Marko Sierra, Ignacio Javier Larrañaga

Viveros de Ategorrieta-Ulia, epicentro cultural verde

Desde la década de 1880, se constituyeron viveros particulares que la creciente urbanización ha sepultado, salvo la parcela «Depósitos de Agua-Viveros de Ulia», último referente ornamental histórico público de este arrabal de la ciudad

En el principio de sus tiempos este espacio emergió como una vaguada, una más entre tantas que rodean la desembocadura del Urumea. La mayoría de ellas se pobló de robles, que fueron talándose en la medida que los terrenos se ocuparon para otros menesteres como prados, viviendas, infraestructuras, etc.

Tras el derrumbe de las murallas, Donostia precisó de un abastecimiento creciente de agua, encontrándose fuentes de calidad en la ladera norte de Ulia-Mendiola. Mediante el trazado de túneles y acueductos, hicieron desembocar aquellas aguas en el depósito de Soroborda que, en pocos años, ante el crecimiento rápido de la ciudad, resultó ser insuficiente. Ello provocó la búsqueda de nuevos manantiales (Txoritokieta), así como la construcción de un nuevo depósito, el de Buscando. Por su localización, cercana a la divisoria de Miracruz y su cota, la parcela «Depósitos de agua» fue la elegida. De esta forma, se consolidó para llevar el agua vía J. Elosegi-Santa Catalina.

Pero aquel crecimiento urbano precisó también de nuevos jardines y paseos. El embellecimiento de estos se realizó con arbolado y flora ornamental, siendo el arquitecto municipal José Goicoa el que encargó a Pierre Ducasse un presupuesto para la construcción del primer invernadero. Años más tarde, se construyeron más. Así, el agua de consumo y las plantas ornamentales convivieron en este mismo espacio.

El de Ategorrieta-Ulia no fue el único vivero de este barrio. Desde la década de 1880, a ambos lados de la Avda J. Elosegi se constituyeron viveros particulares que la creciente urbanización ha sepultado, salvo la parcela «Depósitos de Agua- Viveros de Ulia», último referente ornamental público de este arrabal de la ciudad.

En 2004, el Ayuntamiento anunció el traslado de los viveros municipales al caserío Audaritz de Altza. El motivo fue que el solar pasó a ser urbanizable, certificando el PGOU de 2010 tal posibilidad. En 2015, el Ayuntamiento aprobó inicialmente su modificación, mediante la cual se pueden construir 70 dotacionales en vez de 30 viviendas de gran stand. En 2016, se ha aprobado la provisional, (pese a los valores del lugar), de ahí que Uliako Auzo Elkartea encargara a la Sociedad de Ciencias Aranzadi un estudio sobre los valores naturales, históricos-culturales, paisajísticos, e importancia del lugar en la planificación verde de la ciudad. Un estudio multidisciplinar, que concluye:

Que en el lugar hay especies de fauna protegida por la UE, al parecer ignoradas hasta hace poco por el Ayuntamiento, lo que llevaría a una consideración como mínimo de zona verde y comparable a otros parques.

Que pese a su tamaño, existe una gran variedad de especies arbóreas y arbustivas de los cinco continentes, además de especies protegidas a nivel autonómico, con una diversidad superior, incluso a la de los parques de mayor tamaño.

Que en la trama urbana de Ategorrieta-Ulia falta un parque de barrio. Lo verde en este barrio está constituido por las zonas verdes privadas de las villas, a diferencia de lo que ocurre en la parte alta de Intxaurrondo, (con los parques de Etzieta, Montes Francos, Castelao y otros). Además, la parcela, por su tamaño y localización, cumple de manera sobresaliente con dicha planificación.

Que sus valores histórico-culturales son sobresalientes y únicos, siendo este lugar desde el que durante muchos años se ha aportado y distribuido el agua a la ciudad. Asimismo, de este vivero, partía la planta ornamental que servía para ornamentar los jardines del municipio. Que el lugar a lo largo de los años se ha adornado a modo de jardín. Hoy es un espacio multicultural, lugar de expansión, de uso y disfrute tanto de la población infantil como de la adulta. Todo ello gracias a la custodia otorgada mediante concurso público a Uliako Auzo Elkartea.

Por todo ello, se concluye que la parcela debe ser un espacio cultural verde e indivisible, donde los elementos vegetales constituyen la única base sólida de este solar verde; un espacio de vital interés para el bienestar y calidad de vida para los vecinos del entorno. Un referente cultural para toda la ciudad, único en la CAV, y según lo expuesto, un auténtico conjunto monumental totalmente ignorado.

Por ello: ¿Son estos apartamentos dotacionales, posibles en otros lugares de la ciudad, la mejor opción del Ayuntamiento para esta parcela? ¿Es así como se devuelve a estos viveros los servicios y bienes ornamentales prestados durante decenios a la ciudad? ¿Así se cuida la cuna de las plantas madre?

Precisamente, el año en el que celebramos la capital cultural europea ¿va a perder la ciudadanía de Donostia, este importante legado de la horticultura ornamental, hoy transformado de hecho en parque cultural? Conscientes del difícil momento, entendemos que la única posible despolitización pasaría por retirar del Pleno cualquier aprobación y/o moción, tanto del Gobierno como de la oposición, e iniciar un profundo periodo de reflexión.

Search