Maitane ALDANONDO

«No todo el mundo se atreve a emprender, tenía que intentarlo»

La crisis y la falta de perspectivas laborales llevó a Mónica Larrinaga a poner en marcha Voy por Ti. Este negocio recupera el oficio de recadero y ofrece a sus clientes la posibilidad que otra persona realice las gestiones o tareas para las que ellos no tienen tiempo.

Tras 20 años trabajando de dependienta, Mónica Larrinaga se quedó sin trabajo. Licenciada en Publicidad, consumió casi los dos años de paro haciendo cursos y prácticas, pero no encontraba empleo. «O no llegas, porque no te has reciclado, o tienes demasiada formación», apunta. Hablando con su círculo cercano, «de la manera más tonta», surgió la idea de recuperar el oficio de recadera, tan habitual en pueblos como el suyo, Balmaseda. Ante la falta de perspectivas laborales en junio de 2013 puso en marcha Voy por Ti, un negocio en el que realiza todo tipo encargos para que sus clientes puedan dedicar ese tiempo a otras cuestiones. A la hora de emprender recurrió al Centro Comarcal del Apoyo al Empleo Behargintza Enkanterri, donde le asesoraron y ayudaron a hacer un plan de negocio. Además recibió una subvención de 5.000 euros de la Diputación de Bizkaia, que también incluía cursos y asesoramiento para mujeres emprendedoras. Destinó esa cuantía a darse de alta como autónoma, comprar un teléfono, hacer la página web y reclamos publicitarios como folletos o rotular su coche.

Buzoneo, acompañamiento a ancianos, dependienta por horas, entrega de documentación, compras… son solo algunas de las posibles tareas. «Hago un poco de todo», explica Larrinaga. «Lo más habitual es la entrega de documentación, y lo más raro que me han pedido, que siguiera a un chico. Me negué. Me dijo que era una cuestión de absentismo laboral, pero no le creí». La mayoría son gestiones cotidianas, pero admite que hay cosas que va aprendiendo sobre la marcha. Inicialmente se dirigía a la zona de Enkanterriak, pero trabaja sobre todo en Bilbo. Tampoco es raro salir de ese entorno. «A Burgos suelo ir porque me mandan de un pueblo cercano a Balmaseda para que lleve documentación a la Junta de Castilla y León. A Donostia y a la zona de Gipuzkoa he ido muchas veces, y a Gasteiz e Iruñea alguna también», señala la emprendedora.

Las tarifas de los encargos varían dependiendo de la celeridad y de la tarea a realizar. Van desde los 8 euros de recoger o entregar recetas médicas hasta los 25 que supone llevar un coche a pasar la ITV. No obstante, ofrece bono y descuentos, así como la posibilidad de agrupar varios recados para un día. También ofrece un Árbol de los Recados que contiene bolas canjeables por recados. El plazo para realizar la labor encomendada es de 72 horas, aunque puede solicitarse que se realice antes con un incremento en el precio. Recoge y entrega los pedidos a domicilio y cuenta con un horario que 8 a 20 entre semana y de 9 a 14 los sábados.

Admite que, por lo que respecta al horario, el trabajo es un tanto imprebisible, ya que en cualquier momento puede surgir un nuevo encargo. «Me suelo organizar en la medida de lo posible, porque para que me compense el día me conviene juntar recados», indica.

Hay muchos clientes que repiten y tiene algunos fijos, pero también apunta que el volumen de trabajo varía de un mes a otro. Son tanto particulares como empresas los que se ponen en contacto con ella a través de la web, la página de Facebook o por teléfono. El «boca a boca» funciona, pero no tan rápido como Larrinaga quisiera. El comienzo ha sido «duro y con altibajos» y se fija el límite de los tres años para valorar si el negocio funciona o no. «Hay días que compensa y otros que no gano ni diez euros. Hay que ir poco a poco. No todo el mundo se atreve a emprender, tenía que intentarlo». En el futuro le gustaría poder tener un local que le diera visibilidad y donde sus clientes pudieran dejar sus encargos.

 

la actualización de un oficio tradicional a las necesidades de hoy

El trabajo de recadero hasta hace poco era común en los pueblos: una persona que viajaba a diario a la ciudad a llevar y traer aquello que los vecinos le solicitaban. Mónica Larrinaga, responsable de Voy por Ti, decidió recuperarlo pese a saber que su necesidad es actualmente menor. «Hay muchas cosas que te las hace un familiar o alguien cercano, pero a veces no quieres molestar». Por eso además de las tareas comunes, se ofrece para otras más actuales como el acompañamiento o pasar la ITV al coche. Parece que la idea tiene cierta aceptación, ya hay servicios de este tipo en otras ciudades y varias personas se han puesto en contacto con ella porque quieren emular su idea.