R. SOLA

CURRIN, MISIONES CUMPLIDAS PERO TAREA AÚN POR REMATAR

VAMOS CAMINO DE LA DÉCADA DESDE QUE BRIAN CURRIN COMENZÓ A IMPULSAR ESTE PROCESO DE RESOLUCIÓN. AIETE CASI ES SU CASA. SUS ANÁLISIS PERIÓDICOS TIENEN CONOCIMIENTO DE CAUSA, VALOR AñADIDO Y SOBRE TODO PERSPECTIVA, Y TODO ELLO DA MÁS REALCE AL OPTIMISMO CONSCIENTE QUE DESTILÓ EN ESTE SEXTO ANIVERSARIO.

Seis años de proceso de resolución desde Aiete han traído avances paulatinos, en un camino muy discontinuo de parones y acelerones. ¿Mucho o poco tiempo? El alcalde donostiarra, Eneko Goia, consideró en la presentación del acto que aquella tarde de 2011 «no preveíamos que los cambios serían tan rápidos». Para quienes aún sufren las consecuencias irresueltas del conflicto, por contra, seguro que el tiempo ha pasado y pasa muy lento. Una voz ponderada para medir el trayecto y el tempus es la de Brian Currin. Y ayer el sudafricano fue sincero al explicar que siente cumplidos buena parte de los mandatos que entonces recibió el Grupo Internacional de Contacto, que el camino no ha sido fácil («muchas veces sentimos que tirábamos en solitario del carro»), que hoy día se reconocen mucho más acompañados y que hace falta ahora rematar todo esto. En eso coincidió con Goia, que había indicado que «hay que acabar bien las cosas» y deseado que la sesión de ayer valga para ello.

Currin bromeó con su propia confesión: «Hoy siento que podríamos dejar nuestro trabajo, pero no es que quiera hacerlo, ¿eh? ¡Me gusta venir al País Vasco y encuentro gente maravillosa!». Ocurre que el GIC, como la Comisión Internacional de Verificación ya autodisuelta y cualquier otro ente facilitador en este tipo de procesos, se basa en «mandatos»; es decir, tareas que cumplir. Y aquí el repaso de Currin resultó revelador.

Dijo que en primer lugar, hace ya casi una década, se le pidió que ayudara a la relegalización de la izquierda abertzale, en un contexto difícil en que al llegar «no vi un interés político claro por resolverlo». Pero se logró, y antes de la cita clave de Aiete, con iniciativa y movilización.

Añadió que en segundo lugar se le solicitaron «medidas que generasen confianza», algo más complejo aún por «el ambiente de pesimismo, la desesperanza que cundía, los procesos de paz fallidos…» También se hizo realidad: «Aiete y el anuncio posterior de ETA fueron todo un hito en la generación de confianza». Subrayó que fue de nuevo «gracias a todos, no solo a mi grupo. Tengo que mostrar mi admiración por vuestra capacidad de superación».

Una tercera misión para el GIC fue, siguió Currin, «lograr una agenda para el diálogo multipartito. También era muy difícil. Había muy poco diálogo entre vosotros, incluso en los que ahora estáis en esta sala, y cuando lo había era clandestino. Pero también lo habéis hecho y yo lo saludo con orgullo».

Tras superar esas barreras, el modelo creativo y participativo con el que culminó el desarme de ETA marca otro motivo de alegría para el sudafricano: «Es auténticamente irónico que la negativa de Madrid a participar llevara a un acto sin precedentes en el País Vasco. Esa cerrazón fue la que hizo que la independencia de actuación se abriera camino. Y esto merece una tesis universitaria», consideró. Llegados aquí, Currin se siente muy ilusionado con la posibilidad de que «sigáis superando todos los retos a los que enfrentáis».

En este enésimo viaje desde aquella «salida del armario» en el Kursaal hace casi una década, Currin dejó tres consejos finales. El primero, cómo no, de Nelson Mandela: «Lo primero es ser honesto consigo mismo, no se puede influir en la sociedad si uno no se reta antes a sí mismo. Yo no siempre fui facilitador, antes también fui parte de un conflicto, y supuso un tremendo reto personal ser honesto conmigo y poder cambiarme a mí mismo. Hace falta humildad». Siguió con Eleanor Roosevelt: «No basta con hablar de la paz, hay que creer en ella; y no basta con creer, hay que trabajar por la paz». Y acabó con Daisaku Ikeda, filósofo, escritor y poeta budista: «Las mujeres son hacedoras naturales de paz». Brian Currin ve su liderazgo «imprescindible» para culminarla.