KOLDO LANDALUZE
CINE

Larga vida al rey Kong

En los años 30, David O'Selznick y su asistente Merian C. Cooper irrumpen en la RKO con una primera decisión que consistirá en cancelar varios proyectos y dar forma definitiva a un sueño que el segundo albergaba hacía tiempo. Lo primero que Cooper hizo fue telefonear a su viejo camarada, Ernest B. Schoedsack, con quien había realizado una serie de exitosos filmes de aventuras como “Las cuatro plumas”. De este reencuentro surgió una rememoración de viajes exóticos compartidos, párrafos subrayados de las novelas de Arthur Conan Doyle “El mundo perdido” y “La tierra que el mundo olvidó” de Edgar Rice Burroughs, y una idea que podía sonar descabellada pero no imposible. Todo ello cobró forma definitiva en una película que en el año 1933 se estrenó con el título “King Kong, la octava maravilla del mundo” y que se instaló para siempre en la retina de los espectadores.

La tentación de resucitar al gorila gigante y, por extensión, que el desdichado simio deba revivir su amor imposible, ha sido una práctica habitual en el cine. Dejando a un lado las múltiples variantes realizadas por el cine japonés –que llegó a enfrentar al mítico gorila con Godzilla, la criatura japonesa por excelencia–, la versión filmada por John Guillermin en el 76 es recordada por su muy evidente factor erótico personalizado en la imagen de Jessica Lange. Pero, sin duda, la mejor y más fiel versión del clásico del 33 es la que rodó en 2006 un Peter Jackson que, avalado por el incontestable éxito de su trilogía “El Señor de los Anillos”, pudo rendir un sentido homenaje a aquel primitivo filme en blanco y negro que le sedujo siendo niño.

Cuando todo parecía dicho en torno a esta lectura del mito de la bella y la bestia, Hollywood estrenará en marzo una nueva versión dirigida por Jordan Vogt-Roberts que lleva por título “Kong: la isla Calavera”. Protagonizada por Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, John Goodman y John C. Reilly, a Brie Larson le ha correspondido retomar el icónico rol que Fay Wray nos legó en el original. En cuanto a los elementos originales que incluye, el principal hace referencia a su ambientación, ya que la trama se desarrolla por completo en la isla olvidada que gobierna el simio gigante y su acción transcurre en los setenta, durante la guerra de Vietnam. Llegados a este punto, conviene recordar la singladura de aquel primer navío que arribó a las costas de la isla Calavera una noche de niebla. En su carta náutica topamos con la descripción de la isla diseñada por Schoedsack y Cooper para su rey Kong y que pertenece en realidad a un artículo firmado por W. Douglas Burden en torno a la isla de Wetar, en el Océano Índico, y que apareció en un ejemplar del National Geographic del año 1927: «surgiendo del mar, la isla aparecía como una vasta masa de montañas agudas y astilladas. La parte central está inexplorada, dado que las afiladas cumbres presentan una barrera infranqueable al camino del viajero».

Esta isla inquietante y el conflicto de Vietnam son reflejados en los tráilers que hemos podido visionar y en varios carteles promocionales que aluden a “Apocalypse Now”. En cuanto a sus intenciones, el director explica que ha intentado evitar dos cosas: alejarse del consabido mito de la bella y la bestia y mostrar a King Kong de forma inmediata y en estado salvaje. En este sentido, el autor de “The Kings of Summer” ha subrayado que «estoy un poco harto del concepto de película con monstruo que necesita esperar una hora o 40 minutos hasta que aparece la criatura». Otro punto curioso está relacionado precisamente con las criaturas que, además de Kong, habitan la isla Calavera, un bestiario que ha sido inspirado por los monstruos que aparecían en el filme de animación del maestro Hayao Miyazaki “La princesa Mononoke”.