Iker Bizkarguenaga
DURANGOKO AZOKA

«Veo imposible que pueda surgir una escena musical como la de los 70 y 80. Se quebró el molde, pero queda la historia y buena parte está en este recopilatorio»

Este año el stand de GARA en la Azoka expone un tesoro en forma de triple CD, un recopilatorio de las canciones que hicieron vibrar a este pueblo desde los 70 hasta finales de los 90, durante los años en que “Egin” abanderó una forma diferente de tratar la escena musical en la prensa. Y nadie mejor para hablar de ello que Pablo Cabeza, periodista y referente de los melómanos de este país.

El nombre del recopilatorio es «Bat, bi, hiru. Egin 1977-1998. Garai baten soinu banda». Ese «Bat, bi, hiru» le resultará evocador, ¿no?

Lo es. Creo que es un recopilatorio que tiene unos cuantos guiños y ese podría ser uno de ellos. No puede representar al todo porque fue la cabecera de unas páginas musicales de “Egin” en el periodo del 85 hasta el cierre del periódico, y que creo que fueron importantes para dinamizar toda la escena musical de esa época. “Bat, bi, hiru” se mimetizaba con lo que ocurría en la calle, con los activistas, con todo lo alternativo, con los inquietos..., porque desde esa esfera se dinamitaba la quietud, la indolencia, la falta de circuitos. Se denunciaba la pasividad, la resistencia a romper esquemas y crear, y se visualizaba una escena que siempre creímos pujante, necesaria y con capacidad para cambiar los esquemas anquilosados, sociales y musicales. Y se consiguieron muchas metas, dejó más hechos y sedimentos que el punk-rock británico. El presente no sería tal cual sin el intenso trabajo de concienciación y de calle de ese periodo, que llevó la música a los festivales, salas y plazas donde nunca había recalado el rock. Toda la actividad de hoy en día, la excelente disposición de locales, el paraíso que tenemos, deviene de ese esfuerzo. El proceso evolutivo se aceleró treinta años.

Un recopilatorio implica elegir y, en este caso ,esa parece una empresa complicada... ¿Cuál ha sido el criterio para seleccionar las canciones?

Serio, pero relajado. Complicado y complicado, sin alternativa. En general son canciones representativas por lo que significaron tanto por los textos como por la serenidad o turbulencia de la interpretación. En ocasiones es el himno del grupo; en otra, una canción más escondida. Si todo hubiese sido lo más evidente el recopilatorio también lo sería, por lo que en algún caso se ha optado por elegir un título menos conocido. No obstante, y en general, los tres cedés muestran las canciones más populares de cada artista o de las más emocionales. Pero, sí, un poco quebradero de cabeza.

Hablamos de 21 años pero realmente son tres décadas las que se abordan en este trabajo –70, 80 y 90–, caracterizadas además por una situación de ebullición política y social... ¿Cultural y musicalmente ese espacio temporal fue también así de movido? ¿Cree que es un periodo irrepetible?

Veo imposible que pueda surgir una escena musical ni como la de los 70 ni como la de los 80. Ese hervir, ese bullicio, la lucha, la transgresión, el conflicto político y social no va a ser el mismo. La inmediatez con la que se creaba tampoco. Había tanta hambre que todo era creatividad, aunque fuese simple, de dos acordes. Esa actitud quedó fruncida a esa época. Los 90 se siguen pareciendo a la actualidad. De otra parte, musicalmente se ha mejorado mucho en detrimento de la actitud, de la rabia. Todo es más cómodo, al alcance de la mano. El número de espacios para tocar en directo más las fiestas es exponencial respecto a los 70 o los 80. Pero la vivacidad de aquel periodo, las ganas de ruptura, el contagio creativo no se va a repetir. Se quebró el molde. Queda la historia, y buena parte está en este “Bat, bi, hiru”.

Probablemente en este país hay bastante gente que conozca de memoria muchas de las canciones seleccionadas, ¿puede decirse que es, en cierta medida, la banda sonora de la historia reciente de Euskal Herria?

