Alberto PRADILLA

Clases de religión o el evangelio según el BOE

El mundo no viene del «caos o el azar» y el ser humano es incapaz de ser feliz por sí mismo. Estas son algunas de las ideas que los alumnos que cursen la asignatura de Religión en el Estado español tendrán que memorizar. El Boletín Oficial del Estado hizo público el martes el currículum de la materia, elaborado por la jerarquía eclesiástica. Así es el evangelio según el BOE.

Desde rezar hasta «asombrarse» por los actos de dios pasando por saber explicar el «conflicto» de la iglesia católica con Galileo. Estas son algunas de las enseñanzas que se incluyen en el nuevo currículum de la asignatura de religión hecho público por el Boletín Oficial del Estado el pasado martes. Un plan educativo que avala el Ministerio español de Educación pero que es elaborado por la jerarquía eclesiástica en virtud de los acuerdos con el Vaticano de 1979. Con la reforma educativa promovida por José Ignacio Wert, las sotanas han aprovechado para eliminar cualquier referencia hacia otras confesiones y convertir las aulas en una catequesis. Cierto es que la materia no es obligatoria, aunque sí que computa para la nota global de los alumnos que la elijan. Pese a que los autores de la normativa afirman estar «lejos de una finalidad catequética o de adoctrinamiento», el contenido de las materias deja en evidencia el cariz propagandístico de la asignatura, algo que ha sido criticado por agrupaciones como Facua. Algunas de las afirmaciones que se incluyen en el documento oficial han generado la hilaridad en las redes sociales.

No es que el BOE certifique la existencia del dios cristiano pero sí que resulta curioso encontrar adoctrinamiento eclesiástico en las páginas del documento oficial estatal. «El ser humano pretende apropiarse del don de Dios prescindiendo de Él. En esto consiste el pecado. Este rechazo de Dios tiene como consecuencia en el ser humano la imposibilidad de ser feliz», dice el programa, que argumenta que «no podría existir una formación integral y, por tanto, una educación de calidad, si no se permitiese el desarrollo de todas las dimensiones inherentes al ser humano, entre las cuales se encuentra la religiosa». A diferencia del programa regulado durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, en este caso se hace más hincapié en profundizar en la visión católica, obviando la historia de otros credos o las comparativas entre diferentes creencias.

No es creacionismo, pero casi

Además de los principios generales, resultan curiosos los criterios de evaluación y los objetivos que deben lograr los alumnos. Por ejemplo, en Primaria los estudiantes tienen que ser capaces de «expresar con palabras propias el asombro por lo que Dios hace». También «conocer y valorar que Dios habla a Abraham y Moisés para ser su amigo». Lo paradójico es que esto se incluye en los denominados «estándares de aprendizaje evaluables», que es lo que regula los objetivos que deben cumplir los alumnos a final de curso. Curiosamente, estos deben ser «observables, medibles y evaluables», lo cual contrasta con ideas como la de probar que el mundo no se creó por «azar o caos», lo que ubica a un ser divino como única fuente original posible. De hecho, se reivindica el «origen divino del cosmos» como única explicación. No llega a ser creacionismo, pero sí que lo roza. Y para nota. Como prueba de la existencia de un ser divino, el argumento de que «las cosas, los animales y el ser humano no se dan el ser a sí mismos».

Otra de las perlas del BOE es el punto en el que se indica como objetivo el «reconocer la incapacidad de la persona para alcanzar por sí misma la felicidad». Y eso que uno de las metas evaluables es demostrar que se «valora y agradece que Dios le ha creado para ser feliz». Es en estos primeros cursos donde los estudiantes deberán memorizar rezos y oraciones como parte de la educación religiosa.

En cursos superiores, con la confianza de que el adoctrinamiento haya hecho efecto, los expertos de la Conferencia Episcopal, que es la que elabora este currículo, prevén abordar cuestiones más espinosas. De hecho, el texto afirma que tendrán que «conocer y aceptar con respeto los momentos históricos de conflicto entre la ciencia y la fe, sabiendo dar razones justificadas de la actuación de la Iglesia». No lo explica, pero se podría dar a entender que para tener buena nota alguien debería argumentar a favor de la curia y su persecución de Galileo Galilei por asegurar que la tierra es redonda.