Una larga tradición de lucha, nuevas estrategias y otra épica

Antes de valorar el escenario abierto en torno al desarme de ETA y el compromiso de la sociedad civil con un objetivo tan relevante, quizás sea pertinente hacer una reflexión sobre el periodismo y esta nueva fase política. Lo sucedido estos días pasados demuestra que los prejuicios y esquemas anteriores tienen limitaciones serias para entender y reflejar la realidad política vasca actual.

El viernes, en cuanto “Le Monde” publicó la noticia, las famosas 5 W’s del periodismo ya tenían respuesta. Estaba claro qué iba a pasar («what»): el desarme total de ETA. Era la sociedad civil, con cientos de personas y electos como protagonistas, quien lo iba a llevar a cabo («who»). El lugar exacto quedaba sin anunciar («where»), pero en principio será en Ipar Euskal Herria. También se sabía que iba a ser antes de las elecciones presidenciales («when»), en concreto el 8 de abril. Sobre el porqué («why») se puede discutir, pero las razones de los «artesanos por la paz» son públicas y claras.

El mismo viernes se publicaba en GARA una premonitoria entrevista con Txetx Etcheverry. Merece la pena releerla. Resumiendo mucho, Etcheverry denuncia que los Estados español y francés no han tenido voluntad de colaborar en el desarme, que prefieren que esta situación se alargue y pudra, lo que supondría bloquear peligrosamente el proceso y alejar una paz justa y duradera. Frente a esa postura, recuerda que en Ipar Euskal Herria existe un acuerdo mayoritario y transversal para avanzar en este proceso, un compromiso compartido y la conciencia ineludible de que se puede abrir un escenario beneficioso para todas las personas. También pide responsabilidad, pero sobre todo compromete la suya y la de sus compañeros y compañeras.

Entonces, llegados a este punto, ¿por qué hay medios que se inventan y difunden que la BBC publicará ese mediodía un comunicado de ETA? En su versión más sofisticada incluían geolocalizaciones de los arsenales. En fin, a las horas la cadena pública británica recogía la noticia del desarme citando a… “Le Monde”, claro.

La falta de rigor es funesta para los medios de comunicación. Sin llegar a los casos extremos de ignorancia y perversión de algunos periodistas españoles –que de puro cortesanos y belicistas a estas alturas resultan bien ridículos–, el prejuicio, el cinismo, los intereses ajenos o la desidia deberían dejarse de lado. Se irradian fácilmente, ponen en evidencia y dan nuestra peor versión.

Impulso comunitario y patrimonio común

Precisamente, este tema va de dar la mejor versión de la que seamos capaces como país. Cerrando el paso al fatalismo, asumiendo responsabilidades, arriesgando y siendo imaginativos, sacando de una situación desfavorable una oportunidad y proyectando a futuro una manera diferente de afrontar el conflicto y su resolución. Cada cual en su tono –en el caso de algunos con pasión y en otros con tediosos matices–, los representantes políticos parecen haber asumido la dimensión del reto.

El impulso sociopolítico que está detrás de este proceso de desarme tiene relación directa con el tradicional espíritu emancipador de la resistencia vasca; en su vertiente más constructiva, además. Por el contrario, nada tiene que ver con el espíritu de orden del Pacto de Ajuria Enea. La necedad de los Estados y los intereses de algunos partidos han hecho que un desarme que podría haber pasado a ser uno más en el catálogo de la denominada «industria de la paz» se convierta en un acto inédito, de un carácter político y social muy profundo. Error de cálculo. La posición débil es la de los Estados y la fortaleza política y moral es de quienes buscan la paz.

Se cumplen además las tres ideas fuerza de la estrategia de la izquierda abertzale: actuar unilateralmente en base al convencimiento en los pasos a dar, no a posibles retornos en clave de bilateralidad; dirigirse ante todo a la sociedad, a la gente, y no solo a las estructuras o a las instituciones; y cooperar con la comunidad internacional con espíritu constructivo y reforzando la posición política. Esas claves trascienden al programa partidario y tienen potencial para marcar esta fase. También se ofrece una nueva épica asociada tanto a tradición como a futuro, que no a una nostalgia paralizante.

Tal y como han subrayado los «artesanos», este logro será de todos y para todos, debe ser patrimonio del país. Como se vio ayer en Biarritz, la lección que están dando al norte del Bidasoa es reseñable. Intentemos por lo tanto, entre todos y todas, dar nuestra mejor versión.

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