No lo dudes. Es un triple que está en la memoria de todos los que vivieron esos años e incluso de los más jóvenes, los de hoy, músicos y oyentes que continúan mirando al punk-rock de los 80 con admiración. Un suceso que no extraña, pues se compusieron decenas y decenas de himnos. La gente estaba inspirada aún con sus escasos conocimientos musicales.

La explosión creativa de los 80 constituye quizá la etapa más conocida, incluso fuera de aquí. ¿Cómo está representada en este triple trabajo?

Es la más intensa, son prácticamente dos cedés. Es normal que alguien eche en falta a tal o tal grupo. Pretender compilarlo todo es imposible, al margen de la complejidad de “pelear” con los derechos de las editoriales, las discográficas o localizar a alguien que pueda representar legalmente al grupo. No nos hemos tomado ninguna “libertad”. Creemos que, sin estar todos, es un dibujo bastante completo de los 80.

También hay canciones, anteriores a esa época, que han sido entonadas por varias generaciones y que se han convertido en clásicas. ¿Cómo suena, por ejemplo, «Kapitalismoak dakarren» en 2017?

Se entiende que el punk-rock, reggae, ska, rockerío... de los 80 representaba en sí una ruptura con el pasado, con los asentados. Tal y como se enviaba el mensaje desde Gran Bretaña: no a las viejas glorias. Pero sosegado el tiempo y matado el nervio, nuestros setenta no fueron como los de Gran Bretaña o EEUU. Aquí no había supergrupos ni bandas o solistas con unas discografías inmensas y cuentas corrientes impresionantes. Había militantes político-sociales, solistas y grupos, una lucha contra el franquismo, no tan lejano, la Transición, el ahogamiento del euskara... Los 70 de “Bat, bi, hiru” representan esa lucha y, a la par, artistas que apostaron por un folk-rock que hoy es actualidad de nuevo internacionalmente. “Kapitalismoa dakarren”... qué curioso, o no tanto, pero la letra no ha perdido ni un gramo de vigencia, y musicalmente, aunque suena “viejuna” en sus arreglos y forma de interpretar es un himno.

«Egin 1977-1998»... Ese diario, cerrado «manu militari», ¿fue precursor en el tratamiento del espacio musical vasco?

“Egin” tuvo una sensibilidad con la música como creo que no tuvo ningún otro medio de comunicación. No digo que no hubiese otras experiencias, sino que “Egin” apostó con más fuerza y tesón. Ningún medio de comunicación se enteró de la fuerza del punk-rock o del RRV hasta que fue un hecho incuestionable, incluso lo esquivaron. “Egin” no, su apuesta fue generosa, total, o lo total que se puede ser en un medio no especializado. Fue el referente. Su lista de conciertos era la “guía oficial” del fin de semana. Pero no era solo una lista de conciertos, era más, era la interrelación de toda Euskal Herria. Y GARA mantiene asimismo ese compromiso desde el primer momento.

También en el stand de GARA...

«Ipar Euskal Herria en imágenes, siglo XXI»

Se trata de un fascinante recorrido fotográfico por la historia de Ipar Euskal Herria durante el siglo XXI: los cambios sociales, el paisaje, los personajes, las guerras, la ocupación nazi y la resistencia, los estilos de vida, la política, la economía, la cultura, las costumbres, la modernidad... a través de imágenes y su contexto histórico.

• Edición trilingüe: Euskara, castellano y francés.

• Dos volúmenes: “Vida entre guerras (1901-1940)” y “De la sombra a la luz (1940-2000)”.

• Autores: Iñaki Lekuona y Juantxo Egaña.

• Coedición: Astero y Mediabask.

• Precio: 18 euros / vol.

 

«Ikuska: Ezina ekinez egina.

Los cimientos para una cinematrografía vasca»

Entre 1979 y 1984, un grupo de directores vascos, bajo la coordinación de Antxon Ezeiza, realizan una radiografía de la Euskal Herria del momento: la legendaria serie documental en euskara “Ikuska”, los cimientos de la cinematografía vasca. Un documento imprescindible para comprender un época y la actualidad.

• Contenido: Formato USB (libro + 21 documentales).

• Edición: EKHE y GARA.

• Precio: 14 euros.