ingo NIEBEL
Colonia
ELECCIONES GENERALES EN ALEMANIA

SCHULZ ESPERA AÚN QUE LOS INDECISOS LE RESCATEN DE UNA DEBACLE ANUNCIADA

El ex presidente del Parlamento Europeo y candidato a canciller del SPD, Martin Schulz, no ha conseguido rivalizar con la canciller Angela Merkel en las encuestas. Los sondeos incluso le auguran una derrota histórica. La socialdemocracia alemana se juega su futuro.

La semana pasada, el presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Martin Schulz, protagonizó las noticias cuando dijo que la mitad de los ciudadanos con derecho a vota aún no había decidido a quién. Es en estos indecisos en los que el jefe socialdemócrata basa su esperanza en que ganará los comicios generales el próximo domingo, con lo que sería él quien lideraría una Gran Coalición con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel como socio minoritario.

Las declaraciones de Schulz recuerdan a aquella escena de la película “El ocaso” en la que, en su búnker, Hitler en su búnker explica a su Alto Mando como el ejército del general Wenck romperá el sitio del Ejército Rojo sobre Berlín. La esperanza del líder nazi no se hizo realidad, y según varios expertos en encuestas electorales, tampoco el SPD podrá salvarse en el último momento.

Los actuales sondeos sitúan al partido de Schulz entre el 20% y 24% de los votos. Lo primero sería un nuevo récord negativo después de los 23 puntos obtenidos en 2009. Un éxito sería cada punto por encima del 25% logrado hace cuatro años. La CDU lleva una ventaja de hasta 16 puntos.

Subidón y hundimiento

A principios de año, el ex presidente del Parlamento Europeo arrancó fuerte cuando el SPD anunció que sucedería al vicecanciller y ministro de Exterior, Sigmar Gabriel, frente al partido y como candidato a canciller. Acto seguido, empató e incluso adelantó a Merkel en los sondeos. La euforia de que que este político campechano, sin bachiller y estudios académicos, podría ser el futuro jefe de gobierno, hizo que sus delegados le dieran la presidencia del SPD con un insólito 100% de los votos. Sin embargo, tres elecciones regionales confirmaron a la CDU como primera fuerza política y el SPD empezó a caer de nuevo a los actuales mínimos.

La razón de esta derrota anunciada es más bien estratégica que táctica aunque el hecho de que el SPD diera muy poco tiempo a los responsables para planear esta campaña con Schulz sí tiene relevancia. Los socialdemócratas sabían de su primera Gran Coalición (2005-2009) que este tipo de bipartito les desgastaría políticamente. Desde el bipartito con los ecologistas bajo el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005) llevan arrastrando la denominada «Agenda 2010», que recortó drásticamente las prestaciones sociales en caso de desempleo y somete a los afectados a tan duro régimen de control que sigue atemorizando a todo quien pueda verse afectado por ello.

Por consecuencia lógica, Schulz prometió algunos ligeros cambios al respecto después de postularse como nuevo líder socialdemócrata. Sin embargo, para ser coherente debería haber anunciado un cambio radical en la política social, quizás, incluso, apostando por un tripartito con los Verdes y el partido socialista Die Linke (La Izquierda) a nivel nacional. No obstante, esta opción existe sólo matemáticamente, pero no políticamente. Y es que la mayoría de los que acuden a las urnas defienden esta peculiar estabilidad que encarna Merkel, pero nada de experimentos. Incluso se inclinan por la continuación de la Gran Coalición.

Ante esta perspectiva, Schulz ha anunciado que consultará a las bases antes de entrar en otro gobierno. No está claro que los militantes del SPD aceptarán un tercer bipartito con la CDU si obtienen menos del 23% de votos. Como jefe de partido, si es que no le echan, Schulz tendrá que buscar un nuevo encaje para el SPD en el del paisaje político.

El hecho de que tuviera que recurrir a Schröder como apoyo en la campaña no le ha servido de nada. El ex canciller recibe fuerte críticas porque por la puerta giratoria de la Cancillería ha llegado a la bien dotada ejecutiva de la empresa rusa Rosneft. Dado que la firma es próxima al presidente ruso Vladimir Putin, a Schröder le acosa el sambenito de ser el portavoz del Kremlin.

Si Schulz fracasa se confirmará la tesis de que, sin haber sido ministropresidente de un land como Schröder, o ministra del Gobierno federal como Merkel, nadie puede llegar a canciller en Alemania. Ni Schulz.