David MESSEGUER
REFERÉNDUM EN KURDISTÁN SUR

Kurdistán Sur elige romper con Irak

A falta del escrutinio oficial, todo apuntaba a una amplia victoria del Sí en el referéndum de Kurdistán Sur. La jornada estuvo marcada por la alta participación, incluso de los partidos que habían defendido el boicot, y por nuevas amenazas de Bagdad, Turquía e Irán.

«La autonomía de 1991 no es suficiente», señalaba ayer Safia Star a las puertas de un colegio electoral de Erbil tras haber depositado su voto. «Mi madre fue asesinada por los aviones del régimen en 1963, no quiero saber nada de Bagdad», comentaba esta mujer refugiada en Noruega que ha viajado a propósito con su marido e hija para participar en el referéndum de independencia de Kurdistán Sur.

La ilusión y la alegría eran la tónica general entre los votantes que llenaban los pasillos de esta escuela de primaria de la capital. «¡Y ahora a convertirnos en un Estado, inshallah (Si Dios quiere)!», gritaba un hombre tras haber depositado su papeleta. La jornada era de tal importancia para los kurdos que muchos habían desempolvado los vestidos y trajes tradicionales del Newroz, el nuevo año kurdo, para acudir a las urnas.

«Kurdistán es el país en el que quiero vivir y en el que quiero morir», decía Leyla, una madre que había acudido a votar con sus dos hijos y su marido policía. «Nadie nos va a decir cómo vivir, ni qué hacer, excepto Masud Barzani», comentaba en relación al presidente kurdo.

El senador de EH Bildu, Jon Iñarritu, que viajó en calidad de observador internacional, destacó «la normalidad con que había transcurrido la jornada y el ambiente festivo en las calles de Kurdistán».

El político vasco subrayó que más allá de las divisiones políticas existentes, «los kurdos han hecho una demostración de unidad ante la demanda histórica de un Estado propio». Iñarritu recalcó «la idoneidad del referéndum como herramienta para dar respuesta al derecho de autodeterminación de los pueblos».

Elevadísima participación

Las largas colas en los colegios y la ampliación del horario de voto durante una hora más, ya anticipaban una elevada participación que se situó en el 72%. «Hoy es un día histórico. Los kurdos han podido expresar de forma democrática la opinión sobre su futuro y cómo quieren que éste sea», dijo el primer ministro Nechirvan Barzani, tras votar en Erbil a media mañana. El premier kurdo añadió que «la independencia es un proceso» y que «no la iban a declarar al día siguiente». El resultado del referéndum no es vinculante. Antes deberán celebrarse elecciones parlamentarias –se prevén para este noviembre– y que la Cámara apruebe unas leyes que permitan refrendar lo votado en el plebiscito.

El presidente kurdo Masud Barzani dijo que la declaración de independencia podría producirse antes de dos años.

A pesar de la campaña de boicot llevada a cabo por Gorran (Movimiento por el Cambio) y el Grupo Islámico del Kurdistán (Komal) durante los días previos al plebiscito, finalmente ambas formaciones llamaron a la participación de sus seguidores. Omer Saed Ali, líder del Gorran, afirmó tras depositar su voto que habían «votado por el Sí».

En Kirkuk, una zona plagada de pozos de petróleo que se disputan los gobiernos de Bagdad y Erbil, la participación fue del 78,77%, según la comisión electoral. La población kurda participó masivamente y se echó posteriormente a las calles para celebrarlo con gritos y salvas de fusil al aire.

Para evitar enfrentamientos con la importante población turcomana y árabe residente en la ciudad, se decretó el toque de queda al cierre de los colegios electorales y el gobernador de Kirkuk, Najmaldin Karim, «pidió contención en las celebraciones».

Reacción de Irak y turquía

La decisión unilateral de Kurdistán Sur de celebrar el referéndum a pesar de la objeción de Bagdad y de las amenazas de países como Turquía e Irán, provocó que las reacciones no se hicieran esperar.

«El referéndum de Kurdistán es una declaración de guerra contra la unidad del pueblo de Irak», dijo el vicepresidente iraquí Nuri al-Maliki. Por su parte, el primer ministro iraquí, Al-Abadi ordenó «el despliegue de tropas para proteger a los habitantes de las zonas en disputa con Erbil». En este sentido, Karim Nuri, uno de los mandos de la milicia chií de Hashd al-Shaabi, afirmó que «están preparados para pelear en Kirkuk».

La reacción de Ankara tampoco tardó. «Después de esto ya veremos a quién le venden su petróleo. La válvula la tenemos nosotros y están acabados en el momento en el que la cerremos», amenazó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

El mandatario, que hasta el momento ha gozado de excelentes relaciones con el Gobierno de Erbil, advirtió de que «la entrada y la salida de personas estará prohibida en la frontera con Irak».

Una medida que, de momento, ayer no había entrado en efecto puesto que los pasos fronterizos terrestres entre ambos territorios continuaban abiertos.

La copresidenta del Consejo de Kurdistán Oeste, Hadiye Yusuf, dijo que «ayudarán a Kurdistán Sur si son atacados» y añadió que «los cruces fronterizos entre ambas regiones permanecerán abiertos».

Siguiendo la línea marcada por Washington, el ministro británico de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, pidió a los gobiernos kurdo e iraquí que «se mantengan en calma, busquen el diálogo y trabajen juntos para derrotar a ISIS».