Iñaki SOTO

Ya falta menos

Dicen que los festivales están de capa caída. También que la juventud es cada vez más pasiva. Dicen que el tema de los presos políticos solo les importa a sus familiares y a sus compañeros y compañeras. Dicen que la gente cada vez se implica menos en la militancia y el voluntariado, que la sociedad es cada vez más individualista. También dicen que la prensa escrita está muerta, que todos los medios son iguales y que basta con Facebook y Twitter. Dicen tantas cosas que hasta hay quien asegura que Euskal Herria no existe, que aquí no vive una sociedad diferenciada, con intereses y ambiciones concretas, con una fuerte voluntad democrática. Una sociedad que en muchos temas canta y baila a un ritmo propio, diferente.

Digan lo que digan, lo cierto es que este país y las personas que lo habitan son capaces de hacer cosas grandes, desde festivales hasta sistemas de apoyo y solidaridad mutua que nos hacen mejores como sociedad. El futuro del país está asociado al futuro de los presos, porque no habrá normalidad mientras sigan encarcelados y en condiciones infrahumanas. Habrá a quien no le importe, pero le debería importar, si no quiere ser un pobre y despiadado diablo. No nos deberíamos conformar con estar mejor en comparación con otras realidades o con otros tiempos, deberíamos abandonar toda arrogancia y ser capaces de dar lo mejor de nosotras mismas. Debemos aspirar a conformar una sociedad libre, justa y democrática. Y viva, muy viva. Depende de los que haga cada uno de nosotros, de lo que hagamos entre todas y todos.

Por eso nos sentimos tan identificados con el Hatortxu, con un festival que contiene muchas de las mejores cosas que tiene el país: compromiso, alegría, solidaridad, profesionalidad, ilusión, música y política. Por eso apostamos por el, por eso nos hemos asociado con ellos y ellas, para ser su altavoz, para servir al país. El camino hasta Lakuntza ya está siendo fecundo. La vivencia de esos días será espectacular, inolvidable, y desde GARA y NAIZ tenemos el compromiso de contarla.