NAIZ
DONOSTIA

La Diputación de Gipuzkoa busca familias de acogida para 45 menores tutelados

La Diputación de Gipuzkoa busca ahora nuevas familias para acoger en sus domicilios de modo solidario a alguno de los 45 niños, niñas y adolescentes en disposición de salir de los centros tutelados forales en donde viven, y que presentan perfiles diversos, algunos con necesidades especiales.

La diputada Maite Peña, a la derecha, junto a Purificación Urtxegi, integrante de una familia de acogida. (GIPUZKOAKO ALDUNDIA)
La diputada Maite Peña, a la derecha, junto a Purificación Urtxegi, integrante de una familia de acogida. (GIPUZKOAKO ALDUNDIA)

La diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, que ha comparecido esta mañana en rueda de prensa junto a Purificación Urtxegi, una integrante de una familia de acogida que ha contado su experiencia con Irune (11 años), ha explicado que la necesidad de familias de acogida «es continua», ya que si bien a día de hoy «356 menores viven ya en familias de acogida, lo cual es un éxito y ejemplo de la solidaridad de la sociedad guipuzcoana», actualmente hay 316 menores viviendo en los centros tutelados forales.

«De entre esos últimos hay 45 orientados en disposición de salir en cuanto encuentren familias de acogida, siempre y cuando sean consideradas adecuadas». Peña ha añadido que si bien esos niños y niñas que viven en los centros forales están «perfectamente atendidos» por los profesionales que «se vuelcan» cada día en su atención, «es imposible reemplazar el calor de un hogar». «Porque cuando tienes 3, 8 o 13 años el único lugar en el que deberías vivir es en una casa. Con una familia», ha añadido.

En lo que respecta a las características de los niños y niñas orientados a acogimiento familiar y a los tipos de familias de acogida que se necesitan, la diputada ha precisado que los perfiles son diversos. En primer lugar, hay niños pequeños (menores de 4 años) orientados con necesidades especiales que necesitan familias especialmente sensibles y, en cierta forma, especializadas. «Es decir, necesitamos familias que sean  sensibles al retraso físico y emocional que tienen estos niños, y que puedan soportar la frustración que supone que los niños estén estancados, repitan ciertas conductas, tengan las dificultades de relación o aprendizaje… En este sentido, necesitamos familias que comprendan y acepten las necesidades físicas y emocionales que tienen estos niños y desde esa posición puedan cubrir y adaptarse a su realidad».

Niños de religiones diferentes a la mayoritaria, grupos de hermanos o mayores de seis años son algunos de los que tienen más dificultad para encontrar una famlia de acogida, que en ocasiones puede ser monoparental.