Oihane LARRETXEA
DONOSTIA

Elaboran y difunden un documento de alegaciones contra el Metro de Donostia

Sin hacer ruido, Lakua ha sometido a información pública el Proyecto del Metro de Donostia. El plazo para presentar las alegaciones acaba el 3 de julio. Un ciudadano ha elaborado un documento que busca compartir y en el que recoge las razones para oponerse a las obras.

El Gobierno de Lakua no ha puesto demasiado empeño en difundir que ha sometido a información pública el Proyecto del Metro por el centro de Donostia. Tanto es así, que el plazo de los treinta días hábiles facilitados para que la ciudadanía presente las reclamaciones pertinentes expira el próximo viernes día 3 de julio.

Para informar sobre el proyecto, y facilitar la presentación de alegaciones, un miembro de la plataforma local contra el TAV de la capital guipuzcoana, ha elaborado un minucioso documento con el objetivo de que las personas interesadas lo firmen y lo entreguen a título personal.

En primer lugar, el texto lamenta que las declaraciones en febrero de 2013 de la consejera de Medio Ambiente, Ana Oregi, hayan quedado en papel mojado. Entonces, admitió que no era momento de «proyectos faraónicos». «He puesto muchas interrogantes a la pasante del Metro por el centro de Donostia –dijo–. Tenemos que sentarnos en una mesa con el Ayuntamiento, la Diputación y los ciudadanos y pensar entre todos cual es el mejor medio de transporte para Donostia». El debate ciudadano, no obstante, ha brillado por su ausencia.

Fue el Gobierno de Patxi López quien aprobó el proyecto y adjudicó las obras. Incluso llegó a balizar una zona en la avenida de Zarautz, en Benta Berri. Después, en la Cámara de Gasteiz, PNV y EH Bildu unieron sus votos para pedir al Ejecutivo Urkullu la rescisión de los contratos adjudicados –una parlamentaria jeltzale llegó a calificar la pasante subterránea de «chapuza»–, si bien, finalmente, el proyecto expuesto en la actualidad a información solo ha sufrido modificaciones puntuales respecto al original.

Puntos críticos del trazado

Como posibles alternativas para mejorar la movilidad en la ciudad, desde el 2001 y hasta el 2009, se habló de tranvía, de la extensión de los carriles bus a la comarca, del ‘tren-tram’ comarcal y del Metro, siendo este último por el que se han decantado las instituciones competentes, a la vista de los hechos.

Las alegaciones se oponen a la concepción centralizadora del trazado Lugaritz-Morlans, que se adentra bajo la playa de La Concha en un tramo de 300 metros –desde La Perla hasta el Hotel Londres– a una profundidad de 30 metros en el espacio comprendido entre la línea de bajamar y pleamar, algo que consideran «aberrante», por lo que se pide la protección de La Concha, sus aguas, el lecho marino y el subsuelo. La prohibición de esta obra se plantea de acuerdo a la Ley de Costas, que dice: «únicamente se podrá permitir la ocupación del dominio público marítimo terrestre para aquellas actividades o instalaciones que, por su naturaleza, no puedan tener otra ubicación o presten servicios necesarios».

También pone en cuestión la incidencia del trazado en el entorno urbano, donde su paso bajo las casas situadas sobre los suelos fluvio-mareales que se extienden hasta Amara supone uno de los puntos más críticos. Se han contabilizado 311 edificios como los más afectados.

Al llevar el trazado al centro de la ciudad, se cuestiona su inadaptabilidad al entorno, debido al descenso de la tapada de roca disponible. En La Concha, por ejemplo, «la rasante del Metro desciende hasta la cota -29 metros, buscando la mayor tapada de roca posible bajo los suelos arenosos que en esta zona tienen una profundidad de 12-14 metros».

El trazado también se complica en la calle Easo, donde «el recubrimiento de roca sobre la clave del túnel es de 4 metros, cuando el criterio general ha sido contar con un recubrimiento de roca de 7 m» dice el texto.