Imanol CARRILLO
MATCH PLAY

El golf se rinde ante un Jon Rahm desatado

En solo nueve meses, el vizcaino ya desafía a los mejores, como al número uno mundial Dustin Johnson,al que puso en aprietos a pesar de que «en la final jugué mi peor golf de la semana». Rahm ya es 14º.

En el mundo del golf todos saben que los hombres y mujeres que practican este deporte deben cumplir unas normas de etiqueta durante el juego. En la final del Dell Technologies Match Play, torneo perteneciente a las series de los Campeonatos del Mundo de golf que se disputó el domingo en el Austin Country Club de la capital de Texas (Estados Unidos), también se pudo ver la humanidad de todo un número uno mundial intentando calmar los nervios de un ‘novato’ Jon Rahm cuando el vizcaino iba por detrás en el marcador en ese momento.

Las palabras tranquilizadoras que le intentó transmitir Dustin Johnson, mientras ambos se dirigían caminando a por sus siguientes golpes y Rahm cogía fuerzas con unos frutos secos, parece que surtieron efecto en el de Barrika, que aseguró que «en la final jugué mi peor golf de la semana».

De hecho, de siete partidos, solo perdió este. Y a punto estuvo de amargarle la victoria al número uno mundial, pese a los nervios que acusó desde el hoyo 3 hasta el 9 y 10, en los que, tras relajar la tensión, acortó su desventaja a 3 abajo al aprovechar dos fallos consecutivos cometidos por Johnson.

El estadounidense se volvió a colocar 4 arriba en el par 5 del hoyo 11, pero al llegar al par 4 del 13, fue el momento en el que Rahm dijo «no más quejas, no más lamentos, ve con todo e inténtalo». Jugó directamente con el «driver» hasta el «green», en el que selló un «birdie» que volvió a colocarlo 3 abajo con cinco hoyos por delante. «Las emociones volvieron al nivel normal y pude jugar un buen golf», relató después el deportista vizcaino.

Empató en el 14, en el 15 conectó un excelente segundo golpe que le permitió situarse 2 abajo y en el hoyo 16 ya estaba solo uno abajo, gracias a un afortunado segundo golpe en el que logró atravesar una zona de árboles por el hueco más complicado, y un cuarto para «birdie» con un kilométrico «putt».

Con vida al último hoyo

Después de empatar en el par 3 del 17, Rahm llegó aún con vida al último hoyo, que no visitó anteriormente en todo el torneo. Se la jugó de nuevo en el 18 y buscó el «green», aunque acabó aterrizando justo por detrás. Su bola fue a parar a una rejilla de drenaje, después chipeó corto y finalmente necesitó dos «putts» para cerrar el hoyo. Por su parte, Johnson, más conservador, salió con hierro, y luego le bastaron dos «putts» para completar su 17ª victoria a sus 32 años.

En ese momento acabó la remontada de Jon Rahm... en la final del torneo. Porque en la clasificación mundial el golfista de 22 años asciende hasta el puesto 14º en tan solo nueve meses como profesional en los que ya ha ganado su primer campeonato. Pero ojo, porque Rahm quiere más: «(Este torneo) me ha confirmado algo que ya sabía: que puedo estar aquí, que es mi sitio. Solo tengo 22 años y es mi temporada de novato. Voy a aprender mucho de esta semana». Y seguro lo pondrá en práctica próximamente en Augusta.

Ahora podrá competir al lado de Txema Olazabal en el Masters de Augusta

En su camino hacia el profesionalismo forjándose en la Universidad de Arizona, donde se ha graduado en Comunicación, seguro que Jon Rahm ha tenido como ejemplo, entre otros, al hondarribiarra Txema Olazabal, uno de los mejores golfistas del mundo. El guipuzcoano concedía ayer una entrevista al “Diario Vasco” antes de viajar a Estados Unidos, donde volverá a competir en el Masters de Augusta, el primer grande de la temporada y donde ya logró la chaqueta verde en 1994 y 1999.

Olazabal, que a sus 50 años ha regresado a los campos después de «dos años muy duros» en los que ha superado una constante y dolorosa artritis reumatoide, acumula 35 títulos internacionales, 23 de ellos en el Tour Europeo. Sobre el Masters, su «torneo fetiche», asegura que «el campo se hace largo para un jugador con mi pegada. Las nuevas generaciones le pegan muchísimo más fuerte y el campo está preparado para ese tipo de jugadores». De Rahm, destaca que «físicamente es muy fuerte, le pega muy duro a la bola, cuenta con un juego corto muy interesante y además su actitud es extraordinaria y la confianza en sí mismo muy alta. Falla muy poco. A todo eso se le suma que tiene los pies en el suelo. La combinación de actitud, carácter y juego hacen de él un jugador con un potencial extraordinario».I. C.