Eva Aranguren, Ana Barrena, Peio Mtz. de Eulate, Patricia Perales y Aritz Romeo

Prohibido protestar

Hay una famosa novela que describe una sociedad futurista en la que la ciudadanía es gobernada por un líder que monopoliza todo el poder, la gente está obligada a cumplir los patrones sociales impuestos y es castigada si no los cumple. Por supuesto, en aquel régimen está prohibido protestar y es severamente castigado. Efectivamente, hablamos de “1984” de George Orwell.

Para muchas y muchos, esa novela era pura ciencia ficción, pero la realidad nos ha demostrado que no lo es tanto. Nafarroa, e Iruñea como punta de lanza, está a la altura de la más perversa historia en cuanto a restricción de derechos y libertades, y los datos hechos públicos estos días son la mejor muestra. Incluso el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha señalado la vulneración de derechos fundamentales y que las sanciones no proceden si las protestas son pacíficas.


En los últimos dos años la Delegación del Gobierno ha duplicado la cantidad de multas y expedientes sancionadores por ejercer el derecho a la protesta, ya sea mediante una marcha de bicis, participar en una asamblea en espacios públicos, una concentración, colocar carteles y pancartas o incluso por ofrecer una rueda de prensa en la calle. En Iruñea, además, conocemos casos parecidos e incluso más llamativos por la aplicación de la tan conocida Ordenanza Cívica, que también castiga casos como realizar un teatro en la calle o poner una mesa para recoger firmas.


Como en la novela de Orwell, solo un régimen totalitario puede negar el derecho a la protesta y detener a protestantes pacíficos. Sin embargo, esa práctica no puede ser permitida en el actual sistema autodenominado democrático y hay que buscar otra manera de evitar esa protesta social tan incómoda para los y las gobernantes. Ese nuevo mecanismo es la burorepresión, también conocida como la represión económica. Esta estrategia parte de una reflexión muy simple: «Si no puedo quitarles el derecho a salir a la calle, voy a buscar otra manera para evitarlo: voy a hacer que no puedan permitírselo».


Desahucios, derecho al aborto, despidos, recortes, euskara, derecho a decidir, república… vivimos un contexto en el que sobran razones para salir a la calle a protestar por una sociedad más justa, más igualitaria y más respetuosa. Sin embargo, lobbies políticos, económicos y religiosos como UPN-PP, “Diario de Navarra” y el Opus Dei llevan demasiados años sosteniendo un régimen hecho a medida con el que repartirse el poder y los privilegios a costa del resto de la ciudadanía. Y las protestas cada vez molestan más, las protestas cada vez hacen tambalearse más los pilares del régimen. Y los lobbies no pueden quedarse de brazos cruzados.


Eso se traduce en cuantiosas multas, la mayoría de las veces de manera indiscriminada, basándose en fotografías aparecidas en prensa sin siquiera realizar identificaciones in situ. La verdad es que esta estrategia de represión silenciosa está siendo dolorosa para los movimientos populares y la nueva mayoría social que sale semana tras semana a las calles a protestar. Sin embargo, también es cierto que es parte de los últimos coletazos de un régimen destinado a caer. Es la crónica de una muerte anunciada.


La situación nos exige a todas las personas, tanto de Iruñea como de toda Nafarroa, seguir trabajando por el cambio social. Organizarnos y sumar fuerzas en los centros de trabajo, en las asociaciones vecinales, en los centros de estudios, en sociedades y asociaciones.
Debemos trabajar de forma conjunta y crear una alternativa diametralmente opuesta, que tenga como base las necesidades de las y los navarros, que mejore la calidad de vida de los y las iruindarras, que garantice los derechos civiles y políticos y las libertades de todas las personas. Ha llegado la hora de construir entre todos y todas una nueva Iruñea y una nueva Nafarroa. Ahora es el momento.

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