Itziar Ziga
Activista feminista

«Summer (feminicida) time»

Prosigue este tórrido verano, tan atrozmente feminicida. Y la noticia de otra mujer asesinada vuelve a socavar nuestra herida abierta. A quienes nos hemos enclavado contra la violencia machista, porque más allá me temo que no se puede, nos rabia y nos duele, nos rabia y nos duele. Pero me niego a frustrarme con todas mis fuerzas. Con toda mi vida. Con todo mi feminismo. Y propongo:

1. No verlas sólo como muertas, no reducirlas a víctimas. No fundir irremediablemente sus nombres ni sus caras con la tragedia. El miedo a esa amenaza estructural que es la violencia machista nos socializa como mujeres, nos sitúa en esa subalternidad que es patriarcalmente nuestro sitio. Ese lugar de dominadas que llevamos décadas desalojando y que, ni en los tiempos más oscuros, hemos terminado de aceptar del todo. No arrojar sobre ellas esa sombra revictimizante que nos alcanza a todas. Porque si sólo nos duelen, entonces, nos habrán ganado.

2. Recordar que casi todos los machos que acaban matando a las que consideran sus mujeres, lo hacen cuando ellas les abandonan. De alguna manera, tanto asesinato feminicida evidencia la reacción de un orden heteropatriarcal que se resiste a ser derrocado. Detrás de todas ellas hay una historia de liberación.

3. Respirar hondo y seguir ensanchando la posibilidad de alcanzar vidas libres de violencia desde la acción feminista positiva. Desmontando el amor romántico, ese pegamento mágico en el que somos adoctrinadas masivamente las mujeres y que nos dificulta tanto poner fin a una relación de pareja, sobre todo si es dañina. Dotándonos de más recursos que posibiliten la recuperación emocional de aquellas que hemos sufrido maltrato dentro del vínculo. Apuntalando públicamente qué es y cómo se perpetúa la violencia machista y desenmascarando sus nuevas estrategias.

4. Sinceramente, hermanas, a mí los pasamontañas, los palos, las antorchas y jugar a que el miedo cambie de bando, no creo que nos ayude en nada. Más bien al contrario.