Resulta preocupante la insistencia de representantes institucionales del PP acerca de las ayudas sociales que perciben los inmigrantes, en este caso los magrebíes residentes en Gasteiz. A las declaraciones del alcalde de la capital alavesa al respecto, ayer se sumaron las del portavoz de ese partido en Donostia, Ramón Gómez, quien respaldó las palabras de aquel, contextualizándolas en en la realidad de Gasteiz, donde hay «bastante más inmigración, fundamentalmente magrebí», que en Donostia y asegurando que muchos gasteiztarras las comparten.

El problema de la inmigración, según ese argumento, se reduce a una cuestión cuantitativa, relativa tanto al número de inmigrantes como al de ciudadanos que no aceptan las prestaciones sociales para ese colectivo. Así, mientras solo exista un puñado de inmigrantes, pueden llegar a ser incluso un elemento poco menos que decorativo como objeto de caridad. Ciertamente, el problema de la inmigración también es cuantitativo, porque es un gran problema que millones de personas se vean abocadas a abandonar su casa y su país no por curiosidad u ocio, sino por pura necesidad debida a causas conocidas. Y ese problema no se soluciona estigmatizando a esas personas y negándoles una ayuda a la que cualquier ser humano tiene derecho, también según la legislación vigente en este Estado «civilizado». Es de suponer que en Gasteiz se cumple esa legalidad, y si no fuera así, el primer responsable de cualquier irregularidad al respecto sería el señor Maroto y no los inmigrantes.

La pretensión de sacar réditos de una preocupación de parte de la ciudadanía, derivada de la deteriorada situación económica pero basada en prejuicios y en falsedades, es una actitud absolutamente irresponsable. Ese discurso populista señalando a una minoría contribuye a alimentar esos prejuicios y falsedades. Sería exigible que ese celo ante el supuesto favoritismo hacia ciertos colectivos lo mostrasen con los grandes defraudadores sociales, esos que no defraudan para subsistir y a los que precisamente el partido de Gómez y Maroto, entre otros, tanto favorecen con sus políticas fiscales.