IÑIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Ladrillos de cristal

Como clientes a menudo descubrimos que los locales comerciales se convierten en un no lugar, en un espacio homogéneo idéntico independientemente de que se ubique en la Quinta Avenida de Nueva York, en un aeropuerto o en un casco histórico, ya que su existencia únicamente se rinde a la marca que representa. La creciente globalización del comercio y de sus marcas ha llevado a la homogeneización de las calles comerciales de todas las ciudades.

El proyecto Crystal Houses de MVRDV inició su andadura con el encargo de diseñar una tienda combinando tanto la herencia holandesa como la arquitectura internacional comercial en la calle Hooftstraat, la única calle comercial de marcas de lujo en Amsterdam. Crystal Houses combina la superficie de escaparate necesaria en los comercios actuales, mientras que mantiene el carácter arquitectónico y la individualidad, dando lugar a una tienda icónica que se espera destaque respecto del resto.

MVRDV quería hacer una representación contemporánea de los edificios originales y encontró una solución a través del uso masivo del vidrio. La fachada, casi enteramente realizada en cristal, imita el diseño original del característico ladrillo rojizo holandés. Las molduras y los detalles de las ventanas se van reproduciendo gracias al mantenimiento de la modulación del ladrillo cerámico realizado ahora en vidrio macizo. Los ladrillos de vidrio se extienden por la fachada de la planta baja para poco a poco según ascienden transformarse, mediante un pixelado sutil, en la fachada tradicional de arcilla rojiza, que ofrece su cierre a los apartamentos residenciales de los pisos superiores. Esta variación en el sentido vertical de la materia, que compone los ladrillos, hace que los pisos superiores aparenten flotar sobre la masa vítrea de la tienda.

Winy Maas, arquitecto y co-fundador de MVRDV, explicó cómo el proyecto surgió con la idea de recrear lo que se había demolido, pero con una esencia nueva. De este modo, el diseño propuesto permite la existencia de una tienda de referencia, respetando la estructura de los alrededores y aportando una innovación poética a la construcción en vidrio. En cierto modo, consiente que las marcas globales combinen su deseo imperativo de transparencia hacia sus clientes, con la identidad local y con una modernidad que respeta la herencia histórica recibida.

Pero, sin lugar a dudas, la idea del proyecto, que puede resumirse con cierta facilidad, requiere de una gran complejidad técnica para su construcción. Por este motivo, el estudio holandés trabajó en estrecha colaboración con una serie de socios para desarrollar las tecnologías que hiciesen posible la fabricación y la colocación de las piezas de vidrio. Los ladrillos de cristal macizos fueron hechos a mano, uno a uno, en Resana, cerca de Venecia. La investigación realizada por la Universidad de Tecnología de Delft, en colaboración con la empresa de ingeniería ABT y el contratista Wessels Zeist, condujo al desarrollo de soluciones estructurales y de técnicas de fabricación nuevas para la producción de un adhesivo transparente. Este adhesivo de alta resistencia fue finalmente suministrado por Delo Industrial Adhesives de Alemania y requiere de luz ultravioleta para su endurecimiento, en proceso similar al de los empastes dentales. De esta manera se logró eliminar el mortero tradicional de las juntas de ladrillo, consiguiendo un plano más neutro y continuo de vidrio.

Entre seis y diez expertos trabajaron todos los días durante un año en la obra, en un lugar más parecido a un laboratorio que a una obra de construcción al uso. Debido a la sensibilidad de los materiales se requirió de un nivel extremadamente alto de precisión y artesanía, por lo que un equipo de desarrollo técnico estuvo a pie de obra durante todo el proceso. Dado que este edificio es el primero de este tipo, tuvieron que usarse nuevos métodos y nuevas herramientas de construcción, como láseres de alta tecnología para el corte y pulido de los vidrios o lámparas ultravioletas de laboratorio, que se encendían durante segundos para asegurar el secado del adhesivo. Curiosamente también se empleó leche entera procedente de granjas holandesas que, con su escasa transparencia, demostró ser un líquido ideal para funcionar como una superficie reflectante y asegurar el nivelado de la primera capa de ladrillos.

A pesar de su aspecto y de su delicada fabricación, los ensayos de resistencia realizados por parte del equipo de la Universidad de Tecnología de Delft demostraron que el vidrio de la construcción era en muchos sentidos más fuerte que el hormigón.

Elementos reciclables. Por otro lado, el desarrollo de estos nuevos métodos de construcción ha destapado futuras posibilidades para la construcción más sostenible, con una reducción de residuos. En esencia, todos los componentes de vidrio son completamente reciclables. Los materiales de desecho del proyecto, tales como ladrillos imperfectos, fueron simplemente fundidos, moldeados y reutilizados. Este proceso también podría aplicarse a toda la fachada, que podrá ser fundida y tener una nueva vida, una vez que la construcción alcance el final de su vida útil. Las únicas excepciones a esta regla son los añadidos que garantizan la seguridad del edificio, como el zócalo de hormigón, hábilmente escondido por los arquitectos en una mezcla de materiales reflectantes y translúcidos y que fue construido para soportar la fuerza de un automóvil chocando contra el edificio durante un hipotético robo. Además, dada la complejidad de la construcción, se desarrollaron también protocolos de reparación. En caso de que en el futuro haya daños, mediante esta técnica se permitirá la sustitución de ladrillos individuales.

El proyecto Crystal Houses es en definitiva una mezcla de innovación y alta tecnología, que llamativamente busca todo lo contrario, encontrarse y respetar la esencia tradicional del lugar, su memoria y su identidad.