Ixidro ESNAOLA

Mar de fondo

Esta ha sido una semana movida en las bolsas de todo el mundo, pero especialmente en las de Rusia, que han visto como el rublo perdía valor en porcentajes de dos dígitos cada día y el índice RTS de la bolsa alcanzaba sus cotas más bajas desde 2008.

Esta ha sido una semana movida en las bolsas de todo el mundo, pero especialmente en las de Rusia, que han visto como el rublo perdía valor en porcentajes de dos dígitos cada día y el índice RTS de la bolsa alcanzaba sus cotas más bajas desde 2008. A esto hay que añadir que el precio del petróleo continúa bajando en el mercado mundial. Alejando un poco el foco de lo que ha ocurrido esta semana y fijándonos en lo que ha sucedido en lo que va de año, podemos observar que los tres indicadores anteriormente citados han sufrido caídas similares: un 50%. Este hecho subraya la fuerte relación que hay entre los tres y, a pesar de que los medios de comunicación se ha apresurado a atribuir estas caídas a las sanciones económicas impuestas a Rusia, todo parece apuntar a que se trata de movimientos económicos de fondo.

Es cierto que a corto plazo esta pérdida de valor del rublo va a tener un fuerte impacto, sobre todo, en la población de Rusia que ve como sus ahorros y su patrimonio pierden valor en relación con el resto del mundo. También se devalúan las inversiones de empresas extranjeras en Rusia. Además, a corto plazo subirá el precio de los productos importados; de hecho, ya se han producido paradas en la venta de ciertos productos de importación a fin de recalcular los nuevos precios.

Este incremento se trasladará poco a poco al resto de productos, lo que se traducirá en un aumento general de los precios. En este momento la inflación es del 9% anual y lo más probable es que este indicador aumente en los próximos meses. Un aumento de los precios suele ir acompañado de una caída de las ventas y, en consecuencia, de la actividad económica. Por otra parte, las subidas bruscas de precios afectan sobre todo a aquellos colectivos que depende más de las prestaciones y por eso Putin se apresuró ayer a asegurar que todos estos pagos se indexarán.

En otro orden de cosas, la pérdida de valor del rublo abarata las exportaciones: ya se habla, por ejemplo, de que la cosecha récord de cereales de este año se dirigirá a la exportación antes que al abastecimiento del mercado interno. Por otro lado, encarece las importaciones, con lo que no tiene mucho sentido poner trabas a las mismas, tal y como apuntó Putin en su comparecencia ante la prensa.

Esta pérdida de valor del rublo crea un escenario favorable para el desarrollo de la industria nacional rusa; otra cosa es que se aproveche. La bajada del precio del petróleo es un aliciente en la misma dirección: Rusia ha vivido estos últimos años a costa de sus inmensas reservas de hidrocarburos y esas rentas, por el momento, se han terminado.

En el ámbito financiero, Rusia puede resistir una caída del rublo y una pérdida importante de inversiones exteriores porque, a diferencia de crisis anteriores, tiene una importante reserva de divisas que le permiten a corto y medio plazo hacer frente al servicio de deuda. La situación de las empresas privadas puede ser, en aquellos casos en los que tengan una deuda importante en divisa extrajera, un poco más comprometida pero, en cualquier caso, el Estado ruso estaría en disposición de hacerse cargo de su finaciación, lo que de paso reforzaría su poder. Sin embargo, a aquellas personas que tienen una hipoteca en divisa extranjera la perspectiva que se les avecina es muy negra al haberse disparado su coste en rublos. Otro problema añadido es que los elevados tipos de interés que ha establecido el Banco Central para defender el valor del rublo ahogan el crédito y dificultan la recuperación.

En resumidas cuentas, no parece previsible que a corto plazo se vaya a producir una quiebra de la economía rusa aunque la actividad económica se va a resentir seriamente y la población será la que sufra especialmente los efectos. Puede ser, asimismo, una oportunidad para diversificar la base industrial y reducir su dependencia de las materias primas. En cualquier caso, aunque todas las miradas se han puesto en Rusia, la situación económica tampoco es mejor en el resto del mundo: la caída de los precios de las materias primas es general, la actividad económica apenas crece, cada país juega sus bazas y las políticas monetarias expansivas que han llenado el mundo de dinero están en retroceso, sin que nadie sepa muy bien cuál será su impacto. Mar de fondo.