Nagore BELASTEGI

UN PASO OBLIGADO HACIA LA INTERNETIZACIÓN EMPRESARIAL

O te mueves o caducas. Ese es el leitmotiv de la Industria 4.0, que no se trata de un futuro sino de una realidad cada vez más implantada en las grandes empresas punteras. La conexión de las máquinas a Internet es un plus que hay que saber aprovechar.

Desde aquel telar mecánico que Edmund Cartwright puso en marcha a finales del siglo XVIII hasta la actualidad el cambio de la industria ha sido abismal. A medida que se ha ido volviendo más compleja, es también más eficiente. Con cada avance fue necesario un cambio de actitud y una actualización de conocimientos, que también son ahora necesarios, en la era de la Industria 4.0.

A aquella Primera Revolución Industrial que se prolongó hasta mediados del XIX se la etiqueta como Industria 1.0. Después vinieron la producción en cadena, la energía eléctrica y la cadena de montaje, y con ellas la Industria 2.0, que en cuestión de 80 años evolucionó a la Industria 3.0 gracias a un mayor nivel de automatización. La Industria 4.0 ya está empezando a implantarse en muchas grandes empresas y, como en otras ocasiones, ese será el camino que deberán seguir para no caducar. «Ahora mismo se está produciendo ese cambio. La referencia de nuestro entorno es Alemania. Creo que la empresa que aproveche la ola tendrá cierta ventaja», comenta a GARA Carlos García, director general de la Escuela Politécnica de Mondragon Unibertsitatea.

En su opinión, la industria vasca es muy variopinta, por lo que, aunque la nueva era haya despegado, «hay procesos industriales que son más complicados y es posible que todavía queden años». Por eso, considera que «hay que hacer un ejercicio de sentido común: habrá algunos ámbitos que no tienen necesidad de dar ese salto o no de hacerlo de manera masiva. Para las empresas pequeñas, tal vez, el sentido común dicte que no sea necesario Internet y lo utilicen solo en aquellos casos en los que les aporte un valor añadido».

Al pedirle que defina lo que es la Industria 4.0, confiesa que es un concepto difícil y que incluso con sus compañeros surgen debates sobre esto. En su opinión, «el diferencial es Internet». «Algunos hablan de la digitalización de la industria, pero a mí ese concepto no me gusta porque eso se viene desarrollando desde hace 50 años. Hoy en día las industrias están muy digitalizadas. Todas las que fabrican por aquí están sensorizadas con sistemas de monitorización de control. Muchas llevan control numérico, sustraen datos y esos datos se llevan incluso a la gestión de la propia empresa y permiten tomar decisiones. Eso está normalizado, por eso el diferencia es la conexión con Internet y todas las posibilidades que nos ofrece el hecho de que todo esté conectado a Internet. Hasta ahora las máquinas han estado relativamente aisladas. Una máquina podía estar muy digitalizada, pero en un entorno aislado o, como mucho, con unas salidas muy concretas entre conjuntos de máquinas que sí compartían una información en un esquema cerrado, pero ahora... ¡la comunicación con el exterior va a ser tremenda!».

Esto favorece a las fábricas ya que se obtiene muchísima información de lo que está pasando en ellas. Además, pueden tratar esa información a nivel local pero también a distancia, puesto que pueden subir la información a la nube. Antes, el tratamiento de la información estaba limitado por la potencia de los ordenadores, pero actualmente son muy potentes.

A García tampoco le gusta hablar de «industria inteligente». «Las herramientas de Inteligencia Artificial también tienen 40 años o más, así que esa palabra no me convence mucho porque muchos hablan de la industria inteligente como si la de antes no lo fuera. Las herramientas de Inteligencia Artificial existen desde hace mucho y las que se están aplicando ahora no son muy distintas de las de antes, pero la diferencia está en la cantidad de datos que tienes gracias a Internet», insiste.

Ciberseguridad

Mondragon Unibertsitatea está desarrollando un proyecto llamado Mantis, sobre mantenimiento predictivo. Sensorizan los productos y las máquinas para poder extraer información y enviarla a la nube. Se trata desde ahí y el sistema realiza un diagnóstico del estado de la máquina y de los productos, y pone en marcha acciones de mantenimiento predictivo antes de que nada suceda. Se diferencia del mantenimiento preventivo porque este actúa para que no haya un fallo, mientras que el predictivo analiza los datos para saber qué podría pasar y lo soluciona antes de que ocurra.

Dado la cantidad de datos obtenidos, lo más eficiente es colgarlos en la nube, aunque esto lleva a preocuparse sobre la ciberseguridad. «El tema de la seguridad informática tampoco es nada nuevo. En Euskadi tenemos la suerte de contar con Panda, una empresa que ha sido muy potente a escala mundial en este campo y probablemente seguirá siéndolo. La seguridad informática siempre ha sido importante, aunque es verdad que eso no era tan relevante en los procesos industriales porque no estaban conectados con el exterior. Al estar en un entorno cerrado, es difícil que se pueda sacar información, pero si ahora todas las máquinas están conectadas con Internet es más fácil que se puedan hackear. Por eso ahora coge muchísima importancia la ciberseguridad y muchas empresas están preocupadas por este tema», explica.

