Amaia Ereñaga • Conny Beyreuther
UN RECORRIDO LITERARIO Y DE PELÍCULA

Paisajes de ficción

Un lugar geográfico se nos hace cercano, incluso algo propio, gracias a los vínculos que establecemos con él. Se constituyen unas conexiones que no tienen que ver únicamente con nuestra historia personal, porque, a veces, la ficción es tan buena creadora de recuerdos como la propia vida real.

Lo empezamos como un juego, pero al final se ha convertido en un mapa trazado a vuelapluma por nuestros paisajes,  donde hemos utilizado como brújula las historias contadas en algunas de las novelas y películas localizadas o rodadas en los paisajes de Euskal Herria.. y, la verdad, al final sorprende constatar que surgen tantas variantes como bifurcaciones en el camino cuando despegamos el Google Maps de la ficción.


Amaia Salazar se aparece en el Baztan. Pasear por Elizondo después de haber leído la Trilogía del Baztan, la serie con la que la nueva «dama de la novela negra» Dolores Redondo se ha subido al top ten de las listas de ventas resulta toda una experiencia. Es sorprendente comprobar la fidelidad con la que ha retratado a este pueblo señorial, con sus casas de indiano, que no resulta –¿o sí?– tan misterioso y umbrío como en las novelas de esta donostiarra afincada en tierras navarras. “El guardián invisible” (2013), “Legado en los huesos” (2013) y “Ofrenda a la tormenta” (2014) son las tres «patas» de un fenómeno editorial –ha vendido 600.000 ejemplares y ha sido traducido a 32 idiomas– que ahora saltará al cine, con la versión de la primera entrega de la saga, dirigida por Fernando González Molina (“Tres metros sobre el cielo”) y coproducida por Atresmedia y Peter Nadermann, el productor de la saga “Milennium”. Está previsto que el rodaje, fijado para el primer trimestre de 2016, se realice en localizaciones de Elizondo, no en vano el pueblo es uno de los protagonistas de la trama. Aquí suceden los crímenes que investigará Amaia Salazar, una inspectora de homicidios de la Policía foral navarra formada en la academia de Quantico del FBI, quien regresa a su pueblo natal para investigar unas muertes en las que aparecen muchos elementos de nuestra mitología.

«Estamos asombrados, porque se dice que se lee poco, pero que haya este boom leyéndose tan poco... ¿cuando se ruede la película, qué va a ser esto?». El que habla es Juan Mari Onkiol, fotógrafo del “Diario de Noticias” para la zona, librero también por las mañanas y uno de los artífices de las visitas guiadas surgidas a raíz de la demanda de los lectores y gracias a la colaboración de la propia escritora. Aquella Semana Santa de 2013, de pronto en la localidad navarra se encontraron con que los visitantes preguntaban por los lugares citados en el libro y, a raíz de entonces, el turismo literario se ha convertido en uno de los atractivos de la zona, tradicionalmente dedicada al turismo verde. La demanda es continua, aunque solo pueden dedicarles los fines de semana y los festivos, pero «Semana Santa ha sido bestial este año». Lo cierto es que se puede seguir fielmente los pasos de la detective Amaia Salazar. «Antes de escribir los libros, estuvo aquí documentándose, pero nadie del pueblo se enteró y mira que en estos sitios se ve entre esquinas», explica.

La Ruta del Baztan engloba dos recorridos, uno corto por el casco urbano (10 euros), con paradas en el puente de Muniarte, la casa de su tía Engrasi –una casa rural con un arco precioso–, el lugar donde sitúa el obrador familiar o la comisaría –con una placa dedicada en un despacho a Amaia Salazar–... La ruta más larga (12 euros) llega hasta el cementerio y a dos lugares preciosos: el molino de Etxaide, lugar donde suelen hacer talos, y el paraje de Fuentehermosa, umbrío y tranquilo. Para acabar, una buena degustación de txantxingorris en la pastelería Malkorra... porque estos pasteles típicos de Elizondo tienen mucho que ver con los crímenes. Las citas, en www.elguardianinvisible.com y en facebook como Trilogía del Baztan.


Entre brujas y pelotaris anda la cosa. Nada menos que 21 películas, localizadas en trece escenarios, es la lista que sale, de momento, al confeccionar la “Ruta navarra del cine” que prepara el departamento de Turismo navarro, no en vano este herrialde ha acogido el rodaje de numerosas películas. Las sierras de Urbasa y Andia, la selva de Irati o las Bardenas son algunos de los muchos enclaves navarros que han aparecido en la gran pantalla en películas que van desde clásicos como “Robin y Marian” (1976, con localizaciones en Erronkari) hasta la filmografía casi al completo de Montxo Armendariz, quien ha rodado mayoritariamente  en el herrialde. El proyecto, aunque se anunció oficialmente en la feria de turismo madrileña Fitur, todavía está en un proceso de «cocina» muy incipiente y este verano, de momento, solo se acometerá la señalización y la publicación de un folleto explicativo.

