Beñat ZALDUA
BARCELONA
El proceso soberanista catalán

La fórmula de Mas: lista conjunta en 2015 para la independencia en 2016

Artur Mas hizo pública ayer ante 3.000 personas su nueva propuesta de hoja de ruta para culminar el proceso soberanista iniciado hace dos años. Propone un Govern de transición que en 18 meses convoque un referéndum para proclamar la independencia, pero para formar dicho Ejecutivo exige una lista conjunta de partidos y entidades soberanistas capaz de conseguir la mayoría absoluta en unos comicios en el primer trimestre de 2015.

 La fórmula de Mas
La fórmula de Mas

El president de la Generalitat, Artur Mas, propone una hoja de ruta que culmine con la independencia de Catalunya en 2016. Y para ello plantea unas elecciones anticipadas a corto plazo, cuya convocatoria condiciona al acuerdo sobre una lista conjunta de partidos políticos y entidades sociales soberanistas en la que los primeros den un paso atrás y las segundas un paso adelante.

Este debería ser el titular de este texto, pero ocuparía toda la página y no habría lugar para los detalles. El primero de ellos: que Mas está dispuesto a encabezar dicha lista y si lo hace no volvería a presentarse en unas elecciones. Pero no lo pone como condición indispensable: «También podría cerrar la lista».

Artur Mas zanjó ayer varias incógnitas y abrió algunas nuevas ante las cerca de 3.000 personas que abarrotaron el auditorio del Fòrum de Barcelona. Lo más granado y parte de lo menos granado de la sociedad catalana escuchó, junto a miles de corbatas y varios representantes políticos, empresariales y sociales, la conferencia «Després del 9N: Temps de decidir, temps de sumar», con la que Mas hizo pública su apuesta personal para culminar el proceso independentista después del punto de inflexión que supuso el 9 de noviembre.

Una de las primeras urgencias era aclarar si habrá elecciones anticipadas o no, algo a lo que Mas se mostró dispuesto, pero solo «si son para hacer la consulta». «Ha llegado la hora de utilizar el único instrumento que nos queda para poder hacer la consulta que se nos niega», explicó Mas, quien también advirtió de que no habrá elecciones si lo que se quiere es «cambiar el Govern o modificar la representación de cada uno».

Establecida la premisa, el president comenzó a desgranar poco a poco algunos de los interrogantes de su nueva hoja de ruta. Por ejemplo: ¿Cómo serán estas elecciones? Reiteró que él las convocará como unos comicios normales y que serán los partidos y la sociedad civil «los que las conviertan en consulta». Aclarado esto, Mas siguió recalcando que lo importante de la contienda será un resultado «nítido, claro y muy comprensible». «No puede dar lugar a discusiones sobre qué se ha votado», añadió, con la mirada puesta sobre todo en el examen de la comunidad internacional.

Para conseguir dicha claridad, Mas impone dos condiciones. La primera, un programa «que no dé lugar a discusiones sobre qué se vota» y vaya a la «raíz» del problema: «saber si se quiere que Catalunya se convierta en un Estado independiente o no». Y la segunda: pese a dar por hecho que habrá más de una lista por la independencia -las CUP han rechazado cualquier candidatura unitaria-, Mas ve indispensable que una sola lista logre «por ella misma» la mayoría absoluta. Una apelación directa al acuerdo con ERC, ya que es evidente que a día de hoy ningún partido independentista lograría por su cuenta 68 diputados en el Parlament.

Mas adornó su propuesta: una lista que «cuente con el apoyo de los partidos que se quieran sentir representados» y que se configure con «personas representativas de la sociedad civil, profesionales y especialistas en materias clave para la construcción del Estado, y personas propuestas por los partidos políticos implicados». Una oferta que el mismo Mas define como «ista mixta o combinada entre partidos políticos, sociedad civil y profesionales». «Es complicado, pero no siempre lo que es más difícil resulta imposible, el 9N es un buen ejemplo», añadió, consciente del crédito obtenido a los ojos del soberanismo tras la consulta.

18 meses para la independencia

El president consideró que las personas provenientes de la sociedad civil deberían aceptar «no repetir en las elecciones siguientes», detalló que la financiación de la campaña se realizaría «al margen de los partidos» -se entiende que para evitar cualquier sospecha de financiación ilegal y buscar cortafuegos contra posibles casos de corrupción como el caso Palau-  y limitó a un máximo de año y medio la nueva legislatura.

«Poco tiempo para mucho trabajo», confesó el propio Mas, que incluyó también en su propuesta de hoja de ruta los quehaceres del nuevo Parlament. Empezaría comunicando al Estado español, a la UE y a la comunidad internacional «la intención de constituir un Estado a Catalunya». Propondría también la apertura de negociaciones formales con Madrid «para acordar las condiciones de la constitución del nuevo Estado»; prepararía las estructuras de Estado «para asegurar una transición eficaz»; aseguraría la mayoría parlamentaria del Govern -Mas no detalló quién lo debería formar-; e iniciaría un proceso de participación de la ciudadanía «para preparar las bases de una futura constitución catalana».

Año y medio después -a finales de 2016 según baraja-, Parlament y Govern promoverían unas nuevas elecciones catalanas, «entonces sí constituyentes» y, en la misma convocatoria, «un referéndum para decidir la proclamación definitiva del nuevo Estado».

«Haciéndolo así, yo entiendo que tendremos las mejores garantías posibles en el contexto internacional, escenario decisivo si queremos entrar a formar parte del club de los estados», concluyó Artur Mas.

Junqueras y ANC, grandes interpelados en la hoja de ruta del «president»

Hay una pelota que hace tiempo que está en el tejado de La Moncloa, pero a la que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, no hace caso porque no quiere jugar. Ayer se limitó a quitarse de encima la nueva hoja de ruta de Mas calificándolo de un paso más de la «deriva independentista» del president, sobre quien consideró que «cada vez tiene menos apoyos entre la sociedad catalana».

Sin embargo, existe otra pelota catalana que ayer Mas consiguió pasar al presidente de ERC, Oriol Junqueras, y a las dos principales entidades soberanistas de Catalunya: la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, cuyas presidentas, Carme Forcadell y Muriel Casals, estaban ayer presentes, igual que Junqueras. Artur Mas no los mencionó, pero resulta evidente que su propuesta de lista conjunta los interpela directamente.

La hoja de ruta de Mas no difiere demasiado de la de ERC, pero la principal diferencia continúa radicando en la apuesta por una lista conjunta, que los republicanos no ven con buenos ojos y que ayer Mas situó como condición indispensable.

En principio, Junqueras explicará su posicionamiento en una conferencia de aquí a casi una semana, el martes 2 de diciembre. Lo mismo hará la ANC el sábado, tras unas semanas de debate interno en el que el planteamiento de lista unitaria ha recibido numerosos apoyos. Está por ver, sin embargo, el rol exacto que la Assemblea está dispuesta a asumir en dicha candidatura. B.Z.