Lajla Veselica (AFP)
Njivice (Croacia)

Perforaciones en el Adriático, inquietud para el turismo en Croacia

Croacia, que atraviesa una larga crisis económica, tiene intención de explorar sus reservas de hidrocarburos en el mar Adriático pese a las preocupaciones expresadas por muchos ciudadanos en relación con el medio ambiente y el turismo, del que depende en gran medida la economía local.

Panorámica de la villa de Makarska, en la costa croata. (AFP PHOTO)
Panorámica de la villa de Makarska, en la costa croata. (AFP PHOTO)

«Este es un proyecto muy importante para Croacia», sostiene Barbara Doric, directora de la agencia estatal de hidrocarburos (AZU). «Si comenzamos a explotar las reservas suplementarias que, suponemos, existen en el Adriático, esto permitirá al país ser independiente energéticamente e, incluso, convertirse en exportador de gas», asegura Doric a AFP.

Croacia importa un 40% de sus necesidades de gas y el 80% de su consumo de petróleo.

Este ambicioso proyecto se ha visto afectado por la retirada, el pasado miércoles, de un consorcio integrado por el grupo austriaco OMV y la compañía estadounidense Marathon Oil, pero el Gobierno ha anunciado para setiembre la firma de los primeros contratos con otras compañías y el lanzamiento de otra licitación.

El consorcio austro-americano, que había obtenido las licencias para la exploración de siete bloques, se ha lamentado de las pésimas condiciones económicas. Dos permisos han sido concedidos a la compañía local INA, participada por el Gobierno croata y el gigante húngaro MOL, y otro a un consorcio constituido por las compañías italianas ENI y Medoilgas.

El Gobierno estima en mil millones de euros los beneficios anuales que podría reportarle esta explotación. Y a ello se sumaría el impacto sobre las industrias subsidiarias y la creación de empleo en un país donde el paro alcanza a un 20% de la población activa. «Los cálculos muestran que el impacto potencial podría ser de entre un 3% y un 4% del PIB», afirma Doric.

Pero el proyecto ha encontrado una fuerte oposición por parte de organizaciones locales e internacionales de defensa del medio ambiente y del sector turístico, que contribuye en un 20% al Producto Interior Bruto.

Quienes se oponen a las perforaciones afirman que los riesgos son muchos más importantes que los eventuales beneficios a largo plazo. En su opinión, esta exploración en aguas poco profundas afectará seriamente a la vida marina.

«Es imposible poner en marcha este proyecto sin provocar graves daños sobre el medio ambiente y la economía local, que está basada en el turismo y en la industria pesquera», advierte Vjeran Pirsic, que dirige la ONG Eko Kvarner.

«Estamos jugando a la ruleta rusa», lamenta, recordando que los ingresos estimados por esas exploraciones no representarían más que una quinta parte de los que genera el turismo.

Además, según las ONG, la aparición de nuevas plataformas en el horizonte desalentaría a los turistas, especialmente a quienes se embarcan para navegar en velero entre los cientos de islas que salpican las aguas croatas.

«No hay razón para el pánico, porque se trata de un proceso muy controlado», replica Barbara Doric, quien subraya que la exploración se hará respetando las normas medioambientales «más exigentes».

Croacia, que ingresó en la Unión Europea en 2013, cuenta con 4,2 millones de habitantes y cada año acoge un número de turistas que casi triplica esa cifra.

Por otra parte, el Gobierno recuerda que la extración petrolífera está en marcha desde hace décadas en las aguas territoriales italianas del Adriático. Del lado croata, la explotación de las reservas de gas también comenzó en los años 70, a lo largo de la península de Istria, donde actualmente hay una veintena de plataformas.

Pero, según las encuestas, cerca de un 52% de los croatas se oponen al proyecto.

«Los riesgos no serán mucho más grandes que los que hay ahora, puesto que las plataformas ya están ahí. Pero el país puede asegurarse una nueva fuente de ingresos», estima Nenad, de 53 años, propietario de un velero.

Nedjeljko Lesica, un pescador de Njivice, en las isla de Krk, se opone firmemente al proyecto. «Mirad esta belleza», exclama este hombre de 67 años señalando hacia las aguas cristalinas de la pequeña bahía. «Este proyecto es malo para todo el mundo. Todo estará en peligro, principalmente la pesca y el turismo, que es de lo que vivimos nosotros. Si se produce un desastre, no nos recuperaremos jamás», alerta.