GARA
PARÍS

El análisis del audio de la caja negra constata que no hubo explosión

Los investigadores trabajaban ayer en las grabaciones de voz extraídas de la caja negra recuperada en la zona de los Alpes franceses en la que se estrelló el Airbus de la compañía Germanwings mientras los equipos de rescate trataban de hallar la segunda entre los restos esparcidos en un radio de 500 metros y recuperaban los primeros cadáveres.

Las labores de rescate en las que participan alrededor de 600 efectivos quedaron suspendidas ayer con la caída de la noche, después de una dura jornada en la que se recuperaron los primeros cadáveres, aunque el proceso de identificación de los 150 fallecidos de una veintena de nacionalidades podría prolongarse durante semanas, y los investigadores analizaban el «archivo de audio utilizable» extraído de la caja negra hallada. Los equipos de rescate trataban de encontrar la segunda caja negra del Airbus de la com- pañía Germanwings estrellado el martes en los Alpes franceses, la que contiene los parámetros de vuelo, para cotejarlos con el sonido ambiente y las voces en cabina y poder determinar las causas del siniestro. En cualquier caso, las primeras concusiones fiables pueden tardar semanas o meses.

El director de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) francesa, Rémi Jouty, señaló que «tenemos el sonido y las voces de todo el vuelo, hasta el impacto», lo que descarta una explosión en pleno trayecto. La única certeza es que «el avión voló hasta el final». No quiso entrar en hipótesis, pero afirmó que los restos tan pequeños del aparato estrellado –el más grande, del tamaño del capó de un coche– «no son característicos de una explosión en vuelo». También descartó que la meteorología causara el accidente y apuntó que «no parece que haya habido una parada de motor».

Los investigadores se centran en saber «el motivo que llevó al avión a descender y por qué no respondió a los intentos de contacto de los controladores aéreos», agregó.

Descenso controlado

Jouty explicó que «la curva de a trayectoria es compatible con la de un avión controlado por pilotos, con la excepción de que no imaginamos que los pilotos puedan conscientemente enviar un avión hacia la montaña», y añadió con que esa curva también es compatible con la podría trazar un piloto automático.

Pilotos, controladores y expertos coincidían en que podía haberse tratado de una despresurización en la cabina, un problema que obliga a los pilotos a descender con rapidez a una altitud de 3.000 metros para poder respirar, ya que en caso de no lograrlo en poco tiempo pueden quedar inconscientes. Eso explicaría que no hubiera habido respuesta desde el Airbus. El aparato cayó de los 38.000 a los 6.000 pies en ocho minutos, a unos 900-1.200 metros por minuto, comparable a un vuelo de aproximación.

Berlín insistió en pedir que cesen las especulaciones sobre las causas, que el presidente francés, François Hollande, garantizó al jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, y a la canciller alemana, Angela Merkel, que se acabarán sabiendo. Los tres líderes europeos se desplazaron hasta los Alpes franceses.

La carcasa de la segunda caja negra fue descubierta ayer, pero no su contenido, entre los restos diseminados en un radio de 500 metros en la zona del impacto, una zona escarpada de muy difícil acceso a 2.000 metros de altitud, donde parte de los motores seguían humeando.

El presidente de Lufthansa, la matriz de la aerolínea de bajo coste propietaria del avión siniestrado, Carsten Spohr, señaló en Fráncfort que el accidente es «inexplicable» y aseguró que el aparato estaba técnicamente en un estado «impecable».

Autobuses y avión

Lufthansa ha puesto autobuses y un avión para los familiares que deseen acudir al lugar en el que han perdido a sus seres queridos, donde se ha habilitado un centro de atención.

Los homenajes y minutos de silencio se multiplicaron ayer.