Jon Odriozola | Bergara

«No somos fachas, somos españoles»

Me contaba Antonio Álvarez-Solís que los exiliados en París desviaban el rumbo de su coche cuando veían alguna limousín de color negro con sendas banderitas españolas en la proa del auto: lo asociaban con fascismo.

Ayer se acarrearon miles y miles de españolitos y españolazos en Vía Layetana (los que tenemos memoria sabemos de la comisaría de Policía Armada allí sita donde se torturaba de lo lindo) con gritos de «Puigdemont a la cárcel»; todavía no toca decir «Puigdemont, al paredón».

Siempre que se convoca una manifestación es contra algo o alguien, pasa también con los premios literarios. Ayer era contra la mayoría independentista del pueblo catalán y su «a por ellos» dando por hecho que son «extranjeros» y se va a «tierra conquistada» a «reconquistarla».

«No somos fachas, somos españoles», ululaban quienes no gustan de que les llamen por su nombre: fascistas. Que a un comunista le llamen «comunista», pretendiendo insultarlo, lo tiene a gala y como timbre de gloria y orgullo. Los fachas, parece ser, llevan mal esto. Como azuzadores profesionales del insulto diario como el fascista Carlos Herrera, por ejemplo.

Por último, entre tanta bandera española que se veía, ¿no había ni una sola que fuera republicana? ¿Será esta una bandera «antiespañola» a fuer de ser antifascista? Ya cantaba la folklórica: «banderita tú eres roja, banderita tu eres gualda...». Ahí lo dejo.

Nota.- Por cierto, a cuenta de la «ilegalidad» del referéndum, no conozco en la historia ningún avance progresista –no digamos una Revolución, que no es el caso catalán– que haya sido «legal» desde el punto de vista del orden constituido.

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