Marine LAOUCHEZ
AFP

CON 25 AÑOS CUMPLIDOS, EL ECOLABEL BUSCA SU MADUREZ

El logo ecológico de la Unión Europea festeja sus 25 años en este 2017, una edad suficientemente avanzada para haber probado su eficacia. Pero sobre esta etiqueta pesa todavía su déficit de identificación entre los 500 millones de consumidores europeos.

Es una flor, que se asemeja a la del diente de león, cuyo penacho lo forman estrellas que recuerdan la bandera de la UE. Este logo está presente en más de 54.000 productos y sin embargo, según un sondeo del Eurobarómetro publicado en noviembre, menos de un tercio de europeas y europeos son capaces de identificarlo. Solamente en Francia, Dinamarca y Luxemburgo llegan a ser más de una de cada dos personas consultadas las que lo reconocen, mientras que en Bulgaria, Rumanía, Italia o el Reino Unido la proporción ronda el 15%.

Esta falta de reconocimiento también puede deberse al éxito de las etiquetas regionales o estatales, como sería el caso de Alemania o el de Escandinavia, donde más del 90% de la población identifica el logo del “cisne nórdico”.

«Cuanto más reconocido sea el Ecolabel, más valor aportará esta marca», subraya Bertrand Swiderski, director del área social y medioambiental del gigante francés de la distribución Carrefour. «Todavía no ocurre lo mismo que con el ‘bio’, que ya alcanza más de un 30%. Pero creo que los productos ecolabelizados podrían seguir la misma tendencia si son apoyados por las ONG, por la sociedad civil, si se cuenta con un dispositivo de sensibilización, de pedagogía hacia el gran público», añade Swiderski.

Débil sensibilización

La Comisión Europea se defiende ante las críticas subrayando que viene desarrollando campañas de información en redes sociales, folletos en todas las lenguas de la UE, organización de conferencias y talleres…. Además, ha organizado una exposición sobre el Ecolabel en el centro de Bruselas para celebrar sus 25 años y está elaborando un manual de comunicación.

En una reciente evaluación de la legislación en vigor, la Comisión concluyó que la contribución de la Etiqueta Ecológica Europea a la reducción de la incidencia medioambiental del consumo y de la producción se está viendo «limitada de manera significativa por el grado de participación de los productores en el Ecolabel, lo que en gran medida está ligado a la débil sensibilización sobre este tema de las partes interesadas».

Sin embargo, el Ecolabel sí ha demostrado su eficacia, sobre todo, impulsando normas más estrictas. «Los criterios [de obtención del label] son una referencia para mejorar» la elaboración de los productos, incluso para las compañías que no han adoptado esta etiqueta, puntualiza Blanca Moralès, que trabaja en la Asociación Europea de Consumidores (Beuc, por sus siglas en francés), con sede en Bruselas.

Además, la definición de estos criterios supone «adelantarse a la legislación» que vendrá, que evoluciona para estar en sintonía con las evaluaciones científicas y las demandas de la sociedad, subraya Moralès.

Por ejemplo, ahora que la Comisión Europea tiene que hacer pública antes de fin de año su estrategia concreta para luchar contra la invasión de los residuos plásticos, en los productos con Ecolabel ya han sido prohibidas las microesferas que se han descubierto en los cosméticos o los detergentes. Y en cuanto a los productos textiles labelizados, también se han vetado ciertos disruptores endocrinos.

Romper el tópico

Pero también hay que asumir que los criterios de selección del Ecolabel pueden ser difíciles de cumplir. «Hace falta un dossier enorme para cada producto», comenta David Bujon, director de I+D en L'Arbre Vert, número 1 de las marcas ecológicas en Francia. «Es necesario solicitar a todos los suministradores pruebas de que ellos también cumplen los criterios del Ecolabel». Y, al hacer los trámites ante la autoridad encargada de conceder esta etiqueta, los plazos han ido aumentando en los últimos tiempos, pasando de 2 meses a entre 4 y 6 meses.

Para L'Arbre Vert, que relanzó su actividad a principios de los años 2000, precisamente, apoyándose en el Ecolabel, esta apuesta ha salido bien. Su cifra de negocios ha ascendido de los dos millones de euros de entonces a los cerca de 40 millones con los que finalizó 2016.

El Ecolabel, que incluye un criterio de rendimiento del producto, ha permitido a esta marca «romper la imagen de producto ineficiente». L'Arbre Vert ha optado por fabricar productos con los mismos precios que sus competidores «clásicos».

La estrategia de Carrefour, que vende bajo su propia marca “EcoPlanet”, «es que el producto ecolabelizado debe permanecer en su espacio. Observamos que nuestras ventas son mejores cuando el lavavajillas ecolabelizado (...) está al lado del lavavajillas estándar», explica Bernard Swiderski. Así, en unas milésimas de segundo, el cliente elige un producto ecológico. «Nosotros somos transformadores (...), creamos la oportunidad», dice sonriendo Swiderski.