Jesús Uzkudun Illarramendi
Activista sindical por la Salud Laboral

Visualizar los daños para mejorar la prevención laboral

Después de 21 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y con ocasión del Día Internacional de la Salud de los Trabajadores, es necesario seguir denunciando el incumplimiento de las obligaciones preventivas de las empresas y el fraude que supone la masiva ocultación de los daños a la salud a las clases trabajadoras.

Responder a la ocultación de enfermedades del trabajo, es un enorme reto sindical para lograr mejorar las condiciones de trabajo.

Realidad ante la cual, los profesionales de la sanidad pública deben convertirse en agentes protagonistas, ya que la ocultación del origen laboral de numerosas enfermedades cuestiona la viabilidad de la propia sanidad pública.

La siniestralidad laboral aumento un 5% en el Reino de España en 2016, destacando el incremento en la hostelería y la industria manufacturera. Este aumento, no es consecuencia exclusiva de la precariedad en la contratación, es un factor añadido al incumplimiento empresarial de realizar las necesarias inversiones preventivas.

Me sorprende que pese al intento de las mutuas por derivar injustamente a los trabajadores accidentados en el trabajo a la Seguridad Social sumado a las presiones de las empresas por no declarar accidentes de trabajo ni asumir sus consecuencias, hayan causado baja por accidente de trabajo 555.722. Comparto plenamente el llamamiento de Guy Ryder, director de OIT a favor de la «Prevención de las enfermedades profesionales y no centrarse solo en los accidentes laborales», ya que estas generan mucho mayor sufrimiento, perdida en horas trabajo y vidas humanas. Como señala la Organización Internacional, anualmente se producen 2,34 millones de muertes en el mundo relacionadas con el trabajo, de ellas 2,02 millones son como consecuencia de Enfermedades Profesionales. La propia Comisión Europea señala al cáncer como la primera causa de mortalidad laboral, atribuyéndole el 53% de las muertes laborales. Una guerra sangrienta y silenciada, cuyas víctimas enferman o mueren mientras buscan el sustento propio o familiar.

Datos que bien merecen una reflexión y cambio de actitud de CEOE, Gobiernos y organizaciones sindicales y sociales.

¿Y como evolucionan las enfermedades profesionales? En el 2016 aumentaron respecto al 2015 un 7,6%, hasta las 20.730, la mitad de ellas sin baja. Este pequeño incremento resulta positivo, en tanto el 70% de estas enfermedades quedan ocultas como comunes. En esa ocultación perdemos la mayoría social, ya que no se adoptan, ni requieren medidas preventivas en las empresas, la victima pierde prestaciones económicas de la Seguridad Social, y la Sanidad pública, Osakidetza en nuestro caso, corre con los gastos que les correspondería pagar a las mutuas en caso de ser declarada su causa laboral.

En muchas ocasiones, me preguntan por los centenares de miles de euros que obligamos a pagar a las empresas, tras sentencia judicial en concepto de daños y perjuicios, así como recargos por falta de medidas de seguridad a las victimas del amianto, silicosis etc. Sin duda, pagan por que incumplieron la legislación vigente de Seguridad e Higiene y la prevención de las enfermedades profesionales.

Adoptar las medidas que requería la ley, hubiera sido mucho más barato y rentable para todos, especialmente para las víctimas.

Es una lección que algunas empresas no terminan de aprender, ni preocupa a los Servicios de Prevención, en tanto no se les requiere responsabilidades.

Al parecer confían que la acción de las Mutuas o del propio INSS les libre de responsabilidad, negando lo evidente, obligando al enfermo a pelear el origen laboral de innumerables enfermedades: hipoacusias por ruido, lesiones músculo-esqueléticas, respiratorias o epidemia de cáncer profesional, entre otras, sin olvidarnos del estrés o enfermedades psicológicas generadas por la tóxica organización del trabajo.

El sindicalismo en su conjunto debe asumir que la prevención no avanza, sin la compensación y reparación del daño causado.

La responsabilidad de las empresas es ineludible, pero resulta inadmisible, que las Unidades Sanitarias de los Servicios de Prevención, callen y oculten las enfermedades detectadas en la vigilancia sanitaria anual los trabajadores/as, eludiendo la «Comunicación de sospecha de su origen laboral». Incumplir dicha obligación, es un fraude a la prevención y a la deontología médica a combatir de forma contundente.

Para terminar, es necesario fortalecer el activismo sindical por la salud laboral, luchando por visualizar las enfermedades y daños a la salud producidos en el trabajo, exigiendo la máxima compensación por la infracción preventiva, solo así lograremos que las empresas prioricen la prevención, mejorando las condiciones de trabajo.

Por último recordarte que si no luchas por defender tu salud, no esperes que otros lo hagan por tí. Al mismo tiempo, si pierdes tu salud, con seguridad perderás el empleo y con ello el más mínimo bienestar.

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