Edurne Agirre
Enfermera y responsable de LAB-Osakidetza

Osakidetza: lo que firman en Madrid

Hemos tenido elecciones sindicales en Osakidetza y en LAB consideramos satisfactorios los resultados, ya que nos colocan como tercera fuerza sindical en la Mesa Sectorial de Osakidetza, por delante del Sindicato Médico (SME), lo que confirma la tendencia al alza del sindicato en Osakidetza y la apuesta clara de las personas que trabajan en la sanidad pública por nuestro modelo sindical de confrontación, en un contexto laboral difícil donde sistemáticamente se están vulnerando nuestros derechos y se está poniendo en peligro el propio sistema sanitario público.

Sin embargo, el mapa sindical para los próximos cuatro años dibuja una importante presencia de sindicatos corporativos. Así Satse, el sindicato corporativo de enfermeras y enfermeros, se convierte en la primera fuerza por encima del hasta ahora mayoritario ELA. El SME ha sufrido un descenso desde las últimas elecciones. No obstante, el Sindicato Médico cuenta con una clientela corporativa latente que en cualquier momento puede volver a comer de su mano.

La plantilla mayoritaria de Osakidetza está formada por personal médico y de enfermería, y muchas personas trabajadoras del mundo sanitario ven en estos sindicatos el sitio donde poder reivindicar sus demandas. Al contrario de los sindicatos de clase, los sindicatos gremiales o corporativos defienden exclusivamente «sus» reivindicaciones parciales, sin preocuparse de lo que les pase a otras categorías que generalmente consideran de estatus profesionales inferiores. Afirman que los sindicatos de clase están politizados y que ellos son sindicatos profesionales y apolíticos, cuando la realidad es que propician la división de la clase trabajadora, mantienen una posición clasista y sus líderes arriman bien el ascua a las direcciones y a los gobiernos de turno, consiguiendo así beneficios para sus gremios a cambio de ser partícipes activos de las nuevas gestiones neoliberales que los distintos departamentos de sanidad quieren poner en marcha.

En este sentido, debemos denunciar que el año pasado el Ministerio de Sanidad firmó con los sindicatos médicos y de enfermería un documento que poca gente conoce, el “Pacto por la sostenibilidad y la calidad del sistema nacional de salud”. Por medio de este Pacto se pretende implantar la Gestión Clínica, que no es otra cosa que fragmentar los centros sanitarios en pequeñas «unidades de gestión clínica» (UGC) con autonomía para gestionar su presupuesto y generar beneficios a repartir entre algunas personas que forman parte de estas unidades. Estos beneficios se conseguirían reduciendo plantillas, recortando prestaciones… en definitiva, deteriorando la calidad de la atención a los pacientes. Además, el sector privado podrá entrar más fácilmente en estas UGC trabajando previsiblemente en los procesos asistenciales que mejor relación coste-beneficio tengan, lo que le proporcionaría importantes beneficios económicos que, no lo olvidemos, van a ser financiados con fondos públicos.

Esta situación pervierte el sistema sanitario público y es fácil imaginar que en estas condiciones se puedan producir altas hospitalarias precoces al pretender acortar la estancia hospitalaria y disminuir los costes. A su vez, la atención primaria retraerá las derivaciones a las consultas especializadas. Sin embargo, al contrario de lo que aparentemente se pretende, estas políticas sanitarias aumentan el gasto, ya que muchas altas precoces pueden derivar en complicaciones y producir nuevos ingresos hospitalarios y el ahorro en pruebas diagnósticas puede provocar el retraso en el diagnóstico de una enfermedad. Y lo peor de todo es que se pone en riesgo nuestra salud.

Sin duda, el Satse ha firmado el “Pacto por la sostenibilidad y la calidad del sistema nacional de salud” por todo lo que les ha prometido el Ministerio de Sanidad español: la capacidad para la enfermería de poder dispensar medicamentos y productos sanitarios, el desarrollo de especialidades de enfermería y el desarrollo profesional o la carrera profesional, entre otros.

Lo que subyace en este acuerdo es una intención clara de los dirigentes de Satse y Sindicato Médico de colaborar en este desmantelamiento que va a traer consecuencias muy graves para una sociedad con cada vez más diferencias sociales y en la que las personas con menos recursos son las que más lo van a sufrir.

Muchas de las personas que trabajan en Osakidetza creen que, así como deben colegiarse en los colegios médicos o de enfermería, también deben afiliarse a estos sindicatos cuando acaban la carrera. Ven estos sindicatos corporativos como defensores de su profesión y del conjunto del sistema sanitario, pero esto no es así y hay que decirlo claro. Quienes firman estos pactos y no luchan junto al resto de sindicatos caminan en la dirección contraria y ponen en grave riesgo el sistema sanitario público y de calidad que hasta ahora hemos conocido.

Search