí i Valls. (Albert GARCIA)
Los impulsores del Banco de ADN, Roger Heredia i Jornet, Marc Malagarriga y Eduard Martí i Valls. (Albert GARCIA)

Tres generaciones en busca de una cuarta desaparecida en cunetas y fosas comunes casi ocho décadas atrás. Eduard Martí i Valls, a sus 92 años, sigue buscando a su padre; Marc Malagarriga sigue los pasos de su tío, hermano gemelo de su padre; y Roger Heredia i Jornet espera poder recuperar el cuerpo de su bisabuelo Jaume, del que se tuvo noticia por última vez en la Batalla del Ebro. Los dos últimos impulsan desde hace cuatro años el Banco de ADN para la identificación de desaparecidos de la Guerra Civil en Catalunya, algo que a Martí i Valls le ha «vuelto a dar la vida», según confiesa: «espero estar, pero si ya no estoy, sé que alguien podrá encontrar a mi padre».

Y es que el Banco de ADN es, en buena medida, una batalla contra el tiempo. «Y contra los incompetentes que ocupan los despachos», añade Malagarriga. Ante la imposibilidad práctica de abrir las fosas comunes esparcidas por todo territorio catalán, lo que hacen es tomar muestras de ADN de los familiares más cercanos a los desaparecidos, con el objetivo de completar todo un archivo de muestras de ADN que, el día en que se puedan por fin abrir las fosas, sirvan para cruzar los datos e identificar los cuerpos.

No son ilusos, y el propio Heredia i Jornet reconoce que «muchos desaparecidos no podrán ser identificados, por falta de datos o por el deterioro de los cuerpos», casos en los que apuestan por «dignificar» las fosas en las que se encuentren. «Eso sí, con un solo identificado gracias al Banco de ADN ya habrá valido la pena todo este esfuerzo», añade.

Un esfuerzo en el que encontraron la colaboración indispensable del laboratorio de genética forense de la Universitat de Barcelona, cuyos responsables, Carme Barrot y Manel Gené, acogieron la iniciativa con los brazos abiertos y la hicieron posible. Son ellos los encargados de la parte técnica y legal del Banco de ADN, mientras Heredia y Malagarriga se encargan de la difusión, dada la desidia de la Generalitat y demás instituciones.

Ambos reconocen que no está siendo fácil dar a conocer el proyecto, aunque en los últimos meses ha tenido «un gran impulso», según Malagarriga, llegando a la cincuentena de familias inscritas en el Banco. No han sido ajenas a este impulso las visitas de relatores de la ONU en los últimos meses, así como sus duros veredictos sobre las políticas de memoria histórica, condensados en el informe publicado la semana pasada.

También ha supuesto un nuevo empujón, según reconocen, la querella argentina contra los crímenes del franquismo, una de cuyas primeras impulsoras, Inés García Holgado, entregó recientemente las muestras de ADN de su padre, quien aseguró sentirse «aliviado» con esta nueva iniciativa: «ahora me puedo morir tranquilo».