MIKEL INSAUSTI
CINE

«Lucky»

Tendremos que esperar hasta diciembre para ver la actuación póstuma del gran Harry Dean Stanton, que acaba de fallecer a los 91 años de edad. “Lucky” es su definitivo testamento interpretativo, tras siete décadas de duro trabajo que le está siendo reconocido tal como se merece. Él era muy consciente de que, pese a ser tan admirado, nunca tuvo el rango estelar que sí han recibido otros de sus viejos colegas. Gracias a ello, y aunque el sueldo no lo haya reflejado a lo largo de su extensa carrera, ha alcanzado una consideración de verdadero mito del cine, que los demás no van a tener. Por eso en sus últimas declaraciones confesaba que no le importaba que le dieran el Oscar o no, pues ya se sentía pagado por el papel antológico que ha tenido la oportunidad de hacer en su última película, y por el que será recordado durante mucho tiempo.

Y este sentido homenaje solo podía venir de un compañero actor, como lo es John Carroll Lynch, quien debuta en la dirección con “Lucky”. Su ópera prima tras la cámara es un acto de amor hacia quien ha representado la quintaesencia de su oficio, a sabiendas de que jamás llegará a poseer una filmografía como la suya. Y eso que J.C. Lynch ha sido dirigido por los hermanos Coen en “Fargo” (1996), por David Fincher en “Zodiac” (2007), por Susanne Bier en “Cosas que perdimos en el fuego” (2007), por Clint Eastwood en “Gran Torino” (2009), por Martin Scorsese en “Shutter Island” o por Karyn Kusama en “The Invitation” (2015). No cabe duda de que es alguien más que digno de dirigir a Stanton en su despedida.

Además, John Carroll Lynch ha estado bien acompañado en su nueva experiencia, nada menos que por el otro Lynch. Se da la circunstancia de que el actor homenajeado venía de participar en la tercera temporada de la serie televisiva “Twin Peaks”, para la que David Lynch volvió a contar con su amigo del alma, al igual que en la anteriores temporadas o en películas como “Corazón salvaje” (1990), “Una historia verdadera” (1999) o “Inland Empire” (2006). La amistad que les unió en la vida real se extiende ahora a la pantalla, porque David Lynch es el coprotagonista de “Lucky”, encarnando a la persona más cercana al anciano del título.

El personaje que incorpora Stanton en esta película se nutre de otros que ha hecho para David Lynch y el resto de grandes cineastas con los que ha tenido relación. Así que no falta la mirada de Sam Peckinpah en representación de los westerns en los que intervino desde mediados de los años 50, como tampoco la del genial y nunca suficientemente ponderado francotirador Monte Hellman, maldito entre los malditos. Y, por supuesto, hay mucho del Wim Wenders de “Paris Texas” (1984), que es decir lo mismo que de Sam Shepard, guionista de dicha película clave. Puede que también haya algo de Bob Dylan, si bien el toque más reciente e independiente lo aporta Logan Sparks que, aparte de firmar el argumento de “Lucky”, ha dirigido a Stanton en “Sick of It All” (2017), el otro título importante que queda por estrenar. En el biopic sobre Frank Sinatra y Ava Gardner tiene un rol más bien secundario.

El viejo Lucky representa a la clase marginal que en EEUU se denomina white trash, que vendría a ser la parte más desarraigada de la población blanca. Vive en una cabaña aislada al borde del desierto y solo se cruza con personajes tan peculiares como él, interpretados por Ron Livingston, Ed Begley Jr., Tom Skerritt, Beth Grant, James Darren y el afroamericano Barry Shabaka Henley.

Al cumplir los 90 años, el protagonista siente la cercanía de la muerte y, a pesar de haber sido siempre un ateo convencido, experimenta una especie de epifanía religiosa. Seguramente porque, en medio de tanta desolación y soledad existencial, Stanton saca a relucir su lado más lánguidamente melancólico, que es el que le procura su paz interior.