Javier Orcajada del Castillo

Si los obispos vascos no colaboran, que no interfieran

Grupos de cristianos vascos han hecho pública una nota en relación a las declaraciones de los obispos vascos respecto al desarme de ETA diciendo que «sus manifestaciones resultan dolorosamente frustrantes y parciales y alineadas con el poder central (...). Que las palabras de los prelados no se corresponden con la gravedad y la amplitud del problema y con el sentir de la mayoría». Estos grupos piden a los obispos que «reclamen la desaparición de todas las violencias e injusticias culturales, policiales (torturas y malos tratos) y en especial la política penitenciaria (…) y que hagan autocrítica por sus silencios ante flagrantes injusticias». «Que tengan en cuenta y reconozcan todas las víctimas de un conflicto que parece que no interesa resolver». Por su parte el obispo de Donostia, Munilla, señala que el arzobispo de Bolonia, Zuppi no representa al Vaticano, y así confirma la Santa Sede que lo hace a título personal, «y para dar realce a la ceremonia». En vista del malestar que ha producido la nota conjunta de los prelados vascos y las manifestaciones personales de Munilla, el obispo de Gasteiz, Elizalde, se desmarca de la citada nota como también de la opinión expresada por el obispo de Donostia, defensor de una iglesia desprestigiada, inflexible y contraria al espíritu evangélico que proclama el Papa Francisco. Elizalde proclama en su homilía que «la iglesia quiere seguir ayudando al proceso de paz y deja claro su apoyo a todas las iniciativas y mediaciones compatibles». Respecto a la nota del Vaticano señalando que Zuppi no acudía en nombre de la iglesia, la Comunidad de San Egidio declara que su dirigente asistía como mediador de conflictos y testigo moral. Además de la presencia del pastor anglicano, Harold Good, quien estuvo presente en el 2005 en las conversaciones para que facilitar el cese de las armas en el Ulster en el conflicto entre el IRA y Gran Bretaña. Lamentablemente Munilla e Iceta son conocidos por sus opiniones muy ajustadas a los puntos de vista de los obispos del ala dura de la Conferencia Episcopal Española y están siendo cuestionados en Roma porque han llevado a la Iglesia Vasca a ser tierra de misión.

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