José Allende
Profesor de la UPV

Desarrollo sostenible urbano-comarcal en tiempos de crisis

Parece existir un generalizado consenso en interpretar que el desarrollo económico de las últimas décadas y el modelo de producción y consumo fundamentado en un crecimiento económico ilimitado, está generando cambios que resultan cada día más preocupantes en relación con la creciente población, destrucción en la biodiversidad y del medio ambiente físico y natural, cambio climático, cohesión social, agotamiento y destrucción de recursos limitados, y, en general, constatación de la insostenibilidad del vigente modelo de crecimiento económico.

Es pues, en este contexto en el que aparece relevante la investigación y formulación de principios, criterios nuevas propuestas para el renovado desarrollo urbano sostenible en el que la escala comarcal adquiere, en mi criterio, atributos y virtualidades añadidas en este nuevo tiempo de crisis estructural.

Pocos analistas dudan de que es necesario un planteamiento innovador, desde el desarrollo urbano sostenible, en relación con el modelo de crecimiento, de uso de recursos, territorio, transportes, energías, abastecimiento y gestión del agua, residuos, desarrollo rural, etc. Capaz de armonizar las variables económicas y sociales con la ambientales ecológicas y hasta éticas, en el contexto comarcal-territorial. Pues aunque se diga, ciertamente, que es en las ciudades donde se va a librar la gran batalla del nuevo desarrollo sostenible, la ciudad y la comarca-región que la circunda son inseparables, tal y como ya expuso Dickinson en sus reflexiones sobre la «ciudad-región».

En definitiva se trata de cambiar o transformar el actual modelo de producción y consumo y, consecuentemente, el comportamiento de empresas, ciudadanos, administraciones… de manera que redefinamos el concepto de progreso, prosperidad y bienestar, haciendo viable un futuro más esperanzador bajo el nuevo paradigma de la sostenibilidad.

En la temática que este trabajo pretende destacar, parece pues confirmarse la rehabilitación-revalorización del sector agro-pecuario de los entornos urbanos, del sector rural en general y de los asentamientos humanos pequeños y medianos frente al protagonismo de la gran ciudad. Incluso la nueva «Estrategia de la Unión Europea para el Empleo y el Crecimiento: Europa 2020», además de señalar que las reformas estructurales son necesarias, expresamente indica que:

«Un sector agrícola sostenible, productivo y competitivo, contribuirá de forma importante a la nueva estrategia, teniendo en cuenta el potencial del crecimiento y empleo de las zonas rurales…»

El desarrollo local sostenible reconoce los valores del ámbito comarcal revalorizando la justicia social interterritorial y la biodiversidad del territorio rural frente al avasallador protagonismo de las grandes áreas urbano-metropolitanas. La nueva política territorial incorpora en los actuales instrumentos de ordenación del territorio valores y parámetros de sostenibilidad económica, social y ambiental que genera nuevos escenarios territoriales más racionales, justos y equitativos, en esa frágil relación campo-ciudad.

El enfoque rural-comarcal en el desarrollo territorial sostenible parece cobrar fuerza con la naturaleza y persistencia de la crisis presente. Los últimos documentos oficiales, tanto de Naciones Unidas como de la Comunidad Europea, orientan en esta línea de revalorización de lo local, rural-comarcal, frente a la globalización y a planteamientos estrictamente urbanos.

El gran reto pendiente es favorecer el desarrollo de pueblos y ciudades medias y cabeceras comarcales, con objeto de reducir la polarización territorial entre las regiones fundamentada en las grandes ciudades y propiciando así un sistema territorial equilibrado y cohesionado comarcalmente. La escala comarcal, y aún más en tiempos de crisis, resultará una unidad más eficiente en la asignación de recursos para servicios públicos, agua, residuos, transporte sostenible, educación e información, salud y deporte, atención a la tercera edad, protección y conservación del medio físico y natural, lucha contra el cambio climático, eficiencia energética, etc. valorizando y respetando las muchas virtualidades de lo rural, y propiciando la nueva creación de empleo y la cohesión territorial que está demandando el desarrollo sostenible.

Los criterios de sostenibilidad de carácter territorial que indican y orientan hacia la revalorización de lo rural y a la potenciación de la agricultura y ganadería periurbanas de proximidad, empiezan ya a valorizar enfoques territoriales supraurbanos en los que el territorio comarcal-regional recupera virtualidades y posibilidades que diluía la gran ciudad o el área metropolitana.

Por todo ello la retórica del desarrollo sostenible debe empezar a hacerse operativa desde esa escala comarcal territorial próxima al ciudadano. Desde esa escala territorial-administrativa, puede implementarse:

- La gestión activa y reguladora de los suelos rurales y espacios naturales, particularmente de aquellos existentes en la amplia penumbra de las periferias urbanas.

- La recuperación de espacios naturales degradados y la protección de ecosistemas especialmente frágiles de las periferias urbanas, así como la recuperación de más espacios verdes y naturales en el interior de las ciudades.

- Una nueva política económica local favorecedora de actividades productivas sostenibles, incentivando cambios en procesos y productos que reconduzcan la producción por la senda sostenible y dinamicen actividades social y ambientalmente útiles.

- Educación y concienciación y sensibilización de instituciones y ciudadanos con criterios de solidaridad y justicia intermunicipal propiciando que la política hacia la sostenibilidad pueda compatibilizarse con un proceso de abajo hacia arriba (botton-up). Es urgente ya incorporar la nueva cultura del desarrollo sostenible en las actitudes y demandas del consumidor.

- Favorecer e incentivar la fijación de población en las áreas rurales propiciando el desarrollo de las cabeceras comarcales como freno al desarrollo incontrolado de los grandes centros urbanos, así como estrategias favorecedoras de la agricultura ecológica local y la soberanía alimentaria. Actualidad del principio «producción local, consumo local».

- Gestionar de forma más eficiente y sostenible las políticas económicas locales, energéticas, de residuos, abastecimiento y tratamiento de aguas, servicios sanitarios y educativos, esparcimiento y recreo, atención a la tercera edad, movilidad sostenible, cambio climático, y en general, todo aquello que resulta más eficiente y recomendable desde la escala comarcal.

Sin que estas funciones agoten las posibilidades que ofrece el contexto comarcal debemos posibilitar el debate sobre la revalorización de lo local y, en este caso, de lo rural-comarcal, frente a la crisis global y del modelo de crecimiento económico de las últimas décadas. Es una exigencia que se está demandando, desde hace años, en multitud de conferencias, informes y propuestas de organismos oficiales internacionales. La revisión de las D.O.T (Directrices de Ordenación del Territorio) en la CAV representa una gran oportunidad.

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