En su opinión, «los sistemas son seguros mientras no se demuestre lo contrario». Lo peor que le puede pasar a una empresa es que le roben información. También pueden intentar sabotearla y, de hecho, esos son los casos que más se dan, pero da más miedo el robo de información. Sin embargo, al ser un campo nuevo y no tener experiencia, no saben cómo va a evolucionar.

Nuevos perfiles de empleo

Dado que el presente y futuro próximo empresarial es la Industria 4.0 es necesario que haya profesionales formados en este campo. Por eso, Mondragon Unibertsitatea ofrece diversas opciones: cuenta con ciclos en Electrónica, Comunicaciones e Informática, que son las titulaciones clave en la nueva era industrial, además de un máster en Energía y Electrónica de Potencia y otro de Sistemas Embebidos. Además, pronto pondrá en marcha un grado en Mecatrónica y un máster en Automatización Industrial, ambos orientados específicamente a dar respuesta a las nuevas necesidades. «No hay día que no venga una empresa diciendo que necesita jóvenes formados en tecnologías cercanas a la Industria 4.0. Ahora mismo las necesidades de perfiles técnicos son tremendas, también de ciclos formativos», comenta el director general de la Politécnica.

Subraya que «hay una necesidad tremenda» y que el paro prácticamente es inexistente en este sector. «Los estudiantes de FP andan rondando un paro del 5% cuando la media de los que salen de la universidad es del 16,9%. No damos abasto». Además de los recién titulados, en las empresas hay gente que lleva mucho tiempo trabajando, a quienes también se aconseja que se «reciclen». «La formación continua es necesaria», asegura García y por eso explica que MU presta ese servicio a las empresas y tiene mucha aceptación. Su técnica es la de enseñar a las empresas para que ellas sean capaces de evolucionar y de ir mejorando. «Estamos haciendo diagnósticos de necesidades tecnológicas en empresas, intentando hacerles ver qué cosas pueden cambiar con un coste razonable y que les permita dar un saltito tecnológico», puntualiza.

Por ejemplo, el mismo día que visitamos este centro en Arrasate, García había tenido una reunión con la Mancomunidad de Debagoiena. «En esta comarca la situación no es del todo mala, aunque todo es mejorable y una de las necesidades que detectan es que de las 400 o 500 pymes que hay, la mayoría son muy pequeñitas. Para ayudarles tenemos que hacerles ver qué oportunidades podrían tener si meten un poquito más de tecnología en sus fábricas. Como sociedad tenemos un desafío permanente, que es la necesidad de talento, y el desafío que tenemos a corto plazo es ser capaces, cada uno de nosotros, de conocer las posibilidades que podría tener Internet».

En ese sentido, considera que las nuevas tecnologías no van a provocar la pérdida de empleos, sino que se crearán nuevas oportunidades: «En Euskadi nos va a faltar gente para trabajar en las empresas». Augura que en el sector industrial habrá tanto trabajo que hará falta que vengan trabajadores e investigadores de fuera, y que para eso la CAV debería intentar resultar más atractiva.

Para responder a esa inminente demanda harán falta perfiles tanto de Industria 4.0 como de 3.0, como es la automatización industrial; la mecatrónica, intermedia entre la mecánica y la electrónica, dos mundos muy separados hasta ahora; informática, porque toda esa información hay que tratarla y analizarla; comunicaciones, porque esa información se envía a la nube y hay que controlar la seguridad; todos ellos acompañados con perfiles de buena formación de base de matemáticas y ciencias físicas pero con cierta orientación hacia el mundo industrial, es decir, que sean capaces de aplicar esos conocimientos de base en el ámbito industrial. En consecuencia, en las empresas se verá «mucha bata blanca», bromea García.

En la actualidad, el Polo de Innovación Garaia de Arrasate es el epicentro de la formación en Industria 4.0. Los alumnos pasan gran parte del día trabajando ahí, ya sea a modo de becarios o en sus propios trabajos de clase en grupo. «Promovemos el trabajo en equipo, por lo que meten un montón de horas ahí, e intentamos que todo les quede un poco cerca; los profesores están aquí», explica señalando a las instalaciones del nuevo edificio de la Universidad.

Soporte para las empresas 4.0 a distancia, mediante internet

La conexión de las máquinas a Internet permite a las empresas monitorizar su parque de maquinaria en remoto. Por ejemplo, no es necesario que un técnico se desplace periódicamente a otros países para hacer el mantenimiento de los productos que vende una empresa de aquí. Mediante Internet es posible ver si una máquina está funcionando bien o no y hacer mantenimiento de seguridad desde el centro local. «Antes el fabricante se limitaba a vender un producto pero ahora se está metiendo cada vez más en el terreno de los servicios», destaca Carlos García. Así, ahora las empresas internetizadas prestan un servicio para controlar continuamente el parque de maquinarias de las empresas clientes e incluso les avisan de que pueden tener un problema antes de que suceda para que puedan programar su producción.

En opinión del director general de la Escuela Politécnica, la universidad tiene que dar a la industria una respuesta a nivel integral. No solo tienen que centrarse en sacar perfiles de alumnos formados, sino que también tienen que ayudar a hacer investigaciones para generar conocimiento en estos ámbitos de Industria 4.0. «En el departamento de Electrónica Informática hemos puesto en marcha un área de conocimiento de automatización industrial y un grupo de investigación que ya está formado por ocho-diez personas expertas en esa materia», comenta.N.B.