Pablo CABEZA
BILBO
Interview
GORKA HERMOSA
ACORDEONISTA Y COMPOSITOR

«Sin el apoyo de mi ama nunca hubiese llegado hasta aquí»

Gorka Hermosa nace en 1976 en la calle Iparragirre de Urretxu, la misma que la del poeta y músico Jose Maria Iparragirre. Su primera afición es el baloncesto, pero pronto se da cuenta de que ese no es su camino. De hecho, un acordeón le esperaba al final de sus estudios de solfeo. Hoy es un reconocido compositor e intérprete internacional. Malandro Club es su grupo y el nombre de su disco.

El 17 y 18 de marzo Gorka Hermosa actuaba en Rusia, en la ciudad de Belgorod. Y el 19 ofrecía un concierto en el Instituto Gnessin de Moscú, además de impartir un master class. «Allí han dado y recibido clases algunos de los mejores acordeonistas de la historia. Cuando yo era adolescente veíamos a los acordeonistas de este instituto como si fueran de otra galaxia. Eran los elegidos. Era otro nivel... ¡Buffff! Y que 25 años después me llamen para dar clase aquí y ofrecer un concierto es un sentimiento muy muy difícil de explicar y una responsabilidad solo superable por la ilusión que me hace un reto como ese».

Pero Gorka no solo cuenta con este hito en su trayectoria. En 2014 recibe en Salzburgo (Austria) el premio CIA IMC-Unesco Composition que la Confédération Internationale des Accordéonistes otorga a las mejores composiciones del año para acordeón, por su composición “Zheng Zai”, «que fue un encargo que me hicieron desde el Conservatorio Central de Pekín». Un año antes, en pleno verano, cobra el mismo premio por su pieza “Paco”, dedicado a Paco de Lucía, uno de los músicos que Hermosa admira más. «Que me hayan dado este premio dos años seguidos es un subidón. Un estímulo para aumentar la confianza y seguir haciendo las ‘cosas raras’ que he hecho toda mi vida».

Gorka Hermosa graba su primer disco con la banda IlunaBar (2002), su efímera época rockera porque después llegaría su dedicación a la música clásica, contemporánea, el tango, el jazz, las composiciones internacionales, los premios y... Malandro Club, que hace unos meses grababa su disco homónimo. Un ejercicio apasionante de cruce de fronteras entre la música clásica, lo menos presente, el jazz, con el peso expresivo, y el sonido sin calendario ni calificativo. Su virtuosa y dinámica acordeón, capaz de ondularse por cualquier terreno, se acompaña de dos músicos también extraordinarios: Alberto Vaquero, trompeta, y Javier Mayor, contrabajo. Además cuenta con las colaboraciones de Jorge Pardo, Alba Carmona, Iñaki Salvador y Borja Barrueta. Tanto talento solo puede derivar en uno de los discos más elegantes, atractivos, cultos y, a la par, cercanos que se han grabado en años. Su hora se muestra envolvente. Con piezas tan demoledoras y cromáticas como “Brehme”, “Anantango”, con la infinita voz de Alba, como en “Un incendio en la nieve”, “Peso muerto”, “Paco”, arrolladora, “Tango por Ludwig”, terreno en el que Hermosa se encuentra crecido y juguetón, “Penumbra” y su absorbente clima nocturno, “Hielo”, con la aportación sublime de Jorge Pardo,... y la fusión de sensibilidades en el tema que cierra la delicada obra, “Aurresku”.

De niño, del baloncesto y del solfeo al rock y la música de superior textura.

Recuerdo que me gustaba muchísimo más el baloncesto que la música, pero era muy malo.. Era suplente-suplentísimo en el equipo de la ikastola con el que llegamos a semifinales de Gipuzkoa. Teníamos un quinteto titular fabuloso y un banquillo desastroso, en el que estábamos los que luego han sido los integrantes del grupo de punk-rock The Hot Dogs y yo. El base titular era Jon Lekuona, uno de mis mejores amigos, que ya tocaba el acordeón en aquella época y que fue quien me animó a empezar con este instrumento después de que llevase cuatro años estudiando solfeo, sin ningún interés por ningún instrumento y obligado por mi ama (Ana Mari). Recuerdo un día en que el partido iba muy igualado, a punto de acabar y que aún no habíamos jugado ni los Hot Dogs ni yo, el entrenador miró al banquillo y nos dijo: “¿Qué queréis, jugar o ganar?”. Jajaja... Ahí decidimos que era el momento de dejar el baloncesto, pero creo que la música ganó a un grupazo como los Hot Dogs y a mí. Eso sí, sin el apoyo de Jon y, sobre todo, de mi ama, nunca hubiese llegado hasta aquí. Luego tuve muchísima suerte. Di con un profesor que era un auténtico entusiasta del acordeón (Javi Ramos), que enseguida nos llevó a Jon y a mí a concursos y sobre todo, a clases con algunos de los mejores profesores de aquella época como el ruso Friedrich Lips, el francés Jacques Mornet, Amaia Liceaga, Carlos Iturralde... y el que más me aportó: Thierry Paillet. El ponerme en manos de gente tan capaz siendo tan joven se lo debo a Javi. Nunca se lo podré agradecer bastante.

