Alberto Castro
Bilbo

La desaceleración de la economía china, una amenaza permanente para las bolsas

Las bolsas respondieron al terremoto bajista del lunes con fuertes rebotes. Sin embargo, la amenaza de nuevos desplomes seguirá vigente durante meses si China no logra cambiar el rumbo de la economía.

La bolsa de Nueva York. (Spencer PLATT / AFP)
La bolsa de Nueva York. (Spencer PLATT / AFP)

Las fuertes caídas de las bolsas mundiales tienen su origen principal en la delicada situación de la econo- mía china, que va perdiendo dinamismo y músculo desde hace tiempo. Así, la evolución de los datos de crecimiento del último lustro se revela clarificadora para entender su desaceleración. En 2010, el PIB subía un 10,6%, frente al 7,4% de 2014. Desde 2010 se ha producido una reducción constante del ritmo de crecimiento y en 2014 se registraba el menor incremento en 24 años. Para 2015, el Gobierno de Pekín prevé un dato cercano al 7%, en línea con la mayoría de las proyecciones de los organismos internacionales.

Los mercados de renta variable han sido también muy sensibles este mes a la referencia preliminar del PMI manufacturero, que caía hasta 47,1 puntos y profundizaba la racha negativa iniciada en junio desde los 49,6 puntos. Por tanto, se mueve por debajo de los 50 puntos, línea que separa la expansión de la contracción económica.

No terminan aquí los problemas de China, puesto que los esfuerzos por estabilizar el yuan frente al dólar no tienen éxito, pese a la reciente devaluación. Ahora se está a la espera de saber si ayudará de manera efectiva a detener el descenso de sus exportaciones y aumentar el consumo interno, uno de los puntos más débiles de su economía. De momento, se habrían gastado 200.000 millones de dólares desde el 11 de agosto para controlar el cambio del yuan frente al dólar, según ‘‘Financial Times’’.

Otro de los frentes de Pekín está en la bolsa, donde los índices principales caen a plomo desde junio. El Shángai Composite, que ayer se despeñó un 7,63%, se deja un 38,42% en tres meses, mientras que baja un 42,61% desde máximos del 12 de junio. Las inyecciones de liquidez, las rebajas de tipos de interés –la quinta ayer desde noviembre–, las facilidades para la inversión en bolsa por parte de fondos de pensiones o la campaña contra los «bancos ilegales» no detienen las ventas masivas de acciones. Según ‘‘Finan- cial Times’’, podría haber usado otros 200.000 millones de dólares para sostener los mercados.

El terremoto bajista de las bolsas mundiales, aunque con epicentro en el miedo a la desaceleración china, tiene otros factores. Así, la caída en el precio de las materias primas por el enfriamiento del gigante asiático y la reducción de sus importaciones están dañando las economías emergentes, así como la valoración en bolsa de las empresas afectadas.

No menos crítico es el temor a la subida de tipos de interés en EEUU, que se espera para setiembre, pero pudiera retrasarse hasta que pase la inestabilidad provocada por China. Algunos pronósticos sitúan el nuevo horizonte en marzo de 2016.

Al otro lado del Atlántico, después de haberse culminado en octubre de 2014 los programas de expansión cuantitativa, se debate sobre las consecuencias de este encarecimiento del precio del dinero, ahora entre el 0% y el 0,25%. Aunque existe una opinión generalizada a favor de la medida, vistos los últimos datos macroeconómicos y de empleo, se mantiene la incertidumbre, no solo por la alta volati- lidad actual, sino por ver la reacción de los agentes económicos a la primera subida desde finales de 2008. En tres semanas tendremos la respuesta de la Fed.

No se puede apartar tampoco de la lista de preocupaciones a Grecia, que va a celebrar elecciones si no hay sorpresa. Los acreedores han afirmado no ver motivos para el miedo en la convocatoria electoral y la formación de un nuevo Gobierno. Eso sí, han recordado que Atenas deberá cumplir con las obligaciones derivadas del tercer rescate acordado con Tsipras.