El partido, disputado a partir de las 22.00 en un desangelado Anoeta con la peor entrada de su historia –menos de 10.000 personas– ha arrancado según el guión previsto, con un Oviedo cerradito en su campo aguardando a una esporádica contra, sabedor de las dificultades que tiene la Real para crear juego sin espacios para correr.

Los blanquiazules sobaban el balón de un lado a otro y han necesitado un cuarto de hora para hallar los primeros resquicios en la zaga asturiana. Primero Zurutuza y casi seguido Canales han asistido a Finnbogason, pero el islandés se ha topado en ambas ocasiones con el meta Magunazelaia.

Tras un aviso de Señe desde fuera del área que ha despejado a córner Rulli, el islandés no ha perdonado a la tercera y ha estrenado su cuenta goleadora como blanquiazul, si bien el 99% del tanto lo han cocinado entre Pardo y Hervías (1-0, m.27).

El tanto ha restado prisas a la Real, que seguía controlando el duelo a la espera de dar el golpe de gracia. Ha tenido el Oviedo, jaleado por varios centenares de seguidores en uno de los fondos, un par de ocasiones para empatar en el arranque de la segunda mitad. También ha podido repetir Finnbogason tras robar una cesión al portero, pero su control ha sido lamentable y ha regalado la bola.

Sí ha acertado pasada la hora de juego. El debutante Aritz Elustondo, que ha ocupado el lateral derecho, ha llegado hasta el pico del área, desde donde ha enganchado un potente disparo a media altura que Magunazelaia no ha podido despejar bien, y el islandés ha pescado el balón suelto para empujarlo a la red.

Daba la sensación de que la eliminatoria estaba vista para sentencia. El Oviedo en ningún momento ha bajado los brazos y ha seguido buscando al menos un gol, pero sus disparos lejanos no han podido superar a Rulli. La Real tampoco ha pisado el acelerador y los minutos han ido cayendo hasta el pitido final de Undiano Mallenco.