Dabid LAZKANOITURBURU

Fuego sectario sobre unas brasas en las que agonizan las revueltas árabes

La intervención militar, a todas luces ilegal, de Arabia Saudí en Yemen invita a pensar en clave maniquea sobre lo que ocurre en ese país. Pero por desgracia, sobre todo para los propios yemeníes, las cosas son más complejas.

Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)
Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)

Los Saud llevaban meses asistiendo impasibles al empoderamiento del país, mayoritariamente suní, por parte de la milicia chií , espoleada por Irán. Desde setiembre, cuando se lanzó al asalto de la capital, esta milicia, que había exigido sin éxito una salida al mar para sus territorios del norte, había disuelto el Parlamento y secuestrado al Gobierno transitorio. Para ello ha contado con la complicidad de los seguidores del expresidente Saleh, que seguía teniendo bajo control al Ejército. yemení

Con el Ejecutivo transitorio herido de muerte, Ryad ha decidido llegado el momento de dar un puñetazo sectario sobre la mesa y se presenta ahora como el salvador suní de Yemen. Un país que hace cuatro años se revolvió y logró derrocar a su presidente y que ha visto cómo este, en alianza con los huthíes, ha acabado con las escasas expectativas de que la transición diera algún tipo de fruto.

El fruto es para los Saud. No hay nada como jugar la carta sectaria para acabar con las revueltas populares, En Yemen, Siria, Irak... Y muchos lo saben. En Riad, Damasco, Bagdad..