El Gobierno del presidente Donald Trump ha establecido las nuevas directrices de control migratorio en EEUU, entre ellas acelerar el proceso de deportación de migrantes sin documentos y contratar a 15.000 nuevos agentes migratorios.
Entre las directrices, firmadas por el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, figura la contratación de 10.000 nuevos agentes para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y 5.000 más de la Oficina de Aduanas y Fronteras (CBP).
«El auge de la inmigración ilegal en la frontera sur ha sobrepasado a las agencias y los recursos federales y ha creado una significativa vulnerabilidad en la seguridad nacional de EEUU», se subraya en las directrices.
Asimismo, se especifica un cambio en las políticas que precisa que no solo se perseguirá a los inmigrantes indocumentados con cargos criminales violentos, sino también a «aquellos que hayan abusado de los beneficios públicos» o que, «a juicio de un agente de inmigración, puedan suponer un riesgo para la seguridad pública y la seguridad nacional».
El Departamento de Seguridad Nacional, agrega, «ya no eximirá a clases o categorías» de extranjeros indocumentados de «una potencial aplicación de la ley», es decir, de una deportación.
Por otro lado, el Ejecutivo de Trump otorga mayor capacidad legal a los agentes migratorios federales, así como permitirá que agentes estatales o locales puedan sumarse a estas labores de control migratorio.
Trump prevé dejar fuera de sus planes a aquellos que llegaron siendo menores de edad al país, los conocidos como 'dreamers'.
Asimismo, en virtud de las nuevas instrucciones, ahora se podrá deportar de forma expedita a migrantes que no puedan demostrar que llevan más de dos años en el país, mientras que hasta ahora esta medida solo se aplicaba a los que llevaban menos de 14 días.