Iulen Lizaso Aldalur I Hernani

La Europa cerrada

Ante la crisis humanitaria y el éxodo de refugiados de África a Europa, el papa Francisco pide que no se construyan más muros para impedir su llegada y se tiendan puentes para recibir a hermanos.

El muro colonial que trazó el viejo continente es el germen de todos los muros presentes y futuros. Europa construyó ese muro de desigualdad que hoy ante el pánico invasor trata de hacerlo físico.

Desenterrar la verdad de los hechos del pasado que dan “sentido” a la tragedia histórica que sufren los pueblos africanos sería el mayor homenaje y reparación a todos los que buscando supervivir, hoy posan en el fondo del Mediterráneo como semilla y germen de una naciente comunidad terrenal más humanizada.

¿No recuerdan, ingleses, las masacres de Kenia?...¿No recuerdan, franceses, lo robado de Dakar y Costa de Marfil? ¿No recuerdan, alemanes, los campos de concentración de Namibia y los cráneos del pueblo hebreo diezmado que aún conservan en el Museo de Medicina de Berlín? ¿No recuerdan, belgas, sus atrocidades en el Congo? ¿No recuerdan, portugueses, sus mortíferas excavaciones en busca del oro de Angola, sus cacerías de esclavos en Mozambique? ¿No fue la codicia europea lo que regó de tanta sangre de niños inocentes los diamantes de Sierra Leona?

En el aquí y ahora de septiembre de 2015 se escuchaba a Putin en la asamblea de la ONU: “Quiero dirigirme a quienes han provocado una situación así: ¿Se dan cuenta de lo que han hecho, de lo que hicieron los que generaron el conflicto de Oriente Medio? ”.

Siempre fue así, siempre el Mediterráneo foso de guerras sangrantes y cuna de culturas florecientes. Hoy más Madre que nunca, tiende su manto como puente de enlace universal… para un nuevo amanecer en sus albores.

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