Nagore BELASTEGI
PRIVACIDAD EN LA RED

¿HASTA DÓNDE LLEGA LA INFORMACIÓN QUE COMPARTES?

SABES QUÉ COMPARTES CON EL MUNDO CUANDO TE BAJAS UNA APLICACIÓN MÓVIL? ¿Y CUÁNDO SUBES UNA FOTO A FACEBOOK? AUNQUE LA PRIVACIDAD DIGITAL ES UN DERECHO NO DEJA DE SER VIOLADO. DADO QUE CONTROLAR LO QUE LAS EMPRESAS HACEN CON NUESTRA INFORMACIÓN ES DIFÍCIL, COMENCEMOS POR CONTROLAR LO QUE HACEMOS.

A día de hoy el teléfono móvil es un elemento de gran importancia para la vida diaria y podemos considerarlo casi imprescindible. Cumple un papel importante en la era de la comunicación y es como llevar un ordenador pequeño, a modo de herramienta de trabajo u ocio, en el bolsillo. Sin embargo, a todas las ventajas que tiene se le añaden algunos riesgos a los que nos exponemos por el simple hecho de tener conexión a internet.

Con la convicción de que la mejor forma de prevenir sustos es la información, cada vez se imparten más cursos y ponencias sobre la ciberseguridad. Una de ellas fue la que lleva como título “Seguridad para todo. El reto social” y que tuvo lugar ayer dentro de los cursos de verano de la UPV.

Podemos decir que el desarrollo tecnológico es algo constante, y ciertamente es así, pero con la tecnología digital se ha avanzado especialmente rápido, en apenas unos años, y no estamos preparados para semejantes cambios. Uno de los peligros que mencionaron en el curso y de los que más preocupa es el relacionado con la privacidad. Pensamos que si cuidamos con quién compartimos nuestros datos es suficiente, pero no es así.

Jorge Flores, el director de Pantallas Amigas, hizo una lectura breve pero instructiva sobre las situaciones en las que podemos exponernos a que nuestra privacidad sea vulnerada (aunque seamos una de esas pocas personas que no tiene un smartphone).

Así, mencionó las cámaras de vigilancia y las tarjetas de crédito, la banca online, las redes sociales, las aplicaciones con geolocalización integrada, los sistemas electrónicos de automóvil, los wereables (relojes o pulseras inteligentes), los textiles inteligentes, las televisiones, electrodomésticos y juguetes inteligentes, el reconocimiento facial, la inteligencia artificial, los datos manejados por las empresas y las administraciones... son solo algunos casos que se le ocurrieron al experto sin ahondar demasiado.

Mejor estando informados

Debido a todos esos puntos de acceso a nuestra información nos localizan permanentemente y controlan información que nosotros hemos facilitado previamente con otro propósito. En definitiva, tienen nuestra vida monitorizada. Como ejemplo de actividades cotidianas y aparentemente inocentes que hacemos, Flores mencionó una aplicación que hace que se encienda el flash del móvil para utilizarlo a modo de linterna. «Para instalarla hay que aceptar un montón de cosas que nada tienen que ver con el funcionamiento de la aplicación», subrayó.

El experto no aconseja dejar de utilizar la tecnología digital, sino que anima a la ciudadanía a ser cauta y a estar informada porque «hay un montón de fugas de privacidad» y la mayoría son legales.

Entre las cosas que podemos hacer se encuentra el cuidar los datos que compartimos en las redes sociales. Y no solo cuidar los datos propios, sino sobre todo los ajenos. «La banca está preocupada porque si no somos personas cuidadosas cualquiera podrá entrar. Les interesa tener personas formadas», añadió, porque «si la gente que nos rodea no es cuidadosa, no vale de nada que nosotros lo seamos. Si la persona que tengo al lado comparte mi vida...», matizó.

A modo de ejemplo para los más escépticos dijo que si presentamos un DNI en la recepción del hotel, la persona que nos registra podrá saber en qué tipo de barrio y hasta en qué casa vivimos solo con un click, entrando en Google Street View. Por otro lado, mencionó que la pérdida de privacidad afecta a la libertad de elección. Y es que si vemos determinados vídeos en YouTube o escuchamos un estilo de música en Spotify, la misma aplicación se encarga de recomendarnos contenidos similares que en teoría son para ayudarnos, pero en el fondo limitan nuestra capacidad para elegir libremente.

Para mayor seguridad en la red, el mantra del experto es: «cuanto menos se sepa de una persona, menos vulnerable es». Igual que una ventana opaca.