Joseba VIVANCO

LA ROTURA DE LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR TIENE PARTE MÉDICO DE MUJER

Hasta siete jugadoras del grupo vasco de la Segunda femenina han caído lesionadas víctimas de la rotura de ligamento cruzado anterior (LCA). Un traumatismo que las investigaciones confirman tiene una prevalencia mayor entre las mujeres futbolistas que los hombres.

El pasado 18 de octubre las ‘gloriosas’ del primer equipo del Deportivo Alavés quisieron sorprender a Manu García y sus compañeros en su salida al entrenamiento en Ibaia y al final las conmovidas fueron ellas, sobre todo dos, Dorleta Elejalde y Vanessa Carrillo, a las que el capitán entregó sendas camisetas albiazules firmadas por la primera plantilla masculina. A finales de setiembre, ambas caían lesionadas de gravedad y en el mismo partido, con rotura del cruzado anterior. El pasado 11 de octubre, las futbolistas del Pauldarrak Iera y Maialen sufrían la misma lesión ante el Oiartzun. Ahora mismo, en el Grupo vasco de la Segunda femenina hay hasta seis jugadoras convalecientes con el ligamento de una de sus rodillas destrozado. Es el caso también de Ainhoa y Leire, del club guipuzcoano, o la riojana Leyre Ponente, del Athletic B. Los estudios a nivel internacional son concluyentes: la prevalencia en este tipo de lesión tan grave en las mujeres con respecto a los hombres es de 3 a 1. Lo que no hay es una única razón, sino un cúmulo de ellas, unas cuantas por confirmar su incidencia real, y lo preocupante que todavía no se ha dado con la tecla para minimizar ese riesgo en el fútbol femenino.

Estamos ante una de las lesiones más temidas entre los deportistas, el prólogo que nadie quiere escribir de un proceso de largo recorrido tras pasar por el quirófano. Un periodo de recuperación que los estudios más recientes aconsejan se dilate hasta un año y es que por cada mes que se alargue la rehabilitación hay un 15% de posibilidades menos de sufrir el mismo daño. Hace años se pensaba que a los seis meses, si la rodilla iba bien, el convaleciente estaba listo para regresar. Y sucedía que el riesgo de recaer estaba muy presente. El caso del hoy realista Sergio Canales es de libro; Muniain volvió a competir ocho meses después de su primera lesión de ligamento y se ha vuelto a romper.

La conocida como rotura de LCA suele suceder por lo general entre los 17 y 25 años, si bien es después del comienzo de la pubertad cuando más se dispara en mujeres, un 4,4-5% de riesgo en ellas por un 1,7% en ellos en el fútbol y baloncesto de alto nivel. Una desaceleración y un cambio brusco de dirección con el pie apoyado es la forma más común de producirse la lesión. La mayor cantidad de tacos de las botas, más largos, o los céspedes secos tienen su parte de culpa en esta patología como factores extrínsecos. No hay diferencia aquí entre mujeres y hombres como sí la hay en los intrínsecos.

hay prevención pero no solución

El ángulo del cuádriceps, que tengan un cuádriceps mas grande que el isquio, que al saltar el aterrizaje sea en peor postura, hasta se creía que era un factor influyente la menstruación, aunque no está nada claro... Las mujeres también, se ha comprobado, aterrizan al caer con una postura más erecta, que somete a las rodillas a fuerzas que las ponen en un mayor trance. Pero no hay una sola razón para esa prevalencia mayor de rotura entre las jugadoras. El angulo del cuádriceps (también llamado ángulo Q), por ejemplo, es uno de los factores más considerados; un ángulo dado por la pelvis y la rodilla, y como las mujeres suelen ser anchas de pelvis, dicho ángulo suele ser mayor, con lo que a mayor ángulo, más riesgo. Las futbolistas que juegan en el eje de la defensa suelen ser de pelvis más ancha y por tanto ser más propensas a esta rotura. Un compendio de causas, en definitiva, estudiadas cada una de ellas, sin conclusiones en algunas, y entre las que incluso no hay que descartar para nada la propia rapidez a la que cada vez más se desarrolla el fútbol de hoy.

Las investigaciones están sobre la mesa, los datos estadísticos también, la diferente prevalencia de esta lesión es una evidencia. ¿Se puede trabajar en la prevención de la misma, sobre todo en los equipos femeninos? Sí, y se está haciendo. Los equipos médicos de los clubes con más posibilidades esteblacen programas preventivos. El Athletic, por ejemplo, está estudiando el caso. El problema es que son a largo plazo y todavía no se ha dado con la tecla que minimice esos riesgos, especialmente entre las féminas.

Irune Murua, Eztizen Merino, Cristina Pizarro, Nekane Díez, Ainhoa Álvarez, Saioa González, Alazne Gómez, Ainara Solabarrieta, Ainara Manterola... Son algunas de las futbolistas de primer nivel que conocen de cerca esta grave lesión. Las investigaciones confirman que ellas son más proclives que los hombres. Y por si no fuera doloroso, se ven abocadas a afrontar en desigualdad de condiciones todo ese dilatado proceso de recuperación física y mental tras caer lesionadas, como denunciara hace meses la jugadora del Oiartzun Itaso Nabaskues, víctima de un traumatismo aún peor, la famosa triada.