Raimundo Fitero
DE REOJO

Familias

Está claro que la familia, en todas sus acepciones, forma parte del discurso político más actual. Si a la familia real la convertimos en Casa Real, el asunto toma caracteres oficialistas e importantes, con más prosopopeya y más posibilidad de impunidad, pero se trata de los mismo, del mismo arraigo, del concepto mismo en el que la consanguinidad o la vinculación religiosa o civil de matrimonio te hace pertenecer a un núcleo protector o destructor de posibilidades de ser vulnerable a lo exterior. O sea, una familia tipo a la manera italiana o borbónica.

Todo esto viene a cuento porque en medio de este circo mediático, procesal, de fiscales desterrados de su credibilidad por culpa de una acción gubernamental suicida, cuando vemos que los hermanos González, Pablo, Ignacio e Isabel se reunieron para establecer una estrategia de defensa del expresidente de la Comunidad de Madrid  acorralado por los hechos que ya conocemos, con la asunción de maridos y esposas de involucrados, imputados, es decir el cuadro familiar corrupto completo. Queda una duda porque ella, Isabel, sigue siendo diputada de la Asamblea de Madrid. Cosas de la banda de Cifuentes y Rajoy.

Lo de la familia Pujol es ya paradigmático. Es la mejor estructura corrupta conocida. Tiene su importancia porque viene desde un caso antiguo, Banca Catalana, con la que el PSOE se cagó y no se atrevió a llegar hasta el final de las sospechas existentes y ha terminado en una voladura de todo prestigio nacionalista catalán. Su caso, a la espera de más datos, es solamente comparable al de la familia Ruiz-Mateos que tiene a siete hijos del titular de la banda imputados por el desvío de cerca de quinientos millones de euros. Estos son trileros particulares, privados. Los otros roban el dinero público de manera tan impúdica que impone.