En Zugarramurdi, por contra, sí que se ha «tirado» del filón del cine a la hora de incentivar el turismo, donde escenas de “Las brujas de Zugarramurdi” (2013), la película del bilbaino Álex de la Iglesia, sirven para ilustrar cómo eran aquellos akelarres por los que tantos vecinos acabaron en la hoguera. Nosotros saltamos de allí a la cercana Urdazubi, y de ahí a la preciosa Sara tras las huellas de dos grandes de nuestra literatura, como son Pedro de Agerre Axular (1556-1644) –autor de “Gero”, un texto cumbre de la literatura en euskara– y Joxe Miguel Barandiaran ( 1889-1991), el antropólogo recopilador de nuestra mitología, quien vivió en Sara durante su exilio. Camino de la costa, a las faldas del monte Larrun,  la cita es con los tópicos folclóricos incluidos en el “Ramuntcho” de Pierre Loti (1850-1923). El dandi del exotismo francés miró hacia singularidades más cercanas cuando escribió en Azkaine sobre los amores castos del joven pelotari Ramuntcho y la hermosa Gatchutcha.


Víctor Hugo no sabe de apellidos vascos. Los viajeros extranjeros que han escrito sobre Euskal Herria son incontables y lo cierto es que los libros de viajes relatando lo que veían resultan de lo más ilustrativos. Entre el siglo XVIII y el principios del XIX, la que ahora se nos antoja «exótica» Euskal Herria aparece descrita en cuadernos de viaje como los del lingüista y poeta alemán Karl Willen von Humboldt (1767-1835) –su “1801. Viaje al país de los vascos” se puede consultar en la red– o en las descripciones de autores tan célebres como Victor Marie Hugo (1802-1885). En 1843, el revolucionario y escritor más conocido del romanticismo francés recorrió la costa desde Baiona hasta Donostia y se internó luego en el interior, hasta Iruñea, planteándose por el camino si aquellas tierras «no eran Francia ni España». De aquel viaje nos queda “Les Pyrénnées” (“Los Pirineos”, en traducción publicada en su día por GARA) y también la casa Víctor Hugo, la vivienda de Pasai Donibane donde se alojó el escritor, convertida en un museo. Como otros muchos viajeros, el autor de “Los miserables” se enamoró de la idílica bahía... aunque el lugar ha cambiado, y mucho, desde aquella época.

¿Y respecto al cine? Incluimos dos extremos, ambos repletos de estereotipos, aunque de muy distinto signo, y que han sido rodados en la costa labortana y guipuzcoana. Por un lado, la visión edulcorada que da “La tierra de los vascos” (1955), un minidocumental rodado por Orson Welles para la BBC en Donibane Lohizune, Zokoa y Getaria, y que resulta una auténtica curiosidad. «No son mediterráneos, ni alpinos, magiares, celtas, germanos, semíticos, escandinavos ni arios. Nadie sabe quiénes fueron sus antepasados. Según ellos, Adán y Eva eran vascos puros. Son como los pieles rojas de América», susurra en la cinta el autor de “Ciudadano Kane”. Por otro, “Ocho apellidos vascos” (2014), la exitosa comedia de Emilio Martínez Lázaro que ironiza sobre los tópicos al contraponer a vascos y andaluces. El filme rompió todos los récords de taquilla al convertirse, con 56,2 millones de euros, en la segunda película con mayor recaudación en el Estado español detrás de “Avatar”. El tirón fue tal que el Gobierno de Gasteiz lo convirtió en una marca turística y creó la ruta “Ocho destinos vascos”, que incluía, cómo no, a Zumaia, convertida ya en un foco turístico importante gracias a la película. La segunda parte, que se está rodando ahora, discurre en Catalunya y los vascos, excepto en forma de personaje, no aparecemos mucho, a excepción de una escena rodada en Getaria.


A la búsqueda de lugares imaginarios. Si uno se va al interior de Gipuzkoa, puede intentar buscar en el valle que está bajo el monte Ernio –por Alkiza, Albiztur y, sobre todo, Asteasu–las huellas de Obaba, el pueblo de ficción creado por el escritor Bernardo Atxaga. Espejo de una Euskal Herria rural ya desaparecida, para Obaba reconoce Atxaga que se basó en muchas de las historias que escuchó durante su infancia y juventud en su Asteasu natal. Una calle en Asteasu, llamada Obaba, es, de momento, lo único «tangible».

