Iñaki Uriarte
Arquitecto

El Ensanche de Bilbao

oy hace 140 años, el 30 de mayo de 1876, se aprobó por el Ministerio de Fomento el Proyecto de Ensanche de Bilbao redactado tres años antes por los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos Pablo de Alzola y Ernesto Hoffmeyer y el arquitecto Severino de Achúcarro, pero que la segunda Guerra Carlista impidió que se tramitase entonces.

Los ensanches son una consecuencia de la sobresaturación de los núcleos fundacionales de las ciudades limitados parcial-mente en su desarrollo por: condicionantes geográficos, ríos, puertos, montes; elementos artificiales estratégicos como murallas; o por escasez de terreno en su jurisdicción municipal. Como alternativa espacial y morfológica será una ciudad nueva, habitualmente de superficie mucho mayor que la precedente organizada en una trama reticular, teóricamente ilimitada, pero regular con continuidad de trazado y concretada en manzanas cuadrangulares, de unos 100 x 100 metros como modelo, separadas por una malla de calles de anchura aproximada a la altura de los edificios previstos. Se trata por tanto de un eficaz sistema de ordenación de las poblaciones de una enorme relevancia urbanística y arquitectónica.
Esta nueva disposición urbana generalizada casi toda Europa desde la segunda mitad del siglo XIX responde a las aspiraciones de una floreciente sociedad burguesa, surgida principalmente de la industrialización y las actividades mercantiles, comerciales y financieras derivadas de tan gran desarrollo económico que servirán a un nuevo tipo de ciudadano y forma de vida. Como espacio físico será la solución a los graves problemas de higiene, saneamiento y suministro de agua principalmente, y en su ámbito admitirá la yuxtaposición de viviendas, industrias y las nuevas necesidades de equipamientos educativos, sanitarios, mercados, ocio… que servirán incluso a la totalidad de la población.

Se trata de una parte muy reconocible de la ciudad, en ocasiones la principal, y allí donde por diversas razones finaliza el ensanche suele aparecer un trazado desordenado y los bordes anárquicos de muchas urbes. La apreciación social por parte de sus habitantes y su significación como un hecho urbano rotundamente diferente propiciarán el reconocimiento del núcleo primitivo de la población como el centro histórico, la parte o casco viejo de la ciudad en su aspecto morfológico, histórico y cultural, y que con el paso del tiempo los ensanches adquieran una valoración creciente por sus cualidades urbanístico-arquitectónicas convirtiéndose en neo-centros históricos.

Antecedentes

El Ensanche que hoy disfrutamos estuvo precedido de otros dos proyectos que contemplaban esa expansión, por facilidad topográfica, en los terrenos de la colindante anteiglesia de Abando separada de Bilbao por la ría. El primero, conocido como Puerto de la Paz, de 1801 concebido por el arquitecto Silvestre Pérez con un criterio portuario comercial propio del momento fue muy polémico y prontamente olvidado, no dejando apenas referencias para los posteriores. La Ley General para la Reforma, Saneamiento, Ensanche y otras Mejoras de Poblaciones de 7 de abril de 1861, facultaba a la villa para ampliar sus límites hasta cumplir sus necesidades y dispuso la formación de un Proyecto de Ensanche. Existía una apremiante necesidad de crecimiento que requería un espacio vital de expandirse, de extensión o ensanche más propiamente que de anexión ya que la villa en 1860 tenía 17.969 habitantes hacinados en 28,9 hectáreas.

El segundo proyecto entregado el 6 de octubre de 1862 fue del ingeniero de C.C.P. Amado de Lázaro. Era una propuesta ambiciosa con amplitud de miras, tomando como referencia y modelo incluso formal el Ensanche de Barcelona proyectado por el ingeniero Ildefons Cerdá en 1859 que creará una pauta .a seguir por numerosas ciudades del Estado, Madrid (1860), Donostia (1864), etc. Incluso la palabra Ensanche se utilizará como un neologismo urbanístico.

Suponía una propuesta progresista de gran preocupación higienista, por la luz, el aire y las zonas verdes con una concepción generosa en espacios. Intuía las repercusiones de todo tipo que tendría la incipiente industrialización, la implantación del ferrocarril y consecuentemente un gran crecimiento demográfico previendo una necesidad de incorporar 254 hectáreas de las anteiglesias limítrofes.

El emplazamiento más adecuado a estas premisas se hallaba en la de Abando, 229 Ha. en un terreno ya algo urbanizado u ocupado, y parcialmente en el paraje de las Huertas de la Villa perteneciente a la anteiglesia de Begoña. Siendo el proyecto conceptualmente bueno era a la vez difícil de materializar por la amplitud de calles y las grandes expropiaciones a realizar, siendo invalidado por una sociedad que presionó especulativamente para impedirlo. Sirvió como una delimitación de demarcaciones jurisdiccionales.

La Junta Consultiva de Caminos Canales y Puertos determinó los límites jurisdiccionales máximos de la Villa que se redujeron a 154 Ha. El Gobierno mediante R.O. de 22 de enero de 1870 aprobó la propuesta y se procedió al acto de la toma de posesión parcial de Abando el 2 de abril de 1870. Posteriormente, designados por la corporación municipal el 2 de noviembre de 1871, Alzola, Hoffmeyer, y Achúcarro tuvieron en el proyecto precedente unas referencias muy útiles que traducirán de modo conveniente.

Morfología del Ensanche

El nexo entre la ciudad antigua y la nueva será el Puente de Isabel II (Arenal), el único disponible desde 1848 para carruajes, además del de San Antón. Pero en cuanto a trazado será una larga línea recta de 1600 metros en dirección este-oeste que partirá de la encrucijada (actual plaza Circular) de las calles de la Estación (Nafarroa) con gran actividad hacia el puente, de la Sierra (Buenos Aires) que comunicaba con los muelles y almacenes de la ría y de la carretera de Balmaseda (Hurtado de Amezaga) y en contacto con la antigua estación del ferrocarril de Tudela a Bilbao inaugurada en 1864. En el extremo opuesto, el Asilo de San Mamés cercano a los muelles y fondeadero de Olabeaga.

Esta alineación marcará la trayectoria de la Gran Vía de San Mamés, como se le denominó inicialmente, prevista con una anchura de 26 metros, posteriormente fue corregida hasta los 30 que realmente posee. En su centro será atravesada perpendicularmente, dirección norte-sur, por un Boulevard (Rekalde) de 1.115 metros de línea uniforme con una anchura de 20 m. En forma de aspa la atravesaran dos calles oblicuas de 18 m. (Elcano y Ercilla). En esta importante intersección se dibuja y construye una gran y hermosa plaza elíptica de 140 x 110 metros con perfil cóncavo en su centro para facilitar la prolongación de las visuales.

Homenaje

Como homenaje a sus autores Achúcarro, Alzola y Hoffmeyer, por esta gran aportación a la cultura urbana merece la pena recordar la frase que citan en la memoria del proyecto: «hemos creído deber contentarnos con lo que juzgamos bueno y prescindir de la mejor, que suele ser casi siempre impracticable…»

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