ARNAITZ GORRITI

Otros diez minutos que mandan a la basura el buen trabajo realizado

Los pupilos de Sito Alonso pagaron muy caro el parcial de 22-4 encajado en el tercer cuarto. Después de dominar durante la primera mitad, los donostiarras no lograron sobreponerse a este nuevo bache [Obradoiro 71-60 Lagun Aro GBC].

Disculpen la traducción tan cruda de las palabras de Sito Alonso durante un tiempo muerto del tercer cuarto, por mucho que el de Monzón pidiera al operario de turno que alejara el mocrófono de ambiente. «¡No nos están ganando por su ataque colectivo, sino con el puto uno contra uno!» El técnico de Lagun Aro GBC debió desesperarse una vez más al ver que sus muchachos echaban por el sumidero un gran trabajo de 20 minutos -incluso 30, ya que los donostiarras se impusieron en tres de los cuatro períodos- por culpa de diez minutos inaceptables. Un parcial de 22-4 fue la cruz de un Gipuzkoa Basket incapaz de hallar la regularidad en su juego.

Esa falta de continuidad está matando a los donostiarras. Durante el primer cuarto fue Moncho Fernández el técnico que pedía parar el tiempo y ponía los puntos sobre las íes a sus jugadores: «Tenemos dos opciones: o seguir quejándonos de que nos agarran, o jugar mucho más duros». En la primera jugada donostiarra, Ibekwe recibía solo bajo el aro, logrando colgarse ante las narices de Oriol Junyent. Varios minutos después, un pésimo tiro de Jermaine Taylor -estuvo horrible el jugador nacido en Tavares, sumando un -6 de valoración- lo recogía Papamakarios, colándose por la línea de fondo para meter una canasta fácil. Con problemas, perdiendo la pelea por el rebote -26 a 21-, sufriendo ante jugadores como Andrés Rodríguez o Pumprla, pero parando en seco a Corbacho o Mejri, los donostiarras lograban llevar la iniciativa del duelo, con Woods anotando a buen ritmo -luego se frenaría- y manteniéndose en cabeza en el marcador, hasta llegar 30-35 al descanso.

Dos canastas, y punto

Pero el juego donostiarra se atascó. Corbacho apareció con un par de mortíferos triples, Pumprla y Hummel hacían daño desde la media distancia, y el ataque galaico halló la forma de hacerle daño a Gipuzkoa Basket a base de buscar por sistema a Qyntel Woods en cada acción.

Por otro lado, el ataque no conseguía compensar las taras de la retaguardia. Las famosas defensas match up que pone en práctica Moncho Fernández dejaron sin ideas a los de Sito Alonso, con la excepción de una penetración valiente de Javi Salgado y una gran canasta en el poste bajo de David Doblas, yéndose de Mejri y machacando ante el pívot tunecino.

Y punto, porque para cuando el tercer cuarto expiró, Gipuzkoa Basket caía por 52-39, después de un triple final de Corbacho. A partir de ahí, aunque Sito Alonso pidiera «un esfuerzo para encadenar tres buenas defensas», y aunque Salgado y Doblas trataran de echarse al equipo a la espalda, la imagen que ofreció Gipuzkoa Basket fue de un permanente quiero y no puedo. Una vez más, diez minutos de terror mandaban por el retrete un trabajo más que digno realizado durante 30 minutos.