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Sara de la Rica (UPV): «En materia de empleo, el mercado no lo arregla todo»

Sara de la Rica. (NAIZ)
Sara de la Rica. (NAIZ)

1. Observando los datos con los que se ha cerrado el ejercicio de 2015 en el capítulo de empleo/desempleo, ¿qué perspectiva tienen de cara al próximo año y a medio plazo?

2. ¿Qué medidas implantadas en los últimos años consideran que han sido positivas para la creación de empleo, es decir, para reducir el número de personas en paro?

4. ¿Cree necesario implantar programas específicos para determinados grupos de población: jovenes, mujeres...?

5. ¿Cómo valoran las políticas de empleo que las distintas instituciones han desarrollado en los últimos años como respuesta a la crisis económica? 6. De forma resumida, ¿por qué tipo de empleo apuestan: contratos indefinidos o temporales, horarios flexibles o fijos, salarios establecidos por convenios sectoriales o ligados al rendimiento de la empresa…?

1. Creo que el País Vasco ha tenido sin duda mejores resultados en la segunda parte de 2015 que incluso se han mantenido en el cuarto trimestre, tradicionalmente negativo en términos de actividad y de empleo. Esto parece mostrar que entramos en una fase diferente del ciclo económico, donde la actividad económica crece y por consiguiente el empleo también. Aunque existen muchas incertidumbres que pueden modificar las perspectivas, parece que en 2016 se crecerá entre el 2 y el 3% del PIB en el País Vasco y el empleo ofrecerá también tasas positivas, posiblemente algo menores. Este crecimiento depende en bastante medida de condiciones externas, como el bajo precio del petróleo, las medidas expansivas del banco central europeo, pero también a que poco a poco los hogares se están desendeudando lo que permite aumentar la demanda interna. A medio plazo es más difícil hacer predicciones. Es de esperar que sigamos en una fase expansiva del ciclo, pero no sabemos cuánto crecerá la actividad y en consecuencia el empleo.

2. No hay que confundir la creación de empleo con el número de personas en paro. Para la creación de empleo es fundamental que se genere actividad económica y que esto arrastre nuevas contrataciones. Sin generación de actividad no se genera empleo, independientemente de que implementen medidas de uno u otro tipo. Lo que las medidas pueden provocar es que con una menor actividad se genere más empleo. Pero por sí sola, la regulación no crea empleo. En este sentido, cuando se permite mayor flexibilidad en la contratación, en momentos de generación de actividad, se genera más empleo, pero en momentos de recesión (descenso en la actividad), se destruye más empleo. Por esto no creo que hay medidas que unívocamente crean más o menos empleo. Lo que pueden provocar es una mayor respuesta (positiva o negativa) del empleo a la actividad.

La reducción de personas paradas está relacionada con la creación de empleo, pero también con las personas que transitan hacia la inactividad, y en los últimos años ha habido importantes movimientos en este sentido. Por esto he tratado de diferenciar ambos conceptos. Desde el punto de vista económico, nos interesa más la creación de empleo, que es lo que está más relacionado con la actividad económica y con la cantidad de personas con empleo.

4. Sin duda. Una parte muy considerable de nuestros parados no son parados cíclicos, sino estructurales (más de la mitad del total de parados). Esto significa que aunque la actividad económica repunte, tendrán enormes dificultades de ser absorbidos por el mercado laboral, bien por su falta de formación o de adecuación a la demanda de las empresas. Para ellos es necesaria una activación mientras están parados, unos en forma de formación adicional, otros en forma de actualización de sus competencias. Ahora que parece que la situación mejora, es el momento de tratar de pensar y diseñar medidas eficaces para que estos parados estructurales vuelvan a tener posibilidades de empleo.

5. Creo que en general se ha respondido bastante tarde a las necesidades, pero por fin, tras 7 años de crisis, parece que las instituciones son conscientes de que en materia de empleo, el “mercado” no lo arreglará todo, y si no se implementan políticas activas para los parados, muchos de ellos quedarán permanentemente descolgados. Se ha entrado también en una reflexión interesante sobre la adecuación de los fondos destinados a muchas políticas, que distan mucho de haber sido eficaces. Esta reflexión es necesaria para dirigir el gasto de un modo eficaz, ya que los recursos son escasos y es necesario perfilar bien la dirección del mismo. Algo que me parece positivo en la política de empleo del País Vasco es que se ha tratado de mantener la cohesión social mediante políticas pasivas de empleo, como la RGI, con la activación para el empleo. Creo que esta interrelación entre políticas pasivas y activación para el empleo es fundamental para una mayor incorporación de los parados al mercado de trabajo, que es en última instancia lo que se necesita.

6. Yo apuesto por avanzar hacia el paradigma de la flexiseguridad, que consiste en contrataciones estables y por tanto indefinidas, con costes de despido que no sean altos (flexibilidad), pero combinado con una protección alta al trabajador (seguridad), lo cual conlleva formación continua en el empleo, subsidios por desempleo generosos pero siempre combinados con una constante activación del desempleado para que el tránsito por el desempleo sea lo más corto posible. Creo que las relaciones laborales deben gozar de flexibilidad y sobre todo, adaptarse a la situación  de cada empresa, aunque existan pautas generales para todos, dictadas en convenios más generales. Para que este modelo funcione, los trabajadores deben ser mucho más partícipes del devenir de la empresa, tanto en momentos de bonanza como de recesión. Esto afecta a salarios (sobre todo a componentes variables), pero también a horas trabajadas. Y para esto es imprescindible que la empresa sea transparente para los trabajadores, si no es imposible que exista la confianza y credibilidad necesarias para que este modelo funcione.

La flexibilidad también debe extenderse a la forma de trabajar, sobre todo en ocupaciones en las que no es imprescindible estar siempre presente en el trabajo: horarios flexibles, tele-trabajo, son formas que hay que extender, sin duda.