Jon ORMAZABAL

Que resurges potente otra vez

A uno le quedó la sensación de que la final de Dortmund la empezamos a perder minutos antes de los goles de Babbel y Gerrard. Que enfrentar la solemnidad del «You´ll never walk alone» con el txarangueo y el derrotismo del himno del maestro Donnay no podía traernos nada bueno. Sin embargo, con el paso del tiempo, pesa más la percepión de que el «resurges potente otra vez» difícilmente puede ser más adecuado.

Porque estos están siendo días para la nostalgia y lo vivido en el Westalenstadion –los campos todavía no comerciaban con sus nombres– se ha llevado muchas horas de tele y radio, así como páginas en los diarios, pero tampoco está de más acordarse de otros hitos menos célebres pero tan o más importantes que la final de la UEFA. Mintxeta, Vigo –con su cara A y su cara B–, Jaén, el día que la afición echó a Piterman... fueron jornadas en las que el equipo albiazul se las apañó para seguir adelante e «izan zirelako gara».

Y en estos tiempos en los que también nos quieren quitar el fútbol, en los que nos han convertido a los aficonados en meros consumidores y abonados a plataformas de pago, el Alavés ha conseguido el mayor de los títulos, el de lograr el apoyo incondicional de una grada tan apasionada como concienciada, convirtiendo a Mendizorrotza en una fiesta cada vez que el Glorioso salta al verde, con un ambiente que ni siquiera se vivió en los tiempos de vino y rosa –por lo menos esta Copa vestiremos de abiazul–. Hoy ya no se hace extraño que los más txikis repudien el blanco o el blaugrana –no el azulgrana– y vistan de albiazul y ese es el mejor legado.

Hoy es, suceda lo que suceda, un día para que los que se bregaron por los campos de Segunda B y los alavesistas de nuevo cuño disfruten, que ya habrá días para caer y levantarse. Pero también para el recuerdo y en el último partido oficial de ese maldito campo, no estaría de más que el nombre de Aitor Zabaleta sonara más alto que el rechazo a los Borbones y los pitos a su himno. ¡¡¡Animopues!!!