Más lugares imaginarios: Orio, Mutriku, Zumaia, Lekeitio y Bermeo, además del plató de los estudios Miramon, han servido como «plató» para la veterana serie “Goenkale”, de ETB1, y para crear a modo de puzzle el ficticio pueblo de Arralde, donde se desarrolló la que fue la trama del culebrón más longevo y exitoso de la televisión pública vasca. También tiene vida televisiva Amoroto, una anteiglesia situada a pocos kilómetros de Lekeitio, la que, sin que le hiciera falta siquiera aparecer en pantalla, se hizo famosa de un día a otro gracias a “Vaya semanita” y a los chistes que, de forma recurrente, hacían referencia a este municipio vizcaino.


Mikel se asoma a la atalaya en Lekeitio. Cuando Mikel (Imanol Arias) mira por la ventana de la rojiza casa-palacio donde vive su madre, situada en la atalaya de Lekeitio… no ve el puerto y la bahía, como sucede en la vida real, sino la plaza del pueblo. Cosas del cine. Esta localidad de la costa de Bizkaia, además de sede de la Euskal Zine Bilera –la cita con el cine en euskara más antigua de Europa; llevan ya más de cuatro décadas en activo–, ha sido la localización elegida por más cineastas de los que uno se pueda imaginar. “La muerte de Mikel” (1984), de Imanol Uribe, es uno de los títulos emblemáticos del cine de los años 80 y, sin duda, es una película esencialmente relacionada con Lekeitio. Fue un auténtico éxito de crítica y taquilla, y recaudó más de 20 millones de pesetas de las de entonces, unos 120.000 euros, además de que supuso la consagración de Imanol Arias. Manifestaciones, cargas policiales, torturas, un entorno familiar cerrado, un pueblo que otro tanto, homosexualidad y política… La historia era rompedora: la salida del armario y muerte del farmacéutico Mikel, un militante de la izquierda abertzale que se enamora de un transformista llamado Fama (Fernando Telletxea).

No resulta difícil encontrar las localizaciones de “La muerte de Mikel” en Lekeitio. Ahí siguen la calle Bergara –en la zona de poteo se rodó la escena de la manifestación– o la iglesia –casi todo el pueblo participó como extra, entre ellos el párroco Benito Ansola (1977-2001), el promotor de los encuentros de cine–, aunque ya no están la farmacia de Mikel, porque ha cerrado sus puertas hace poco –estaba en la plaza Arranagiko zabala, cuya fuente es en realidad una pila bautismal– o la pintoresca Sanpedrope taberna del puerto. Lo cierto es que las empedradas calles de Lekeitio han servido para más rodajes de lo que pensamos, porque últimamente va a película por año. A saber: la intimista “Amaren eskuak” (2013), la versión cinematográfica de Mireia Gabilondo de la estupenda novela del mismo título de Karmele Jaio. “Fuego” (2014), el largometraje del bilbaino Luis Marías, que no dejó indiferentes a los vecinos de Lekeitio, hasta el punto de que la entonces alcaldesa, Maitane Larrauri (EH Bildu), entregó al equipo de producción un libro del estadounidense Mark Kurlansky titulado “La historia vasca del mundo”, para que se documentaran sobre otras formas de ver el conflicto. Y es que el thriller se las traía: la historia sigue el periplo del personaje encarnado por José Coronado, un ex policía que realiza su vendetta particular contra la familia del autor del atentado que mató a su mujer e hirió de gravedad a su hija. La película pasó sin pena ni gloria en su estreno en los cines en noviembre del 2014. Y a principios de este pasado mes de junio, Lekeitio regresó a la Guerra del 36 con el rodaje de “Gernika”, una coproducción dirigida por Koldo Serra que ha utilizado diferentes localizaciones en Bizkaia. La ambientación obtenida por el equipo de arte y producción del filme era realmente impresionante, con unas calles repletas de cascotes, como si Lekeitio hubiera sido bombardeada pocas horas antes. En “Gernika”, alrededor del bombardeo, se construye una historia de amor a la vieja usanza y con fondo bélico en la que conviven corresponsales de guerra, militares rusos y alemanes, gudaris y población civil.

Una curiosidad antes de «partir»hacia Urdaibai: “Las inquietudes de Shanti Andía” (1947), de Arturo Ruiz Castillo, basada en la novela del mismo título de Pío Baroja, también se rodó entre Deba y Lekeitio, aunque la localidad guipuzcoana tenía mayor protagonismo porque Deba es Lúzaro, su nombre «barojiano». Protagonizada por el galán del cine franquista Jorge Mistral y por Josita Hernán, el propio escritor hacía un cameo en el epílogo final.


