La política penitenciaria aísla cada vez más al PP

La semana pasada el Parlamento de Nafarroa aprobó una resolución, con el voto favorable de todos los grupos políticos salvo de PP y UPN, en la que se reclama que se resuelva la situación de los prisioneros gravemente enfermos, utilizando para ello criterios exclusivamente humanitarios. Al hilo de ese pronunciamiento ayer se conocía que todos los sindicatos navarros han expresado su apoyo a dicha resolución parlamentaria, ampliando aún más el espectro de fuerzas que la sostienen.

De lo ocurrido en torno a esta moción conviene subrayar dos cuestiones. En primer lugar, es necesario poner en valor que, frente a la política de excepción y venganza aplicada hasta ahora, la exigencia de un trato humanitario a los presos políticos continúa ganando adhesiones. Apoyos que, además, se van extendiendo desde el ámbito social –más permeable a los cambios– hacia aquellos más reticentes a modificar posiciones, como son los sindicales y políticos. Es importante que todos los sindicatos navarros hayan dado su apoyo, pero también que el PSN votara a favor, y que UPN se moviera e hiciera un intento de acordar un texto que finalmente no se pudo cerrar. El inmovilismo del PP lo empuja a una tremenda soledad. En segundo lugar, llama la atención que, en la defensa de sus posiciones, la mayoría de los grupos políticos –incluido el portavoz de UPN– rechazara que la venganza forme parte de la justicia. De este modo, los representantes institucionales aceptaban implícitamente que la actual política penitenciaria de excepción parte de una concepción vengativa que nada tiene que ver ni con la justicia ni con los derechos humanos. Las coartadas discursivas también se le van desvaneciendo al Partido Popular.

Y pese a que al PP cada vez le resulta más difícil sostener la política carcelaria, la urgencia humanitaria exige redoblar esfuerzos para que cese cuanto antes. Y para achicar todavía más el espacio y las excusas al unionismo inmovilista, con el elocuente lema de “Orain, presoak”, se celebrará la manifestación del 9 de diciembre de París.

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