Ostentación obscena de poder

La expresidenta navarra Yolanda Barcina se incorporará a Telefónica como consejera independiente del nuevo órgano ejecutivo de Telefónica Contenidos DTS. En su despedida Barcina afirmó que cuando dejara sus cargos políticos volvería a trabajar a la universidad, a su cátedra de Nutrición y Bromatología en la UPNA. Volver, en sentido estricto, ha vuelto. Para ser exactos, dos veces, aunque no precisamente para retomar su trabajo docente o investigador, sino más bien como etapa de tránsito hacia nuevos horizontes. La primera vez, durante tres semanas antes de ser nombrada presidenta. La segunda vez, tres meses por ahora, hasta que ha encontrado acomodo en una empresa que se caracteriza precisamente por tener una extensa nómina de ex altos cargos del PP.

La lista de políticos vascos que ha terminado en consejos de administración de grandes empresas es larga e incluye casos como los de Josu Jon Imaz (Repsol), Antonio Basagoiti (Santander) o el ex consejero navarro Jose Maria Aracama (Gamesa). A raíz del último escándalo protagonizado por Mikel Cabieces y Kutxabank, Mario Fernández habló de una norma no escrita según la cual los cargos públicos ligados a la lucha anti-ETA eran ayudados, a lo que eufemísticamente llamó «reciclarse profesionalmente». La impresión generalizada es que esa recolocación va más allá y se extiende a toda la clase política. Impresión que, por otra parte, ni políticos ni empresarios se esfuerzan ni siquiera en disimular, alimentando con sus actos escándalos cada vez más frecuentes.

A pesar de los cambios legislativos y del hartazgo general hacia un sistema político de una calidad democrática ínfima, las puertas giratorias continúan funcionando a pleno rendimiento. Se ha organizado una suerte de nomenclatura formada por políticos y consejeros de grandes empresas que con total impunidad y sin ninguna clase de pudor hacen una ostentación obscena de su poder y de sus privilegios.

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