IlunaBar graba un solo disco y no tiene nada que ver con Gorka Hermosa Trío, su anterior proyecto y dentro de otras tantas iniciativas imposibles de resumir.

Después de ilunaBar empecé a tocar con Germán Díaz en 2003, que ha sido el músico que más me ha influenciado en mi vida. Germán es impresionante, como músico, como intelectual y como persona. Empezamos a tocar música a camino entre el jazz, la música tradicional y la música clásica. Cuando dejamos el dúo en 2005 monté Gorka Hermosa Trío y seguí tocando ese repertorio, ese mismo estilo. Por Gorka Hermosa Trío han pasado muchos músicos que han enriquecido enormemente el proyecto, pero cuando empecé a tocar con Javier Mayor y Alberto Vaquero, sentí que quería seguir tocando con ellos muchos años y que ellos aportaban tanto como yo, por lo que no me parecía justo seguir llamando al proyecto Gorka Hermosa Trío. Nació Malandro Trío primero y cuando hemos ampliado la plantilla, Malandro Club.

Resulta complicado situar Malandro Club: lo principal el jazz, pero también contemporáneo, aire fílmico, cómo suena a cine «Saudade ártica»...

Estoy de acuerdo. Nos llaman de ciclos de jazz, de ciclos de clásica o de folk y en todos nos dicen que somos la nota peculiar del festival. Lo nuestro podría programarse en Jazzaldia de Donostia, en la Quincena Musical de Música Clásica de Donostia, Jazz de Gasteiz o en el Festival de folk de Getxo sin ningún problema. Y creo que lejos de ser un handicap es una virtud.

Se acompaña de dos musicazos, se reparten adecuadamente las intervenciones y, para el disco, qué colaboradores.

Sí, está claro que estoy con dos musicazos. Y no solo eso: son dos de mis mejores amigos. Espero tocar con Javi y Alberto muchísimos años. Nos entendemos muy bien, me encanta cómo tocan, la idea estética que tienen y para salir a tomar una cerveza un día normal. y para irme de gira no se me ocurren mejores compañeros de viaje. Lo de los colaboradores ha sido como jugar a los cromos cuando éramos pequeños. ¿A quién nos pedimos? ¿A Messi? Pues eso, nos pedimos a Jorge Pardo (flautista de toda la vida de Paco de Lucía y Mejor Músico de jazz europeo en 2013), uno de nuestros músicos favoritos. Tengo discos de vinilo de Iñaki Salvador desde chaval y es uno de los músicos que más me ha marcado en mi vida y también se viene, como Jorge que acepta. ¿Para cantar? Uno de mis grupos favoritos son Las Migas. Llamamos a Alba y otra que se viene y el mejor batería que conozco, Borja Barrueta. Subidón. Prácticamente todo está tocado a la vez, con solo una primera toma de cada pieza y sin cortes. Por ese es creíble y destila energía, naturalidad y buen rollo.

Lleva 19 años fuera de Euskal Herria, aunque sus visitas son frecuentes por familia o actuaciones, como hace unas semanas en Bilbo con la Plaza Nueva a reventar. Cierra el disco con «Aurrezku», una mirada al Este y otro ejercicio de creativa fusión.

Otro de mis ídolos, Fermin Muguruza [el rock está muy presente en su adolescencia] cantaba “Euskalduna naiz eta harro nago”. Hablo a mi hija (cántabra ella) en euskera. Unamuno decía que el nacionalismo es una enfermedad que se curaba viajando... En mi caso la enfermedad se ha ido agravando con los viajes. Es muy importante saber quién eres para saber a dónde vas. E intento tenerlo siempre presente. Así que no había mejor manera que acabar “Malandro Club” que con un aurresku.

Gorka Hermosa nace en Urretxu, pero a los seis años la familia se traslada a Zumarraga, a la calle Eliz, la calle donde surgió la Trikitixa de Zumarraga –el primer grupo de trikitixa que grabó un disco–, «por lo que nunca he sabido realmente si soy de Urretxu o Zumarraga». Con 18 años se traslada a Gasteiz para estudiar el nivel superior de acordeón. Lo acaba con máximas notas el siguiente año y comienza un amplio periplo de experiencias en diversos lugares. Actualmente reside en Miengo (Cantabria), a 13 kilómetros, frente al parque de las Dunas de Liencres. «Viendo el mar desde el balcón de casa. En un sitio flipante que me enamoró nada más verlo». Trabaja en el Conservatorio Jesús de Monasterio de Santander. “Gernika” es una composición suya que se interpreta por su dificultad en muchos concursos, como “Fragilísimo” o “Anantango.