Con este amarre, arranca el tendido de la nueva infraestructura, que operará Telxius (Telefónica) y que con su 6.600 kilómetros de longitud, ocho pares de fibra óptica y una capacidad de 160 Tbps, será el de mayor capacidad que jamás haya cruzado el Atlántico y también el primero que conecte Estados Unidos con el sur de Europa.

Esa capacidad le permitirá, por ejemplo, transmitir por segundo 100.000 millones de tuits o 4.000 DVD de capacidad estándar.

El cable, que unirá Sopela con Virginia Beach (EEUU) y cuya construcción está previsto que culmine en otoño, se conectará con un corredor de fibra ya existente en Europa que une con los principales centros de conexión como París, Frankfurt, Amsterdam y Londres.

En un acto institucional celebrado frente a la playa, el director de operaciones de red de Microsoft, Frank Rey, ha subrayado que esta ruta del sur asegura «una conectividad mayor y más fiable entre EEUU y Europa y más allá».

El director de operaciones de Telxius, Rafael Arranz, ha calificado de «hito histórico» el día de hoy, resultado de «muchos meses de trabajo y muchos años de estudio».

«Vamos a hacer en 24 horas lo que hemos tardado dos años en programar», ha añadido, y ha explicado que esta ruta permitirá dar acceso a los principales contenidos y data center a través de la red de Telxius en Europa.

Decenas de personas participan en los trabajos de amarre, que han comenzado con las primeras luces del día.

El cable tiene tres centímetros aproximadamente de diámetro, ya que el hilo de fibra óptica, cuyo grosor es el de un cabello, va revestido de metal y polietileno.

Elección de Sopela

La elección de esta playa se debe a que cumple con los dos requisitos básicos para este tipo de conexiones: mucha profundidad para atracar el buque cablero y una entrada suave, condiciones que curiosamente también la hacen óptima para la práctica de surf.

De hecho, en la playa se tendió hace años otro cable que unía el norte de la Península Ibérica con Gran Bretaña, que ya se ha retirado y del que se ha aprovechado ahora parte de la instalación.

Con este amarre, arranca el tendido de la nueva infraestructura, que irá sobre el lecho marino del Atlántico, que tiene una profundidad media de 4.000 metros.

Ha llevado tres semanas trasladar el cable desde la fábrica en EEUU para alcanzar el centro de mantenimiento europeo en Calais y Sopela.