Beñat ZALDUA

UNA ÓPTICA ARGENTINA PARA GURE ESKU DAGO

Gure Esku Dago ya es materia de tesis en las universidades. También al otro lado del charco, donde la diáspora sigue de cerca la actualidad de Euskal Herria. Silvina Arregui, de Villa María, centra su investigación en el discurso de GED.

Lo primero que me llegó fue un correo electrónico hablando de una cadena humana en Euskal Herria, y sus 123 kilómetros. Organizamos una réplica en nuestra ciudad y a partir de ahí empecé a informarme más, a estudiarlo como dinámica». Así explica la argentina Silvina Arregui (Venado Tuerto, 1988) su primer contacto con Gure Esku Dago (GED), fenómeno que le ha acompañado desde entonces, hasta el punto de convertirlo en el tema de su tesis.

Vecina de Villa María, ciudad de la provincia de Córdoba, donde participa activamente en la Euskal Etxea, Arregui tenía claro que quería culminar sus estudios de Ciencias Políticas con algo relacionado con Euskal Herria. «El conflicto armado era una de las primeras opciones», reconoce, pero quedó prendada de la dinámica desarrollada por GED, así que, ¿por qué no centrarse en el futuro? «Me llamó la atención porque Gure Esku Dago rompe con los conceptos habituales del movimiento social que al menos conocemos en Argentina; supera el marco de la protesta y busca la suma de voluntades a partir del empoderamiento de la ciudadanía», explica Arregui, que relata cómo tuvo que explicarle a su directora de tesis con pelos y señales qué era eso de lo vasco y del derecho a decidir. «Pero lo entendió y aceptó», resume satisfecha.

Concretamente, la estudiante de la Universidad Nacional de Villa María centra su tesis en el análisis del discurso de GED, en cómo puede avanzar hacia la «hegemonía» y en cómo se presenta «como agenda de opinión pública frente a otros discursos». Ahí es nada. Traducido a lenguaje pedestre: «analizar cómo se expresa Gure Esku Dago, cómo se presenta ante la ciudadanía y qué herramientas utiliza». Destaca entre ellas la visualización de sus demandas mediante actos masivos y llamativos.

Cerrar el círculo en Leitza

La base material con la que Arregui contaba para su tesis, originalmente, eran las notas y noticias sobre GED repescadas en internet. Pero en esto cayó de repente la iniciativa Gaztemundu, impulsada por el Gobierno de Lakua para facilitar viajes de la diáspora vasca a Euskal Herria. Arregui fue seleccionada y, aprovechando el viaje, se ha pasado una semana extra recorriendo el país de la mano de los activistas de GED. Reconoce que le ha cambiado toda la base para la tesis, pero se va feliz: «Me he encontrado un grupo de trabajo muy horizontal, no dependiente de ninguna cabeza, conscientes todos ellos de su responsabilidad ciudadana». Decir que Arregui ha conocido las entrañas de Gure Esku Dago no es ninguna exageración; valga como prueba que se ha alojado en la casa de los padres de Anjel Oiarbide, en Idiazabal.

De vuelta a Argentina se lleva ahora el reto de seguir dando a conocer la realidad de Euskal Herria y, especialmente, de GED: «En el entorno de la Euskal Etxea hay gente más informada que otra, pero más o menos se conoce. Fuera de ahí, nada de nada».

En cualquier caso, no todo ha sido Gure Esku Dago en el viaje de Arregui, que confirma que es posible echar de menos aquello que solo se conoce de boca de otros: «Siempre anhelé venir y conocer el País vasco, corroborar que era cierto todo lo que me habían contado». «Sé que parecerá una pavada, pero en mi casa siempre hubo una cuestión muy profunda con la comida y la mesa, era muy importante, y yo veía que en otras casas no sucedía», explica la joven argentina, que entre los destinos ineludibles de su visita tenía subrayada Leitza, localidad de la que su bisabuelo partió a la Argentina en los años 20. No le decepcionó: «Poco a poco, al ir creciendo fui dándole contenido a la sensación primaria de la mesa y ahora que vine aquí le acabo de ver el sentido a todo. Estar en Leitza fue como cerrar un círculo, volver al lugar de donde salió todo».