GARA
WASHINGTON
CARRERA PRESIDENCIAL A LA CASA BLANCA

Guiño de Trump a su partido con la victoria asegurada en las primarias

Donald Trump se ha asegurado la victoria en las primarias republicanas y se ha quedado sin adversarios en la disputa por la nominación presidencial republicana tras la retirada de Ted Cruz y John Kasich, a quien no descarta como vicepresidente. Lanzó un guiño a su formación en busca de apoyo: «Vamos a traer unidad al Partido Republicano».

El magnate Donald Trump se quedó ayer sin adversarios en la carrera por la designación presidencial del Partido Republicano, tras vencer en las primarias de Indiana (53%), lo que acabó con los intentos de bloquear su marcha a la nominación anticipada para forzar una negociación en la convención de la formación, prevista para julio, y motivó la salida de escena del senador evangelista ultraconservador Ted Cruz y del gobernador de Ohio, John Kasich. Trump ha logrado capitalizar la indignación del electorado y ha eliminado en diez meses y medio a quince aspirantes republicanos –gobernadores, senadores, empresarios– más cualificados sin tener que suavizar su tono políticamente incorrecto.

Pese a que eran pocos los que creían que tenía opciones de ser candidato,Trump ha conseguido su objetivo, aunque ahora tiene ante sí dos grandes retos: lograr el respaldo del partido al que debe representar e imponerse a su previsible rival demócrata, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.

Una de alas claves para superarlos será su capacidad para controlar su verborrea rápida y su facilidad para hacer comentarios ofensivos hacia determinados grupos sociales como las mujeres, los hispanos o los musulmanes, uno de los principales motivos de su mala imagen entre buena parte del electorado y en las filas republicanas.

Trump tiene claro que necesita el apoyo de los principales líderes republicanos de cara a la votación del 8 de noviembre. Por eso, en su discurso el martes por la noche tras su victoria en Indiana tendió la mano. «Vamos a traer unidad al Partido Republicano», aseveró.

Prometió derrotar a Clinton, de quien dijo que «será una mala presidenta» y a la que intentó desacreditar asegurando que estaba explotando su condición de mujer en la campaña.

Sin embargo, los últimos sondeos siguen decantándose por la exsecretaria de Estado, a quien otorgan un 54% de los voto, frente al 41% que obtendría el magnate neoyorquino, la mayor ventaja desde el pasado julio.

Tras el abandono de Cruz y antes de que Kasich anunciara su retirada, la situación estaba definida hasta tal punto que el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, no tuvo más remedio que asumir la situación admitiendo el virtual triunfo de Trump y llamando a los electores republicanos a cerrar filas en torno al multimillonario para las elecciones de noviembre. «Todos tenemos que unirnos y centrarnos en derrotar a Hillary Clinton», escribió Priebus en Twitter.

«Ganaremos a lo grande»

«Ganaremos en noviembre, y ganaremos a lo grande, y pondremos primero a Estados Unidos», aseguró Trump a los electores, en un discurso en que se permitió palabras de reconocimiento a Cruz –y, más tarde, también para Kasich– por su gesto de hacerse a un lado.

Horas después, el oficioso aspirante republicano a la Casa Blanca aseguró a la MSNBC que considera a alguien con experiencia política para su candidato como vicepresidente. «Yo tengo talento en los negocios. necesito a alguien que me ayude con la legislación, que sea amigo de senadores y así evitaremos la vía de la acción ejecutivo», indicó. Unas horas después, tras el abandono de Kasich, manifestó a la CNN que «podría ser un buen vicepresidente». «Tenemos una buena relación y podría ser de mucha ayuda», dijo.

Cruz, una de las figuras emergentes del ala más ultraderechista del partido y uno de los mayores críticos de las políticas de Barack Obama, aunque con un programa muy parecido al de Trump, era la última esperanza que le quedaba al Old Party para evitar la nominación presidencial del magnate. Cruz y Kasich habían decidido aunar esfuerzos hace unas semanas para frenar las aspiraciones de Trump e intentar impedir que consiguiera los 1.237 delegados necesarios para tener automáticamente la candidatura.

Pero todas las campañas para frenar a Trump han adolecido de una falta de líder claro y de una estrategia, así como de una alternativa clara al magnate, según reconocieron líderes del movimiento StopTrump y fuentes republicanas a Reuters.

«Hay que tener un plan de acción para enfrentarse a él», admitió el estratega republicano Doug Heye, detractor de Trump. «Y no parece que nadie lo tuviera», añadió.

Sanders no se retira

En el campo demócrata, el senador y aspirante presidencial Bernie Sanders sacó pecho tras su inesperada victoria en las primarias de Indiana frente a Clinton por unos siete puntos y negó que su campaña para lograr la nominación demócrata esté acabada.

«La campaña de Clinton cree que esta campaña (la suya) está acabada. Están equivocados. Quizá está acabada para los miembros del aparato del partido, pero los votantes en Indiana tenían una idea diferente», indicó el veterano senador, que se autoproclama «socialista democrático».

«Estamos en esta campaña para ganarla, y vamos a luchar hasta que se deposite el último de los votos», sostuvo Sanders, quien pese a la victoria del martes sigue estando por detrás de Clinton en número de delegados por un amplio margen. La ex primera dama necesita aproximadamente 200 delegados más para sellar la difícil –y, por momentos, áspera– disputa interna contra Sanders.

«Somos conscientes de que tenemos un camino hacia arriba para llegar a la victoria, pero hemos estado luchando hacia arriba desde el primer día de esta campaña», añadió.

Sanders emplazó a los electores en los estados que quedan por votar en las primarias demócratas a comparar su historial y el de Clinton en materias como «la creación de empleo, el incremento del salario mínimo, la guerra y la paz, la necesidad de sanidad para todos, romper los grandes bancos, combatir el cambio climático y otros asuntos críticos».

Además, apuntó que nada le gustaría más que enfrentarse «y derrotar a Donald Trump, alguien que jamás debe ser presidente» de EEUU.

Clinton había dejado claro el lunes que ya estaba preparándose para un enfrentamiento con Trump en la segunda y decisiva fase de la campaña. «No podemos dejar el legado de Obama en manos de Trump», señaló.