Koldo LANDALUZE
DONOSTIA

«Santa Fiesta», documental que denuncia el maltrato animal

Las imágenes del documental «Santa Fiesta» han captado multitud de fiestas que se celebran en diversos puntos del Estado español cuyo nexo común es el sacrificio de animales. Su autor, Miguel Ángel Rolland, ha recurrido al crowdfunding para sacar adelante el proyecto.

La comparación más recurrida que se está utilizando para describir el documental “Santa Fiesta” nos remite a las imágenes en blanco y negro que el maestro Luis Buñuel nos legó en su antológica “Las Hurdes, tierra sin pan”, una realidad silenciada que fue filmada en el año 1933 y en la que la voz del genio de Calanda describía como «una tradición salvaje y sanguinaria» las imágenes de una fiesta protagonizada por jinetes que, a pleno galope, arrancaban las cabezas de una hilera de aves vivas que pendían de una cuerda. Este documental referencial ha inspirado la propuesta fílmica del realizador Miguel Ángel Rolland “Santa Fiesta”.

A pesar de que las imágenes han pasado del blanco y negro al color, la crudeza visual sigue vigente en esta nueva producción con la que el autor pretende mostrar el modo en que se trata a los animales en muchas fiestas del Estado español. El propio Rolland ha revelado que espera vender esta producción a medios televisivos extranjeros, «ya que aquí no hemos recibido ninguna ayuda y no han mostrado excesivo interés en mostrar esta realidad». El documental fue rodado en 2014 mediante una técnica un tanto clandestina, ya que en cuanto los habitantes de una localidad intuían que lo que se estaba filmando no se asemejaba a lo que habitualmente suelen grabar los turistas, el equipo de rodaje se veía en la obligación de emprender una huida apresurada.

Tal y como muestra el filme, 60.000 animales son sacrificados en las fiestas religiosas de los pueblos; un acto tildado por el realizador de «siniestro y salvaje» y que cuenta con el respaldo de las entidades públicas, las cuales sufragan este genocidio con 571 millones de euros anuales, incluyendo 130 millones procedentes de la Unión Europea. Mientras el equipo que rodó este documental recurre al crowdfunding para recaudar los 18.000 euros que requiere la edición del material filmado, Miguel Ángel Rolland acusa a la Iglesia católica de haber sido «una de las principales responsables de estos episodios cruentos».