Hemingway también anduvo por aquí. La Reserva de la Biosfera de Urdaibai, además de belleza salvaje, tiene un cierto «aire» literario o al menos se lo confieren sus protagonistas. El escritor Edorta Jimenez lleva unos cuantos años embarcado, literalmente, en la cooperativa Urdaibai On, un proyecto que aúna ocio y cultura. Con su embarcación realiza diferentes paseos guiados por este estuario, en el que convergen cuevas, bosques, playas y una gran biodiversidad... y donde aparecen las huellas de Ernest Hemingway (1989-1961). Autor de “Hemingway eta euskaldunak zerbitzu sekretuetan” (2003), “San Fermingway” (2004) y coautor de “Hemingway y Urdaibai” (2001), Edorta Jimenez ha seguido los pasos al detalle del periodista y escritor norteamericano, desdiciendo que sean Nafarroa en general, e Iruñea y sus sanfermines en particular, los espacios geográficos a los que únicamente se pueda incluir en nuestra particular «ruta Hemingway».

El autor de “El viejo y el mar” tejió una estrecha relación de amistad con varios vizcainos exiliados en Cuba. Eran el sacerdote Andrés Untzain o don Black, quien se haría llamar «el manager espiritual de Hemingway en Cuba», y el marino Juan Duñabeitia, el gran Sinsky. De hecho, en mayo del 37, cuando Hemingway escribía en Madrid sus crónicas de guerra, viajó con Sinsky y otros amigos, acompañado de su secretaria y la que sería luego su mujer Valery, a Busturia y Mundaka para recorrer los lugares donde vivieron sus amigos y donde estaba enterrado Untzain.

Urdaibai on, que realiza visitas tanto particulares como para grupos escolares, tiene también otro recorrido llamado Basajaun bidea (el camino de Basajaun), creado por el artista multidisciplinar Rober Garai, quien, a su vez, suele ser uno de los guías. Ubicado en Busturia, es el primer paso de un proyecto más ambicioso que busca convertirse en un recorrido por la mitología vasca. Basajaun es el primero de los mitos hecho realidad, una figura creada exclusivamente en materia vegetal y de tres metros de altura que está plantado con Anboto y Oiz al fondo, Santimamiñe en frente y con la ría de Urdaibai debajo.


Ken Follet pasea con Toti por Gasteiz. En 2002, el superventas escritor galés Ken Follet acudió a Gasteiz a ofrecer una conferencia y se quedó deslumbrado por el proyecto de rehabilitación de la catedral de Santa María. Las «tripas» y los «nervios» de esta catedral gótica habían sido sacados a la luz pública, y mostrados sin rubor ante los visitantes que podían seguir así, de primera mano, la reconstrucción del templo. “Los pilares de la tierra” (1989), uno de los grandes éxitos de Follet, relataba precisamente la construcción en la Edad Media de una catedral de este mismo periodo y su continuación, que se titularía “Un mundo sin fin” (2007), se inspiró en la experiencia y la documentación aportada por la Fundación Catedral Santa María.

Ken Follet prometió presentar “Un mundo sin fin” en la capital alavesa y cumplió su promesa. Una relación que quedó para el recuerdo en forma de una estatua hiperrealista que retrata al escritor y está colocada en la plaza de la Burullería. Por cierto, que una cadena emitió años después la versión para la televisión de la novela, que fue rodada en 2010 por la productora de Ridley Scott.

La catedral de Kingsbridge, por tanto, está inspirada directamente en la alavesa... aunque no sabemos si la nuestra fue también escenario de tantas batallas, amores, venganzas y el azote de la Peste Negra. Tal vez habría que preguntárselo a Toti Martínez de Lezea, la autora de novela histórica que encabeza invariablemente las listas de libros más vendidos entre nosotros. En “A la sombra del templo” (2008), que se puede considerar como una segunda parte de la exitosa “La calle de la judería” (2005) –una novela que ahonda en la vida de los judíos y de los judeoconversos de Gasteiz–, Toti Martínez de Lezea parte de un hecho histórico poco conocido y es que durante casi tres meses hubo un Papa en la capital alavesa. Era el cardenal Adriano de Utrecht, luego Adriano VI, gran inquisidor y co-regente de los reinos de España en nombre del emperador Carlos V, a quien, en los primeros días de enero de 1522, la noticia de su nombramiento como jefe de la Iglesia le pilló en Gasteiz. A partir de ahí, la escritora teje una historia en torno a la catedral, en la que hay muertes, amores y mucha intriga.

El proceso de rehabilitación de la catedral ha avanzado mucho en estos años, aunque todavía no ha terminado y ya ha desaparecido gran parte del andamiaje. Parte de su estructura está ya cubierta, como la nave central, pero siempre guarda alguna sorpresa. La visita resulta altamente recomendable, porque el lugar es más que un templo religioso: es un camino que nos permite transitar por nuestro pasado y conocer cómo se construía y vivía antes de nuestra época. De hecho, la catedral sigue siendo uno de los grandes atractivos de la ciudad y, si no, ahí va un dato: la pasada Semana Santa tuvieron que ofrecer 30 grupos con una media de 25 personas, diariamente, para satisfacer la alta demanda de visitas guiadas.